Robots: ¿Amigos o enemigos de la especie humana?
La tecnología irrumpe en el empleo haciendo que algunas habilidades sean obsoletas. Esto sucede en todo el planeta. Las crisis económicas, los ajustes, las reducciones de personal de las empresas y la pérdida de capacitación para la tarea requerida suelen ser factores que pueden poner en riesgo miles de puestos de trabajo en diferentes áreas de la economía.
La clase trabajadora mundial deberá preocuparse de que su puesto no lo ocupe un robot en el futuro cercano, ya que según la Federación Internacional de Robótica, se estima que entre el 2015 y 2018 serán 1,3 millones los robots industriales instalados en fábricas de todo el mundo. En diferentes países podrían reemplazarse hasta el 85% de los empleos manufactureros por máquinas.
América Latina sigue esta tendencia.
En México, entre 2014 y 2015 las órdenes de estos aparatos se triplicó a más de seis mil unidades, según la Asociación Industrial Robótica. Brasil duplicará su capacidad instalada entre 2014 y 2018, según la Federación Internacional de Robótica (IFR por sus siglas en inglés). La región crece en uso de estas tecnologías, especialmente entre los más industrializados. La pregunta es si esos robots en las fábricas se traducirá en pérdidas de puestos de trabajo.
Y las proyecciones de la IFR no son auspiciosas a ese respecto. Lxs trabajadorxs industriales de Estados Unidos y de Etiopía son los que tienen más probabilidades de perder su empleo y ser reemplazados por un robot, ya que se calcula que el 85% de los puestos pueden sustituirse por máquinas. En China, el porcentaje de empleadxs susceptibles de ser reemplazados por robots es del 77% y en Tailandia e India, el 72 y el 69%, respectivamente. En Sudáfrica y Argentina, ese porcentaje baja al 67 y 65% y en el Reino Unido es de sólo el 35%.
Respecto de cuáles son las industrias donde hay más peligro para el empleo, la automotriz es la que más robots implementó en los últimos años, donde se pasó de más de 60.000 unidades suministradas en 2012 a casi 100.000 en 2014. En este sector, México verá más automatización con acceso a la tecnología de Estados Unidos y gracias a una población educada, capaz de sacar provecho a estas máquinas, según la Asociación Industrial Robótica.
El riesgo de pérdida de empleo se extiende, primero, a puestos de menor remuneración. Hay un 83% de probabilidad que un empleado con un salario inferior a los 20 dólares por hora sea reemplazado por una máquina, según un informe de la Casa Blanca. Para alguien que gana el doble, la probabilidad es de 31% y para alguien cobrando más de 40 dólares la hora, ese riesgo baja al 4% para los próximos años. Vemos así que la brecha socio-económica tiene implicaciones también en este fenómeno.
Sin embargo, el peligro también está en funciones que toman muchos años de entrenamiento y gozan de compensaciones altas, como algunos sectores de la abogacía y la salud; por ejemplo, Aesynt comercializa el ROBOT-Rx, una máquina que vende medicinas de prescripción automáticamente, reemplazando al farmacéutico;Watson de IBM, también diagnostica cáncer de pulmón con casi el doble de precisión que lxs médicxs; y ROSS, una tecnología que hace investigación de precedentes legales -una tarea para abogadxs, ya trabaja para el bufete legal estadounidense BakerHostetler, según un informe del Washington Post. La empresa ostenta más de 900 abogados y un siglo de historia, en su página web.
Pero lo verdaderamente grave es vivir en una sociedad que ha perdido el amor por los oficios. La especialización nos ha convertido en seres esencialmente inútiles, incapaces de resolver problemas de diversa naturaleza y que por lo mismo somos fácilmente sustituibles por las máquinas. Entramos así a un presente que luce tétrico y que sólo pudo darse desde el sistema económico actual, donde la especie humana, ya vistos como un mero recurso desde la irrupción del neoliberalismo, son igualmente desechables junto a su entorno.
Ahora necesitamos respuestas para confrontar este escenario, las posturas primitivistas no parecen ser una buena opción para una población tan grande como la nuestra, a menos que aceptemos los modelos que construyen pequeñas burbujas de autonomía dentro del desastre global. Sin duda, las respuestas deben ser comunitarias pero no hay que perder de vista que hoy tenemos la capacidad de apropiarnos de estas tecnologías y utilizarlas para emanciparnos del sistema de producción global. El movimiento Open Science, junto al hardware y software libre, hace posible una simbiósis entre máquinas y humanxs, que en lugar de sustituirnos nos represente una verdadera herramienta de apoyo (algo que sólo puede lograrse fuera de los códigos de la acumulación capitalista).
Vistos desde esta perspectiva los robots no deberían presentar un peligro inminente, sino serían considerados aliados en la solución de algunos de nuestros problemas actuales y futuros (sólo por poner un ejemplo, el proyecto abierto del MIT “Open Agriculture”, nos muestra como la crisis ambiental podría resolverse si rediseñamos el sistema de producción alimentaria utilizando tecnología avanzada) e independientemente de nuestra posición al respecto, el hecho es que el desarrollo de la robótica por ahora luce imparable y parece indispensable adentrarse a ese mundo para entenderlo y definir nuestra postura con responsabilidad.
Con información del Proyecto ALTERIUS