Usar tu voz para controlar los betabeles musicales

Cinco proyectos que demuestran la versatilidad de la Raspberry Pi

En Tercera Vía ya hemos hablado un poco de la Raspberry Pi presentando algunos interesantes proyectos. La versatilidad que ofrece este dispositivo basado en Creative Commons y en GPL, ha proporcionado una plataforma perfecta para que los aficionados a la programación den rienda suelta a su creatividad proponiendo interesantes aplicaciones. Desde la primera consola portátil, instrumentos musicales, robots o un micro arcade, hasta mini ordenadores que se montan como un Lego o globos que capturan imágenes de la Tierra a 40 km de altitud, la Raspberry Pi permite desplegar proyectos llenos de creatividad con un bajo costo y al ser de código abierto las posibilidades de expandirlos son infinitas si se abordan desde un enfoque comunitario.

Con la Raspberry puedes controlar periféricos a partir de aplicaciones ya conocidas, como por ejemplo Sirique es un servicio con tecnología de Apple diseñado para interactuar con el iPhone a través de la voz, que además, puede controlar también dispositivos adicionales con un servidor proxy: como este usuario de Reino Unido que ha conseguido que la puerta de su garaje se abra de forma automática

O también podrías convertir tu Raspberry Pi en unas gafas de realidad aumentada, a un costo mínimo en comparación con las que actualmente están comercializándose. Como las creadas por Zack Freedman a partir de una pantalla de iPod, montada sobre la estructura metálica de las gafas y un mini teclado con tradpack que se ajusta a la muñeca. El sistema, totalmente inalámbrico, se ejecuta con una Raspberry Pi sujeta al cinturón y se alimenta con un cargador portátil Duracell. Quizá no tengan el diseño futurista de las gafas de Google pero el derroche de imaginación es innegable.

aplicaciones de Raspberry Pi

Y no podían faltar los proyectos de robótica. Como este proyecto realizado desde un viejo robot aspirador iRobot Roomba doméstico. El autor del invento, utilizó la tecnología Raspberry Pi y un script en Python para controlar de forma inalámbrica el robot Tiger Eye con un joystick de Nintendo Wii. Ben conectó los dos transmisores del motor a los pines GPIO 4, 17, 18 y 21 de la Raspberry Pi con un socket de 16 pines reutilizado y modificó la fuente de alimentación para alimentar la placa base con un regulador de 5 voltios a 1 amperio. Para terminar incorporó una cámara desde la cual poder realizar vídeos desde su propia perspectiva, mientras se controla los movimientos del robot por control remoto.

 

Dado que es un proyecto que busca poner al alcance de todos el acceso a la computación, la Raspberry Pi es de bajo costo pero eso también implica que es de bajo rendimiento en comparación con las computadoras tradicionales. Pero esto no supone un problema, ya que estamos hablando de tecnología abierta y libre, que se puede ensamblar de formas tan variadas como la imaginación lo permita. De hecho es tan sencillo que Simon Cox y su hijo de 6 años han construido un superordenador integrado por 64 Raspberry Pi conectadas mediante cables de red Ethernet sobre una estructura de piezas de Lego.

El objetivo marcado por Cox fue conseguir que los 64 procesadores se dividan las tareas para que trabajen de forma conjunta, mediante una interfaz de transferencia y con un rendimiento aceptable. Partiendo de que cada dispositivo proporciona el equivalente a un procesador Pentium 2 de 300 MHz y que todo el conjunto requiere 192 vatios de potencia, el sistema ha logrado mantenerse estable durante meses sin registrar ningún fallo en los nodos. Una tecnología que ha resultado tan eficiente que los buenos resultados obtenidos han animado a Cox a implementar este sistema en los servicios de impresión 3D del departamento de la Universidad donde trabaja.

Como hemos visto las posibilidades son enormes y pueden cambiar nuestra forma de entender y aprender sobre cualquier tema. No es extraño que las aplicaciones del hardware libre se estén llevando al mundo del arte. Es justo este campo del desarrollo humano donde la imaginación puede desplegarse y romper esquemas, crear sin miedo a las rígidas estructuras que han acaparado el avance del conocimiento durante siglos. Un buen ejemplo es este invento,creado por Scott Garner, un instrumento digital de percusión que mediante sensores táctiles genera sonido al tocar… ¡Unos betabeles!

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Este curioso instrumento está formado por una caja de madera que contiene la Raspberry Pi, un altavoz y los huecos necesarios para alojar cada una de las verduras musicales. El sonido se genera por contacto a través de una serie desensores táctiles capacitativos MPR121 de SparkFun, comunicados con la placa base mediante un script en Python vía I2C. Para el audio de la línea de salida, Garner construyó un mini amplificador utilizando un LM386 conectado al altavoz instalado en la base.

 

Arte, robótica, agricultura y prácticamente cualquier actividad puede ser potenciado desde la nueva revolución tecnológica del hardware abierto. Hemos llegado a un punto donde el conocimiento es comunitario y está disponible a un solo click, donde los materiales necesarios para desarrollar proyectos son económicos y accesibles y sobre todo, donde el vacío institucional nos exige el compromiso de crear alternativas. Aunque el título de la nota parece descabellado es un ejemplo de lo que la ciencia abierta puede lograr, después de esto podemos imaginar y construir un superordenador hecho con legos que controle nuestra orquesta vegetal por medio de nuestro teléfono celular. El conocimiento y la tecnología están disponibles, sólo nos falta crear comunidad y liberar el pensamiento.

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