Sentimientos de la Oaxaca del 2006

 

1.- Que Oaxaca buscó en 2006 la democracia negada por los déspotas que la han gobernado.

2- Que lo que buscaban los rebeldes también era libertad y justicia, aunque la llamaran de otras formas: “mejora salarial”, “basta de violencia contra manifestantes”, “respeto a los sección 22”, “cambio de gobierno”…

3- Que no fueron unos cuantos maestros, sino miles de activistas, decenas de miles de ciudadanos, quienes formaron este movimiento engendrado en contra de una impunidad institucional que parecía eterna… hasta el 2006.

4- Que por un tiempo hubo algo pocas veces visto en el México de abajo: unidad. Muchas facciones, desde las estalinistas hasta las anarquistas, pasando por las magonistas, zapatistas, cardenistas y cuanta madre, repitieron las mismas consignas, en las mismas calles, contra los mismos enemigos.

5- Que en ese entonces, también entró de golpe, la gente sin partido ni organización, el pueblo de los arrabales y el de la comodidad, porque en la luna de aquellas noches se reflejaba, más que nunca, la esperanza.

6- Que fue entonces cuando se cayó la máscara de la supuesta transición democrática que el país había empezado a conocer tras las elecciones del año 2000. Porque en 2006 supimos que para hacer frente a una ínsula de autoritarismo sangriento se necesitaba algo más que urnas: se necesitaba una insurrección para empezar a andar por el maltrecho camino de la democracia mexicana.

7- Que en esa época, las mujeres, jóvenes o grandes por igual, pobres o no tan pobres, vivieron también una liberación particular dentro de la liberación general. Sus cacerolas fueron armas para tomar un canal de televisión pública y así criaron nuevas generaciones insumisas durante los 20 días de transmisiones populares.  

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8- Que aunque a veces zumbaban las balas en las barricadas o se oían ruidos de muerte durante la madrugada, tampoco faltaba nunca algún disparo inesperado de alegría o un ataque masivo de risas, sobre todo, desde alguna de las radios que ayudaron a construir la identidad común de los variopintos alzados.

9- Que la revuelta no tuvo líder único, porque ya la historia reciente le había enseñado a Oaxaca que no podía dejar en manos de una sola persona el poder que tenían que intentar aprender a usar entre todos.

10- Que a lo largo de las marchas y protestas que se llevaban a cabo todos los días, muchos insurrectos veían una cobertura mentirosa de los medios de comunicación y se daban cuenta que éstos eran un poder más al que también tenían que desafiar, por eso, en esos días, hubo muchos periodistas que tuvieron que liberarse de los intereses mercantiles de sus medios para regresar a la esencia del quehacer periodístico: el compromiso, antes que nada, con la sociedad.

11- Que en respuesta al movimiento, el gobierno creó un aparato ilegal conformado por porros infiltrados, grupos criminales aliados, policías vestidos de civil y militares dirigiendo las operaciones desde la sombra.

12- Que estos escuadrones de la muerte que se han vuelto algo característico del México actual, sobre todo bajo el contexto de la llamada guerra del narco, son un modelo creado y experimentado este siglo XXI, por primera vez, en la Oaxaca del 2006.  

13- Que desde que estalló la represión total en contra del movimiento, no hubo un solo día del 2006 y 2007 en Oaxaca, en el que no se violaran los derechos humanos. Ejecuciones, desapariciones, torturas y detenciones ilegales, ocurrieron de manera general y sistemática, sin que hasta la fecha haya castigo contra los responsables.

14- Que ese ente al que se le llama Poder Judicial, en 2006 participó de manera refinada y cruel, en una represión sistemática que incluía la detención y fabricación de delitos a manifestantes, así como el envío ilegal a lejanas prisiones de máxima seguridad como el Penal de Nayarit, Matamoros, Puente Grande o Almoloya.

15- Que la represión brutal e ilegal en contra de la Oaxaca del 2006 fue acordada, ejecutada y solapada por un grupo de gobernadores del PRI, junto con dos presidentes, el saliente Vicente Fox y el entrante Felipe Calderón.

15- Que este grupo de poderes que decidieron sangre y destrucción para Oaxaca en 2006, estaba ajeno a la realidad oaxaqueña y no tenía interés alguno en ayudar a la solución democrática del problema existente, sino en garantizar la impunidad de la cuestionada elección presidencial celebrada ese mismo año en México.

16- Que en 2006, los presidentes Vicente Fox y Felipe Calderón, supuestamente provenientes de una nueva era democrática, rompieron el paradigma que existía en la institución presidencial después de la masacre de estudiantes ocurrida el 2 de octubre de 1968 en la Ciudad de México, el cual impedía a los mandatarios de la República ordenar de manera abierta la represión directa en contra de un movimiento social.

17- Que en una entrevista a posteriori de Fox con la Comisión de la Verdad de Oaxaca–incluida en la nueva edición de Oaxaca sitiada (Almadía, 2016)-, éste reveló que el operativo implementado en Oaxaca el 29 de octubre de 2006 acabó con “el síndrome presidencial de Tlatelolco” (derivado de que “ningún presidente quería ser Gustavo Díaz Ordaz”) y aseguró que, en continuación con ello, su sucesor, Felipe Calderón, mantuvo y acrecentó las acciones represivas directas en contra de los movimientos sociales bajo el contexto del combate a las drogas.

18- Que en 2006, el Estado mexicano ensayó en Oaxaca un conjunto de procedimientos que tienen como objetivo fortalecer la impunidad y cuya aplicación en los años siguientes a nivel nacional derivó en lo que ahora es denunciado y visibilizado como una crisis nacional de derechos humanos, la cual tiene como epicentro la ejecución y desaparición de estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa ocurrida en septiembre de 2014, aunque la sangre y destrucción abarcan también muchos otros lugares del país.


19- Que después de más de diez años de impunidad, las víctimas y la comunidad oaxaqueña siguen luchando por recuperarse y sanar, así como para extender sus redes de apoyo, a pesar de los obstáculos que les ha impuesto el Estado, sobre todo durante el gobierno de la alternancia de Gabino Cué, en el que predominó la ambigüedad ante la problemática y al final, se terminaron repitiendo los mismos patrones de violencia institucional, como quedó demostrado con la triste masacre de Nochixtlán ocurrida el 19 de junio de 2016.

20- Que aunque Oaxaca fue reprimida de manera criminal por el Estado mexicano, el ejemplo que perdura a la fecha de lo sucedido en el año 2006, es el de la resistencia. Vista a la distancia, la protesta oaxaqueña fue una insurrección en contra de una democracia mexicana que en su primer cuarto de siglo de existencia, acumula más ejecuciones, desapariciones y prácticas de tortura que cualquiera de las dictaduras tradicionales de los años setenta y ochenta en América Latina.


* Texto leído durante la presentación de la Nueva edición de Oaxaca sitiada (La primera insurrección del siglo XXI, Almadía 2016) en la Feria Internacional de Libro de Minería, 2017


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