Por primera vez usan la nueva técnica de edición genética en humanos

En Tercera Vía hemos seguido los avances más importantes en materia de biología sintética, desde la aparición de la técnica de edición genética llamada CRISPR-Cas9. Nombre que recibe la novedosa herramienta de edición de genomas desarrollada por las científicas Jennifer Doudna y Emmanuelle Charpentier en 2012 y que sigue mejorándose rápidamente con la intención de aplicarse en distintas áreas.

A pesar de las restricciones que se tienen en algunos países, en cuanto a la aplicación de la técnica (ya que como toda herramienta que manipula el material genético, es susceptible de afectar entornos complejos en sistemas abiertos), un grupo chino se ha convertido en el primero en inyectarle a una persona células que contienen genes editados utilizando esta revolucionaria técnica.

El 28 de octubre, un equipo dirigido por el oncólogo Lu You de la Universidad de Sichuan, en Chengdu, introdujo las células modificadas a un paciente con cáncer de pulmón agresivo como parte de un ensayo clínico en el West China Hospital, también en Chengdu.

Ensayos clínicos anteriores que usaron células editadas con una técnica diferente emocionaron a los médicos clínicos. La introducción de CRISPR, que es más simple y más eficiente que otras técnicas, probablemente acelerará la carrera para introducir células genéticamente editadas en práctica clínica en todo el mundo, dice Carl June, especialista en inmunoterapia en la Universidad de Pensilvania en Filadelfia y quien dirigió uno de los estudios anteriores.

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June es el asesor científico de un estudio estadounidense ya planeado que usará CRISPR para dirigirse hacia tres genes en las células de los participantes, con el objetivo de tratar varios tipos de cáncer. Él espera que el ensayo comience a principios de 2017. Por su parte, en marzo de 2017, un grupo de la Universidad de Pekín espera iniciar tres ensayos clínicos utilizando CRISPR contra cánceres de la vejiga, la próstata y de células renales. Esos ensayos aún no tienen aprobación o financiación.

Proteína en la mira

El estudio de Lu recibió la aprobación ética de una junta de revisión del hospital en julio. Las inyecciones en los participantes debían comenzar en agosto, pero la fecha fue rechazada, dice Lu, porque el cultivo y la amplificación de las células tardaron más de lo esperado y luego el equipo se topó con las festividades de octubre de China.

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Los investigadores extrajeron células inmunitarias de la sangre del receptor y luego inhabilitaron un gen en ellas utilizando CRISPR-Cas9, que combina una enzima de corte de ADN con una guía molecular que puede programarse para indicarle a la enzima dónde cortar. El gen deshabilitado codifica la proteína PD-1, que normalmente frena la respuesta inmune de una célula: los cánceres se aprovechan de esa función para poder proliferar.

El equipo de Lu entonces cultivó las células editadas, aumentando su número, y las inyectó de nuevo al paciente que tiene cáncer de pulmón de células no pequeñas metastásico. La esperanza es que, sin PD-1, las células editadas atacarán y derrotarán al cáncer.

Seguridad primero

Lu dice que el tratamiento transcurrió sin problemas y que el participante recibirá una segunda inyección, pero se negó a dar detalles debido a la confidencialidad del paciente. El equipo planea tratar a un total de diez personas, que recibirán dos, tres o cuatro inyecciones. Es principalmente un ensayo de seguridad y los participantes serán monitoreados durante seis meses para determinar si las inyecciones están causando efectos adversos graves. El equipo de Lu también los vigilará más allá de ese tiempo para ver si parecen beneficiarse del tratamiento.

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Otros oncólogos están entusiasmados con la entrada de CRISPR en la escena del cáncer. “La tecnología para poder hacer esto es increíble”, dice Naiyer Rizvi del Centro Médico de la Universidad de Columbia en la ciudad de Nueva York. Antonio Russo, de la Universidad de Palermo, en Italia, señala que los anticuerpos que neutralizan la PD-1 han resultado ser un buen freno para el cáncer de pulmón, lo que augura un buen resultado para el ataque de la proteína con la técnica CRISPR. “Es una estrategia emocionante”, dice. “La base es fuerte”.

Pero Rizvi cuestiona si este ensayo en particular tendrá éxito. El proceso de extracción, modificación genética y multiplicación de células es “una empresa enorme y no muy escalable”, dice. “A menos que muestre una gran ganancia en la eficacia, será difícil justificar seguir adelante”.  Él duda que llegue a ser mejor al uso de anticuerpos, que pueden ampliarse a cantidades ilimitadas en el uso clínico. Lu dice que esta cuestión está siendo evaluada en el ensayo, pero que es demasiado pronto para decir cuál enfoque es mejor.

“Creo que esto va a desencadenar al ‘Sputnik 2.0’, un duelo biomédico sobre el progreso entre China y Estados Unidos, lo cual es importante ya que la competencia normalmente mejora el producto final”.- Carl June

La visión de June ilustra lo que sucede en general con la investigación científica, que por lo regular está supeditada a estructuras que caminan primordialmente con la consigna de capitalizar económicamente sus avances, lo que genera competencia en lugar de colaboración. Pero manipular la vida desde sus mecanismos genéticos es cosa seria y es preocupante que los investigadores pioneros se miren como una secuela de la guerra científica entre potencias internacionales, que a pesar de haber logrado avances asombrosos también es responsable de múltiples problemas sociales, económicos y sobre todo ambientales a nivel global.

Independientemente de esta investigación y el debate que está generando, no podemos perder de vista que la manipulación genética tiene implicaciones éticas importantes y que la regulación en la aplicación de esta técnica en cualquier área debe someterse a rigurosos debates internacionales. En tanto científicos, no podemos seguir caminando con la contradictoria lógica de resolver en el futuro lo que deterioramos hoy al aplicar la ciencia sin comprender la complejidad de los entornos que manipulamos.

Con información de Scientific American y Agencia ID | Notas del Proyecto ALTERIUS


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  1. […] un par de años, apuntábamos los problema bioéticos que surgían con el uso de las nuevas técnicas de modificación genética. Más allá de señalar […]