Loop contra Arnaldo Otegui

Una de las pocas certezas que le quedan al mundo actual es que casi cualquier día que uno investigue Arnaldo Otegui se encontrará enfrentando algún juicio maniobrado por la derecha española. 

El nuevo episodio de este interminable loop – que aburre y acusa falta de imaginación de quienes lo impulsan – es la repetición del proceso por el “Caso Bateragune”  resuelta por el Tribunal Supremo la semana pasada tras una denuncia presentada por una asociación de victimas cercana a Vox.

Mas allá de lo que uno piense sobre la causa independentista de Euskadi lo cierto es que el caso fue grave desde el principio, en 2011, pues condenaba la instalación de la Mesa Nacional de Batasuna para participar en una coalición soberanista electoral. 

Si bien aquello formaba parte del proceso de transición hacia una estrategia política, legal y no violenta por parte de la izquierda abertzale (Independentista), la Audiencia Nacional  argumentó que se trataba de una estrategia acordada con la dirección de ETA para crear un frente de apoyo a sus causas y formas de lucha.  

Al tiempo que Arnaldo Otegi, Rafa Díez, Sonia Jacinto, Arkaitz Rodríguez y Miren Zabaleta. Rufi Etxeberria y Ainara Oiz cumplieron condenas de 6 años de prisión, los acontecimientos fueron demostrando que lo argumentado por la Audiencia Nacional fue, sin más, un acto de represión. A pesar de la sentencia días después ETA declaró cese al fuego, emprendió proceso de desarme y en octubre de 2018 dio por terminada su existencia. Todo ello de manera unilateral, con el acompañamiento y la verificación de una amplia de red de organizaciones civiles de todo el mundo, sin contraparte oficial pues a ningún calculo electoral de los partidos en el Gobierno convino reconocer que sus bastión argumentativo para infundir terror e impedir la democratización en todos los ordenes del Estado simple y sencillamente dejaba de existir.

La reciente resolución del Tribunal, que parte de desconocer tanto el proceso como los resultados del juicio de hace casi una década, difícilmente traerá consigo una repetición de la condena, pero constituye un recurso de los conservadores para enrarecer y disputar agenda en  un ambiente, de por si inédito, en el que además de la Coalición de Gobierno, se requiere de los votos de los partidos Catalanes y Vascos para dar sentido progresista a temas tan importantes como, por ejemplo, los Presupuestos Generales. 

Arnaldo y quienes le han acompañado merecen todo el reconocimiento por su complejo esfuerzo para tejer los consensos necesarios dentro de la izquierda vasca para el cambio de estrategia. Y en consecuencia con ello habrá que buscar las maneras de expresarles solidaridad pues esta resolución expandirá el relato de que la causa independentista se desenvuelve en los juzgados, a donde las personas inculparan tendrán que regresar a declarar, más que en la arena de la discusión política sobre la libre autodeterminación que es por donde más allá de filias y fobias toca encausarla.

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