Egresada de la UAM recibe premio Ariel 2022
Flores de la llanura pone en el radar una temática importante, necesaria y urgente a partir de un feminicidio ocurrido en la comunidad de Xochistlahuaca, en el estado de Guerrero y cómo un grupo de mujeres –cuyo oficio es el telar de cintura– se reconstruye y hace un duelo poético-ritual por la muerte de su compañera asesinada en 2018, aseguró su directora, Mariana Rivera García, egresada del Doctorado en Ciencias Antropológicas de la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
La cinta fue distinguida con el Premio al Mejor Cortometraje Documental en la pasada entrega del Ariel 2022 que otorga la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de México (AMACC).
“La idea era mostrar una narrativa que no victimizara, que no fuera amarillista, que no señalara ni fuera punitiva, sino que se centrara en la fortaleza de estas mujeres para reconstruirse a partir de la metáfora de que el tejido une, hila, levanta y cómo se vierte en un proceso colectivo de sanación y de no quedarse calladas”, expresó.
En entrevista, explicó que este trabajo cinematográfico es resultado de una parte de su investigación desarrollada durante sus estudios de posgrado en la Casa abierta al tiempo en la especialidad de Antropología Visual.
Para la doctora Rivera García se trató de un espacio de mucha libertad en donde pudo ejecutar de manera creativa una tesis que además es interactiva, porque se integra de una parte escrita, cinco documentales, varios ejercicios metodológicos y una exposición.
“La UAM fue como una casa donde me sentí siempre apoyada y pude acudir a profesores para asesoría y ayuda; me acompañaron de manera generosa, me dieron toda la confianza para desarrollar mi proyecto desde un ambiente de libertad, que en pocos lugares he encontrado, y que permite a los estudiantes estar sumamente involucrados con distintos procesos de investigación”.
De acuerdo con la realizadora, ahí nació el primer vínculo con las tejedoras ñomndaa, que evidencia un proceso de intercambio entre las denominadas Por la memoria en Colombia y las de Xochistlahuaca, con la idea de que conocieran el oficio textil para mujeres que han sido víctimas de violencia, de desplazamientos y del conflicto armado.
“Se trajeron esos textiles de Colombia a México, se hizo un diálogo y fue como la semilla del nacimiento de la investigación a partir de un trabajo colectivo; Flores de la Llanura es el resultado más reciente, pero los cinco documentales que acompañaron mi tesis fueron ejercicios previos que me ayudaron a consolidar una narrativa diferente para contar este filme”.
Durante este proceso conoció a Yesenia, la protagonista del filme y líder del colectivo Tejedoras Flores de la Llanura, organización de mujeres que además de realizar esta labor para recibir ingresos, desarrolla diversos proyectos.
“La considero mi gran amiga, mi familia, siempre sentí mucha empatía con ella, trabajamos muy bien juntas, admiro su trabajo porque no sólo es tejedora, ha trabajado en la radio comunitaria, es contadora y parte de la Academia de la Lengua Amuzga que trabaja por revitalizar la lengua”.
Sin embargo, en 2018 ocurrió el asesinato de su prima Silvia, lo cual fue un punto de quiebre para ella y todas las integrantes del colectivo que las llevó a preguntarse qué pasa con la justicia en un país donde se invisibilizan estos delitos; en especial, en las comunidades indígenas donde ni siquiera existen estadísticas ni hay una palabra en la lengua para nombrar el feminicidio, y a qué situaciones se enfrentan jurídicamente si se quiere levantar una denuncia y conseguir justicia, señaló la doctora Rivera García.
“Además de ser antropóloga soy tejedora, hago documentales y desde hace más de diez años he estado interesada en investigar sobre los procesos del tejido, que se convierte en un dispositivo de la memoria, en donde se trenzan y narran las historias de dolor y de violencia”, agregó.
En ese sentido, consideró que se piensa que el antropólogo es una persona distante que sólo observa y escribe, “pero es quien pone el cuerpo en el campo, el que se deja ser atravesado por las historias y el conocimiento, y en la medida que experimenta, lo cual permite traducir un lenguaje académico a uno sensible”.
La principal enseñanza de la cosmogonía ñomndaa ha sido las metáforas del tejido, “y este oficio ha transformado mi vida; durante mi licenciatura, viví de ello y estaba en un colectivo de amigas en el que nos dimos cuenta de que había un poder importante cuando tejíamos de manera conjunta porque surgía un lenguaje que nos hacía ver el mundo de otra manera”.
La investigadora detalló que hasta el momento, con el colectivo Tejedoras Flores de la Llanura ha podido emprender una serie de trabajos, entre ellos ejercicios audiovisuales, exposiciones y talleres a lo largo de más de diez años intensos de colaboración, desde diferentes frentes, con las mujeres de dicha comunidad desde el afecto, el cariño y el respeto y se espera editar un libro interactivo sobre el origen del tejido y uno reflexivo sobre el trabajo intercultural.
El documental se ha podido exhibir prácticamente en todos los continentes en países como Estados Unidos, Canadá, Ecuador, Colombia, Francia, Gran Bretaña, Australia e incluso en Egipto, donde existe una fuerte represión hacia la población femenina.
“Nunca imaginamos que se vería en tantos lugares, ha sido interesante porque es una radiografía que nos invita a ver las preocupaciones del sector femenino en nuestro país, pero que está presente en todas las latitudes; es inquietante e indignante la cantidad de muertes y desapariciones”, declaró.
La intención es también mostrar que hay vías y maneras en las que, “no sólo se espera que el Estado reaccione, sino que como sociedad civil podemos organizarnos y el cine es una poderosa herramienta para compartir de manera humana historias que trascienden territorios, complementadas con una investigación profunda y un acompañamiento de muchos años que dan resultados interesantes y poderosos que pueden incidir en otras culturas”.
Para la investigadora de la Dirección de Etnología y Antropología Social del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el Premio Ariel es un reconocimiento importante que visibiliza el tema del feminicidio, las mujeres y territorios como Guerrero, considerado uno de los estados más violentos y con mayores índices de pobreza.
“Más que un galardón personal es colectivo, porque el cine no podría realizarse sin un equipo de trabajo, sin las protagonistas que ponen su vida en esa historia y esta distinción la hago extensiva a todas ellas; espero que la cinta sirva para seguirnos preguntando qué estamos haciendo como sociedad y cómo podemos aportar desde nuestras trincheras para hacer un mundo diferente”.
Flores de la llanura continúa su periplo de exhibición en el Tour de Cine Mexicano hasta el 3 de noviembre en 13 ciudades de México en la cadena Cinemex, en el Primer Festival de Cine Feminista en el País Vasco y en certámenes de cine de Colombia para el mes de noviembre.
Con información de Boletines UAM