Homenaje a Miguel Guardia: 60 años de “El retorno”: un canto heroico por los desesperados.

El libro El Retorno y otros poemas (Ediciones de la Revista Bellas Artes, 1956) del poeta Miguel Guardia (1924-1982) cumple 60 años de su primera edición.

Ubicado por la crítica como parte de la generación de los años cincuenta —junto a escritores como Rubén Bonifaz Nuño, Rosario Castellanos, Jaime Sabines y Jaime García Terrés—  Miguel Guardia creó una valiosa obra poética compuesta por los libros: El retorno y otros poemas, Palabra de Amor (1966), 13 cuartillas (1967), Solo, vine a despedirme (1969) y Atentamente (1977).  Pero es, sin lugar a dudas, El retorno y otros poemas su libro más destacado por la fuerza de los versos que contiene.

El primer poema con el que inicia el libro “El retorno”   —que da el nombre al libro— es una de las altas cimas de la poesía mexicana. A decir de los críticos, este poema engendra toda la tristeza, la amargura y la desesperanza del ser humano frente a una sociedad abismada en el tedio y el individualismo. Es un canto lleno de ira y decepción en donde interpela a los desesperados y a los que creen “que todo está perdido de antemano”.   

La editorial Malpaís ha rescatado este libro del olvido publicándolo en su colección Archivo Negro de la Poesía Mexicana. El día de mañana (miércoles 5 de octubre) se llevará a cabo un homenaje por la publicación de su primera edición, en donde participarán los críticos especialistas en la obra del autor: Jocelyn MartínezAldo Rosales Velázquez y Emiliano De la Rosa; en compañía del editor Iván Cruz Osorio. En este evento se dará lectura a diversos poemas de este notable poemario, además se exhibirán varias primeras ediciones de los libros de este autor, y quienes asistan podrán adquirir la reedición del Retorno y otros poemas, así como otros libros del catálogo de Malpaís. La cita es el café-bar Las hormigas en la Casa del Poeta Ramón López Velarde, en la colonia Roma, en punto de las 19 hrs.

A continuación presentamos un fragmento del poema “El Retorno”:
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El Retorno

Hoy para hablarte me he quedado solo;

cerré para estar solo todas las ventanas,

el ojo alegre de las cerraduras

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y los libros y las puertas. Y todo lo he cerrado.

 

Nomás los labios no, ni estas atormentadas

palabras que irán naciendo de mis labios a oscuras.

 

Es muy verdad que yo hubiera querido hablarte,

como antaño, del amor y las cosas que nos unen;

hubiera querido decirte largamente

que te quiero, que me gusta que me sigan tus ojos,

que no hay suavidad como la de tus manos,

pero hace afuera un aire erizado de gritos,

¿comprendes?,


pero algo trágico está sucediendo allá afuera,

y yo no lo sabía.

 

Mira: sólo el amor no basta;


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tampoco basta con querer que nuestros hijos

sean los más hermosos o los más inteligentes,

porque ahora sé que en ellos le daremos al mundo,

únicamente, más carne para el dolor,

otro recinto de amarguras,

otra enturbiada fuente de lamentos;

ni siquiera bastaría que tú y yo y nuestros hijos

fuéramos a detener a todos los que pasan,

para preguntarles, con un gesto amistoso,

por qué están desesperados, por qué gritan así,

por qué llevan la vida como la más estúpida,

la más innoble o la más feroz de las tareas.

 

Nadie me escucharía, ¿sabes?,

creo que nadie nos escucharía.

Y tendrías también que sentir lo que yo, ahora:

aquí encerrado tengo la certeza

de que si cogiera el teléfono y llamara,

y llamara, y llamara hasta morir de sed y hambre,

todos los números contestarían ocupados.

 

Podría también abrir las ventanas y gritar;

gritar por la mañana, por la tarde, por la noche;

aullar, gritar hasta que todo el mundo se despertara

destrozarme gritando y gritarles y gritarles.

Pero para hacer eso es necesario ser heroico,

y yo no soy más que un hombre con el corazón desgarrado

y convencido de que ya no existen los héroes,

de que nadie mueve un dedo para salvar a nadie:

todos están cuidando sus pedazos de pan duro,

cepillando con agua su único traje

para evitar que se vea pardo,

pensando en una hermosa mujer que se entregara gratis.

 

Los héroes…

(Cuando llegues a estas dos últimas palabras,

los héroes,

te ruego que las digas con una voz cuidadosa,

como si anunciaras a alguien la muerte de sus

padres.)…

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