‘Make America Expensive Again’: Empresarios y minoristas de EEUU advierten a Trump sobre el impacto de sus aranceles

Donald Trump lo ha vuelto a hacer. En un movimiento que recuerda a su primera administración, el expresidente ha decidido imponer un arancel del 25% a las importaciones mexicanas, asegurando que esto resolverá problemas de seguridad y migración. Lo que no menciona es que, en el proceso, podría poner en jaque la competitividad de la región, encarecer productos esenciales y desatar una nueva ola de incertidumbre económica en América del Norte. Empresarios, minoristas y expertos han encendido las alarmas, pero ¿escuchará alguien?
El tiro de gracia al T-MEC
Desde su entrada en vigor en 2020, el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) ha sido el pilar del comercio regional, con intercambios que superan los tres millones de dólares por minuto. Pero, aparentemente, Trump ve con buenos ojos desmantelar las reglas del juego. El Consejo Coordinador Empresarial (CCE) y la American Chamber of Commerce of Mexico (AMCHAM) advierten que esta decisión atenta contra la integración productiva y podría generar una cascada de represalias comerciales.
El sector empresarial no está solo en su preocupación. Walmart, Target y Best Buy han dejado claro que los consumidores serán los primeros en pagar la factura. “Si hay un arancel del 25 por ciento, los precios subirán”, sentenció Brian Cornell, CEO de Target. Los minoristas intentarán absorber parte de los costos, pero nadie regala dinero: lo que no paguen las empresas, lo pagarán los compradores.
Un ‘impuesto’ que no se llama impuesto
Trump vendió la idea de que los aranceles serían un castigo para los países que “abusan” de Estados Unidos. Pero, en la práctica, estos gravámenes no los pagan México, China o Canadá; los pagan los importadores, los minoristas y, en última instancia, los consumidores estadounidenses.
Según la Federación Nacional de Minoristas, estas tarifas son “un impuesto a las familias”. La inflación ya ha golpeado a los hogares promedio, y medidas como esta no hacen más que empujar los precios hacia arriba. Target y Best Buy prevén aumentos inmediatos en productos perecederos como frutas y verduras. En el caso de la electrónica y electrodomésticos, la presión se sentirá en unos meses, cuando las existencias actuales se agoten y los minoristas deban reabastecerse a precios más altos.
Las respuestas: desde la indignación hasta la resignación
Las cámaras empresariales han pedido a gritos diálogo y diplomacia, pero la historia muestra que Trump no es precisamente el mayor fanático de los acuerdos multilaterales. La Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) sugiere que el Gobierno de México use los mecanismos del T-MEC para impugnar los aranceles, aunque el proceso puede ser largo y complejo.
Mientras tanto, el Consejo Nacional de la Industria Maquiladora y Manufacturera de Exportación (Index) advierte que la medida golpeará especialmente a los sectores automotriz, de autopartes y manufactura, poniendo en riesgo empleos en ambos lados de la frontera. Por su parte, la Cámara Nacional de la Industria Textil (Canaintex) teme que la imposición de estos aranceles termine beneficiando a países que operan fuera de las reglas del comercio justo.
¿Un déjà vu económico?
El impacto no se limita al comercio de bienes. Los mercados financieros ya han reaccionado. Tras la confirmación de los aranceles, el S&P 500 cayó un 1.1% y el Dow Jones perdió casi 600 puntos. Barclays advierte que “las probabilidades de recesión han aumentado definitivamente”. Y es que no solo se trata de los aranceles a México: China y Europa también están en la mira.
El problema no es solo lo que se ha anunciado, sino la incertidumbre sobre lo que vendrá después. Los consumidores ya han cambiado su comportamiento: menos compras grandes, más ahorro y un uso creciente de tarjetas de crédito para gastos esenciales. Si la tendencia sigue, el golpe podría extenderse a todo el sistema económico.
¿gana alguien en este juego?
Trump insiste en que los aranceles son una estrategia para fortalecer la economía estadounidense. Pero los expertos advierten que los efectos secundarios podrían ser más dañinos que los beneficios esperados. El comercio internacional ha crecido precisamente porque las barreras han disminuido, no porque se han impuesto. Las empresas, los gobiernos y los consumidores están ahora atrapados en un juego de presión política con consecuencias reales y tangibles. La pregunta no es si estos aranceles afectarán la economía, sino cuánto y por cuánto tiempo.
¿La solución? Tal vez escuchar a los economistas, a los empresarios y a la historia misma. Pero eso, al parecer, es demasiado pedir.