Encierran a escritoras para crear relatos de terror desde sus miedos más profundos
Las historias son resultado del Proyecto Diodati, que emula el experimento realizado por Lord Byron acerca de escribir un relato de terror en unos días de encierro
En 1816 Lord Byron junto con un grupo de amigos llevaron a cabo un experimento en la Villa Diodati, a orillas del lago Ginebra. Se encerraron en esa residencia de verano para escribir historias de terror. De esta ocurrencia nacieron dos textos emblemáticos de la literatura universal: El Vampiro de John William Polidori, y Frankenstein de Mary Shelley.
200 años después, bajo la asesoría del narrador Celso Santajuliana, se emuló en Valle de Bravo este mismo experimento, que llevó por nombre Proyecto Diodati. Las participantes fueron cinco autoras, quienes se encerraron en una casa del pueblo mágico ubicado al oeste de la Ciudad de México.
Los títulos El paisaje del ciego, de Roslyn Ison; El mar no devuelve a sus muertos, de Linda Báez Lacayo; Flor de sal, de Alexandra Campos Hanon; La caza de la ballena azul, de Teresa Piazza; y Berenice, de Laura Echevarría Román, son los textos de terror nacidos de este proyecto, editados bajo el sello Narratio. Los cuales fueron presentados la noche del 5 de junio en el Foro El Tejedor de la Cafebrería El Péndulo.
Durante la presentación editorial la escritora Laura Echevarría Román compartió que su estancia en Valle de Bravo y el haber participado en el Proyecto Diodati fue una experiencia enriquecedora. “Desde la primera sesión en la que se nos conminó a explorar nuestros propios miedos y fobias para así poder transmitir nuestras emociones a nuestras letras, me di cuenta del reto que eso implicaba”, comentó.
“Los miedos que todos tenemos escondidos, los desechamos de nuestra mente por la sencilla razón de que no podemos ni deseamos afrontarlos. El reto fue escribir siete páginas diarias, en donde mis temores salían a flote, mis fantasmas empezaron a aparecer en mis sueños, aún dormida o lograba sacar de mi mente a mis personajes: Berenice y Fernanda”, declaró la autora.
Por su parte, la escritora de origen nicaragüense, Linda Báez Lacayo, expuso que su novela El mar no devuelve a sus muertos inició como una lucha interna contra su temor a la claustrofobia, pero que terminó siendo al abuso infantil.
Indicó que para escribir su obra tuvo una vivencia fuerte. “Sentí que me fui convirtiendo en otra persona, al llegar a Valle de Bravo no sabía de qué iba a escribir, al final resultó esta historia que en lo personal fue una catarsis y vivencia tremenda y a su vez una liberación”, expresó.
Entre los libros que fueron presentados se encuentra La caza de la ballena azul, de Teresa Piazza, un texto moderno de la era posdigital, el mundo donde las tecnologías digitales son normalidad y la vida gira en torno a ellas de manera tan natural, que el ser humano ya no necesita una intermediación para entender el proceso de la conectividad por internet.
Teresa Piazza comentó que para la creación del texto ella trabajó el miedo a la inseguridad. “En la época actual hay secuestros, drogas, pero estamos pasando por alto la tecnología y el internet en lo que están sumidos los jóvenes actualmente, y los más débiles son los adolescentes, que están formándose y los padres aún no terminan de comprender este mundo digital nuevo, que ya no es virtual y en el que se puede impulsar a hacer cosas peligrosas”, señaló.
Los cinco títulos que se acercan a los temores de una cotidianeidad que puede llegar a abrumar, pueden adquirirse en la Cafebrería El Péndulo.
Información: RMM