Lo peligroso de que una figura pública difunda teorías de conspiración y fake news en Twitter

En 2016, la cultura alt right podría decirse que saltó a la vida cotidiana si bien siempre estuvo ahí, especialmente para los adeptos a comunidades en línea como Reddit o foros especializados en aficiones. Por cada comunidad de miles de entusiastas de -por ejemplo- autos o rutinas de ejercicio, había un puñado de usuarios con los mismos intereses en dichos temas pero también con ideologías poco difundidas en medios generalistas.

Fue en ese caldo de cultivo que salieron de las alcantarillas aquellos que al ver validado su racismo e ignorancia por vía de Donald Trump, también dejaron ver ideas xenófobas, machistas e incluso contra la misma salud: como es el caso de los anti vacunas (que en 2019 ya son un problema grande) y los que niegan el cambio climático.

Un ejemplo más de como la alt-right arruina todo lo que toca

Así como las redes sociales y buscadores nos pueden iluminar con el acceso casi inmediato a cualquier conocimiento verificado y validado por expertos (pensemos en la facilidad de comprar o bajar casi cualquier libro reciente), también permiten que posturas ruidosas como peligrosas tengan plataformas masiva de difusión. Aquí entra un viejo conocido de la cultura popular: las teorías de conspiración, que son más peligrosas que nunca en estos tiempos descontextualizados y donde (por desgracia) tiene el mismo peso la opinión de un especialista que la de alguien con mucho tiempo libre.

¿Cómo convertir un meme en un símbolo fascista?

El contexto es para poner en perspectiva que si en México nos consideramos alejados de esta cultura de desinformación en temas cruciales (como el clima), estamos equivocados. Ya hay figuras con cierta popularidad y exposición que en un suicidio intelectual, están difundiendo información nociva. Esto es todavía más grave si consideramos que es la responsabilidad de los influencers (sean YouTubers, bailarines o actores de telenovelas), quienes para bien o para mal tienen la atención de millones.

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Es así como llegamos al caso Paty Navidad:

Como podemos ver en el ejemplo anterior, no simplemente es la ignorancia, sino que apela a sentimientos de odio. En el caso del ejemplo, contra los migrantes.

En el ejemplo anterior, del 17 de mayo, se vuelve el cliché conspiranoíco de aquellas personas que no creen en el cambio climático, a pesar de la evidencia científica.


De la misma manera, sentenció de manera no irónica la existencia de otro clásico de las teorías de conspiración: el HAARP.


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Fiel a las conspiranícos de Estados Unidos, su desconfianza a lo convencional también llega hasta la iglesia católica. Por supuesto, también hay ideas distópicas alrededor de conceptos como “el nuevo orden”.

Lo más triste de esto es que la actriz está difundiendo videos de YouTube con contenidos nocivos, así como un discurso de odio e ignorancia, a sus más de 125 mil seguidores.

¿Conoces otro caso de una figura pública que tenga estas ideas en público?

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