¿Es realista esperar que en el futuro todo sea entregado por drones?

En la semana Amazon ganó titulares en medios por el ardid publicitario acerca de la primera entrega exitosa (y real) hecha por un drone en Reino Unido. Las reacciones van desde emoción hacía un futuro de entregas rápidas por medio de un pequeño robot hasta el miedo acerca del reemplazo del trabajo humano por máquinas. Lo cierto, de acuerdo a los hechos, es que el programa oficialmente está en estado beta y se ocupan condiciones especiales para que el drone realice la entrega.

El gran pero es que los envíos necesitan ser de día para el correcto funcionamiento del dispositivo, el cuál es guiado por GPS. Este proyecto cuenta con un permiso especial de las autoridades inglesas y en el futuro cercano será expandido sólo a docenas de compradores en una fase de prueba privada. Así que todavía faltan algunos años para que sea algo comercialmente viable o aplicable. Otro asterisco es que el paquete (un dispositivo de streaming y palomitas) fue entregado en una zona rural, estando pendiente todavía valorar lo práctico de esta forma de reparto en zonas más caóticas.

Uber es otra empresa que busca volcarse al tema de los drones, pero en forma de autos que se conduzcan solos. La compañía de transporte bajo demanda ha invertido millones de dólares en tecnologías para conducción autónoma, asunto que éticamente ha sido criticado debido a que actualmente depende de miles de choferes humanos que invierten su tiempo y vehículos en ser parte de Uber.

Esta semana, un auto autónomo de Uber en período de prueba se cruzó una luz roja en San Francisco pero Uber [irónicamente] ha echado la culpa a un error humano.

Falta tiempo para Skynet.

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