La danza butoh de Taketeru Kudo, en las entrañas del terror
El bailarín y coreógrafo japonés Taketeru Kudo es uno de los exponentes más destacados a nivel mundial de la danza butoh. Este formato escénico es una expresión corporal que se nutre de la meditación para reflejar estados mentales.
Nacida en los años cincuentas, la danza butoh se caracteriza porque el bailarín realiza movimientos tan lentos que en algunos casos parecen imperceptibles, a través de este tipo de expresividad se busca reflejar estados internos como la angustia o el terror.
El artista Taketeru Kudo ha llevado a límites profundos esta danza con su último trabajo escénico que se titula ‘El amor al terror’, una pieza que fue presentada en México el pasado 6 de junio en el Teatro de la Danza del Centro Cultural del Bosque. Esta fugaz presentación sentó un precedente en la forma en que el público mexicano se ha involucrado con las expresiones escénicas, pues la danza butoh conectó con los espectadores a un nivel casi espiritual.
La obra de Kudo cuestiona la manera en la que nos reconocemos en el otro. Por medio de un diálogo escénico con una marioneta de madera, el artista expone una relación entre la violencia y la libertad. A través de movimientos desarticulados, una línea corporal dislocada, gestos de aflicción y angustia, que rayan en lo grotesco, la pieza sorprendió a todo el público por su fuerza dramática.
La puesta en escena está inspirada en la condición humana y en todo lo que subyace en nuestro encuentro con otra existencia, relaciones complejas que se entretejen a través del odio o el deseo.
El bailarín tomó como base las condiciones de destrucción total y reencarnación desde los escombros, en compañía de un títere de tamaño humano que hacía ecos de su movimiento y por instantes lo confrontaba. Kudo llenó el espacio con motivos de creación y ruina para consumar su relación con una guadaña que dio muerte a la otra existencia, en una lucha desesperada que, ante todo, planteó interrogantes en los espectadores.
La música de Gaishi Ishizaka creó una atmósfera que llevó al público a sumergirse en las profundidades de las emociones que proyectaba el bailarín desnudo. En esta ocasión, Kudo contó con la participación de Aura Arreola como bailarina invitada, quien descendió de entre el público hasta llegar al escenario para contemplar los despojos de la marioneta destruida.
Finalmente, ataviado con un vestido de colores, el intérprete se sumergió en una secuencia llena de vida y movimiento, reminiscencias de la danza ritual japonesa.
Taketeru Kudo dirige su propio proyecto escénico que se llama Tokio Gien-kan, inspirado en Jean-Louis Barrault, Vaslav Nijinsky y Yukio Mishima. Sus obras son resultado de la formación integral que tuvo en distintas ramas del arte, como la actuación, la danza moderna y el nichibu (danza tradicional japonesa).