Octobot: Crean el primer robot de cuerpo blando
En Tercera Vía hemos seguido de cerca el extraordinario desarrollo de la robótica, como la quimera raya-robot, el contacto de esta área con el arte plástico para desarrollar inteligencia artificial, algún invento independiente que pone en alto el nombre de México e incluso hemos advertido de los efectos que tendrá esta nueva explosión tecnológica.
Ahora, se ha dado otro paso que diluye las fronteras de las máquinas y la materia orgánica, ya que un equipo de investigadores, liderado por la Universidad de Harvard (EE UU), ha creado Octobot, un robot blando con forma de pulpo y totalmente autónomo. Los resultados del trabajo se publican esta semana en las prestigiosas revistas Science y Nature.
Uno de los problemas que existía en el desarrollo de estos robots hechos con materiales blandos era la alimentación energética, ya que hasta ahora era necesario el uso de cables, baterías u otros componentes de electrónica tradicional.
Según explica Ryan Truby, científico del Wyss Institute for Biologically Inspired Engineering de Harvard y uno de los autores, “muchos grupos de investigación de todo el mundo están interesados en la creación de robots hechos de materiales blandos, pero estos sistemas todavía requieren fuentes de energía y electrónica convencionales que dificultan su desarrollo y sus posibles aplicaciones”.
Truby indica que resolvieron este reto “mediante el uso combinado de un combustible peróxido de hidrógeno y un circuito lógico de microfluidos, que permitió hacer un robot blando autónomo sin necesidad de recurrir a las fuentes de energía ni a los sistemas electrónicos típicos”. En la fabricación de Octobot se ha usado una mezcla de litografía blanda, piezas de fundición, y una nueva técnica de impresión 3D embebida llamada EMB3D.
“En total –añade– hemos utilizado tres tipos diferentes de materiales para hacer el robot: PDMS, un caucho de silicona común; un gel al que llamamos ’tinta fugitiva’, usada para imprimir las redes actuadoras del dispositivo, y reservorios de combustible. También hemos incluido una tinta catalítica que transporta partículas de platino que se convierten en catalizadores para la descomposición de combustible”.
La actual versión de Octobot tiene una autonomía de 10 minutos. “Sin embargo, nuestra estrategia de diseño nos permitirá en el futuro que estos robots funcionen con duraciones mucho más amplias, prácticamente del tiempo que se desee”, señala. Respecto a las aplicaciones, Truby destaca que este tipo de robots blandos son más seguros y adecuados en aplicaciones que incluyan una interfaz entre máquinas y humanos. “Podrán ser usados en biomedicina y en tecnología wearable”, subraya.
Los robots blandos son resistentes y tienen la capacidad de adaptarse a algunos entornos naturales mejor que los convencionales hechos de materiales rígidos. El nuevo enfoque de diseño y fabricación sienta las bases para una nueva generación de robots autónomos capaces de realizar funciones más complejas, dicen los autores.
Con información de Nature, Science y Agencia SINC.