Los vamos a encontrar
Existe la idea de que el último año ha sido una larga cadena de hechos trágicos que han abatido el estado de ánimo de la nación.
Que, buscando a los 43, iniciamos un laberinto sin salida hacia el horror: buscando a Everardo se encontraron 60 fosas en Iguala, buscando a Dorian se encontraron 129 cuerpos en esas fosas, buscando a los responsables encontramos al Ejército, a los alcaldes, a la policía: encontramos al Estado.
El día de hoy, la discusión en las instituciones parece empantanada: las conclusiones de expertos internacionales son contradictorias entre sí y también son disonantes con la versión que el propio gobierno bautizó con el mote de “verdad histórica”.
Por eso hoy, a dos días del primer aniversario de la desaparición de 43 estudiantes normalistas, es difícil encontrar esa “segunda alma” (así definía Goethe a la esperanza). Y para encontrarla, la única apuesta válida es encontrar a los 43.
Sí. Hoy vengo aquí a decirles a ustedes que los vamos a encontrar.
Los vamos a encontrar en las plazas llenas de estudiantes que deciden no olvidarlos ni hoy, ni olvidarlos mañana ni ningún día que venga después de mañana.
Los vamos a encontrar en cada nueva institución formada y reformada desde el dolor y el hartazgo; desde la convicción de que nuestra patria no puede esfumarse, y de que el nuestro no puede seguir siendo un país de desaparecidos.
Cuando logremos derribar los muros de un Estado que decidió no verlos a ellos y que ha vuelto a miles invisibles; reconstruir desde los cimientos un Estado capturado por élites voraces e insensibles; entonces, los vamos a encontrar.
Los vamos a encontrar porque hoy, que sabemos que fue el Estado; que sabemos que el gobierno mintió,
Te vamos a encontrar a ti, Abelardo, a ti, Adán, a ti, Cutberto, a Israel.
Vamos a encontrarte, Luis Ángel, y también a ti, Marco Antonio.
Los vamos a encontrar porque no los vamos a dejar de buscar nunca.
Vamos a encontrar a Julio César, Mauricio y a Leonel mientras luchemos por la verdad.
Los vamos a encontrar porque hoy, que sabemos que fue el Estado; que sabemos que el gobierno mintió, encontramos una certeza: sus padres y los miles que salieron a las calles tenían razón.
Esta será, también, la historia de un pueblo que desafió al engaño. La historia de jóvenes y padres de familia que decidieron no creer las mentiras del poder y que no dejaron nunca de buscarlos a ustedes.
Esos millones de mexicanos que siguen luchando por encontrar a los 43 son esa segunda alma de la que hablaba Goethe; son millones y llevan por nombre esperanza.
Y hoy, gracias a ellos, lo sabemos con más claridad que nunca: los vamos a encontrar.
1 comentario
Me encanta el artículo, su reflexión, su análisis, su verdad, su contenido, su mover conciencias, su verso, su,prosa, su manejo en toda la extensión de la palabra….no los hemos perdido entonces.