El proyecto feminista de Victoria Ocampo

Por Anahí Colombón

 

El 7 de abril es una fecha significativa para las letras latinoamericanas, ya que se cumplen 129 años del nacimiento de la escritora argentina Victoria Ocampo, la hermana mayor de otra grande: Silvina Ocampo.

Victoria nació el 7 de abril de 1890 en Buenos Aires, Argentina. Además de escritora, editora, ensayista, modelo y mecenas, se desempeñó también como traductora, pues hablaba inglés, francés e italiano, por lo que fue la primera en traducir la obra de Sartre al español en su natal Argentina.

Sin embargo la mayoría de la gente la conoce por su cercana amistad con Jorge Luis Borges o por ser cuñada de Adolfo Bioy Casares, pues, como bien sabemos, su hermana Silvina, una excelente cuentista, siempre permaneció a la sombra de su esposo (algo parecido sucedió con Helena Garro y Octavio Paz), cuando en realidad fueron mujeres que aportaron muchísimo a las letras latinoamericanas.

Con la fuerte oleada del feminismo que ha cobrado fuerza en estos días con movimientos que buscan concientizar a la sociedad en beneficio de los derechos y la libertad de la mujer, repensar, y sobre todo reivindicar la figura de mujeres que como Victoria, se atrevieron a encarar a la sociedad de su tiempo, es una excelente opción para  estudiar el movimiento feminista desde distintas perspectivas, así como su desarrollo en América Latina.

En un principio el sueño de Victoria fue ser actriz, sin embargo se vio frustrado por la autoridad paterna, quien la obligó a desistir de dicho propósito, ya que su posición aristocrática no veía con buenos ojos que una señorita “decente” tuviera relación con estos círculos bohemios. Para la autora la figura de su padre contradecía sus sueños de libertad, pues de entrada, Manuel Ocampo, nunca estuvo contento con tener una niña como primogénita. En varios aspectos de su vida su progenitor decidiría por ella. Es probable que este machismo la llevara a buscar la libertad femenina a la que se le había negado no sólo a ella, sino a la mayoría de sus compatriotas argentinas. Y la historia se repetiría en todo el continente latinoamericano.

Si bien no se dedicó a la actuación como tal, sí participó como modelo en los retratos de la fotógrafa franco-alemana Gisèle Freund y del artista estadounidense Man Ray. Este hecho fue el que la llevó a dedicarse a las letras, en donde se desempeñó en el ensayo, aunque el género que más la representó fue sin duda la crónica de viaje.

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Quizá se le recuerda más por haber sido una mecenas que, con el dinero procedente de su familia, aportó mucho a la cultura de su país, por ello su posición económica le permitió expresar su ideología feminista a través de la escritura. Mas, aunque su holgada economía le consintió dedicarse a la literatura, lo cierto es que ni el dinero que poseía le sirvió para obtener una igualdad de géneros, pues sin importar la clase social, la mujer era vista como un ser dedicado a los quehaceres del hogar y al cuidado de la familia.

Victoria fundó la revista Sur en 1931, un importante proyecto que se nutrió de las colaboraciones de reconocidos escritores como Borges, Bioy Casares, Ernesto Sábato y por su puesto su hermana Silvina; así como reconocidos autores extranjeros como Albert Camus. En 1937 Sur publicó un artículo que denunciaba la subordinación femenina. En 1971 escritoras como Alejandra Pizarnik participaron en dicha publicación, pues en este año el proyecto dedicó un número especial al tema de la mujer, en el cual se abordó la cuestión del aborto a partir de una encuesta hecha a varias mujeres argentinas. Las cifras rebelaron que varias se pronunciaron a favor de la interrupción del embarazo.

También es recordada por ser una de las primeras mujeres en pronunciarse a favor de la lucha por los derechos femeninos en Argentina. Fue la primera en manejar un auto en Buenos Aires. Tuvo una participación activa en la fundación de la Unión Argentina de Mujeres (UAM), primera agrupación feminista en el país sudamericano, de la cual fue presidenta entre 1936 y 1938. Peleó además por la obtención del derecho al voto femenino.

Victoria tuvo una vida escandalosa para la época en la cual le tocó vivir. Se casó por complacer a su padre con Luis Bernardo Estrada, sin embargo tuvo varias relaciones al enviudar, que exponen una libertad sexual que iba contra todo lo socialmente establecido.

De su labor como escritora podemos destacar la preocupación que tuvo porque el movimiento de emancipación de la mujer, del cual fue, como hemos visto, una digna representante, se encontrara presente en su obra. El interés por la figura femenina se puede ver en la mayor parte de sus textos; por ejemplo, en su texto De Francesca  a Beatrice, Victoria hace una lectura de La Divina Comedia de Dante a través de una mirada femenina.

En 1937 publicó su ensayo La mujer, sus derechos y sus responsabilidades, en donde se puede ver una fuerte necesidad por buscar un lenguaje que dotara de identidad a sus textos.

De esta manera se dio a la tarea de hallar un lenguaje esencialmente femenino, que diera cuenta de las inquietudes y de los pensamientos vistos a partir del mundo de las mujeres, ya que creía que toda la literatura, tanto la latinoamericana como la occidental, se encontraba escrita en un canon meramente masculino. Hasta las mujeres que se dedicaban al oficio de las letras tenían que hacerlo desde el lugar de un hombre.  Plantear la igualdad femenina con el varón desde el discurso fue una de las inquietudes de Ocampo. Fue por esta razón por la que Victoria retomó a escritoras como Gabriela Mistral y Virginia Woolf, pues según su opinión ellas supieron impregnar sus obras con este lenguaje femenino que buscaba una identidad propia, alejada de la tradición masculina en la literatura.

Victoria Ocampo se convirtió en 1977 en la primera mujer en ingresar a la Academia Argentina de Letras. Durante toda su vida expuso la marginación y la subordinación de la cual eran víctimas las mujeres. Su trabajo está impregnado de protesta y denuncia. En la actualidad la lectura de sus textos evidencia que para conseguir la igualdad entre hombres y mujeres aún queda un camino largo y difícil por recorrer. Es la unión femenina la que nos ayudará a lograr nuestro anhelado cometido: dejar de ser objetos para convertirnos en sujetos libres en estas sociedades tradicionalmente dirigidas por el patriarcado.

 

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