Deshabituarnos de la violencia con Teatro Bárbaro, una compañía que trasgrede los límites de tu indiferencia
Asistir a la función para prensa de la obra Yo tenía un Ricardo hasta que un Ricardo lo mató fue una verdadera sacudida a mi comodidad como espectador—esa especie de trance en la cual uno vive ajeno a la brutal realidad: asesinatos, narcotráfico, miseria moral, corrupción, ira y desesperanza — en diferentes sentidos.
Ha sido tanto nuestro desinterés por esta realidad, que nuestros niños también se llenan las manos de sangre.
Este montaje, creado de manera colectiva por la valiente compañía Teatro Bárbaro, originaria de Chihuahua, es dirigido por Fausto Ramírez. La llamo valiente, porque ha enfrentado la terrible situación de violencia extrema que atraviesa su estado (y, sabemos, gran parte del país) a partir de un esfuerzo artístico que tiene límites insospechados, por supuesto, hablo del teatro. Una herramienta antiquísima que sirve, entre otras cosas, para crear comunidad.
En efecto, la compañía Teatro Bárbaro, fundada desde el dolor de una comunidad destruida, se ha empeñado con la obra Yo tenía un Ricardo, que será estrenada el jueves 19 de enero en el Centro Cultural del Bosque, en demostrarnos que el teatro, como evento artístico, logra deshabituarnos de la violencia, a través de la interpelación y la interacción con el espectador. Porque la obra está construida a partir de una conversación, más que una representación, que involucra al espectador de una manera intensa.
No hay interacción más contundente que durante el transcurso de la obra, uno de los actores te invite a beber un trago de sotol (bebida alcohólica emblemática de Chihuahua) sobre el escenario. Compartir esa bebida, es lo más cercano a la búsqueda de una pequeña comunidad, la de quienes comparten un mismo espacio: el teatro mismo. Al compartir el sotol también se nos compartirá una parábola en la que conoceremos cómo los productores de esa bebida son amenazados por el narcotráfico. Puesto que todas nuestras acciones, como un rayo que nos atraviesa la médula, están relacionadas de una u otra manera con el narcotráfico y la violencia que el crimen organizado genera.
Desde Platón hasta nuestros días, los seres humanos luchamos funestamente por no quedar atrapados en el teatro de sombras de la realidad engañosa. Sin embargo, Teatro Bárbaro nos demuestra que sólo a través de la Tragedia somos capaces de cambiar nuestra realidad. Resulta pues paradójico, porque la Tragedia griega era el enfrentamiento del héroe contra el destino, a sabiendas, de que jamás lo vencería.
Yo tenía un Ricardo hasta que Ricardo lo mató toma como excusa los motivos de Ricardo III de William Shakespeare para dejar una consigna muy clara en el público: todos corremos el riesgo de convertirnos, en cualquier momento, en un Ricardo. ¿Quién es Ricardo? Es un hombre que siente que le ha sido arrebato algo que por derecho le corresponde: en una época de ruina moral la lucha por el “poder” suele volverse carnicera, salvaje y sangrienta. México se yergue desdibujado, fracturado, deforme y profundamente dolido. Con una imagen que no puede ser otra que la de un Ricardo III, rey de Inglaterra.
Nada merecemos y nada nos corresponde. Todos, en efecto, corremos el riesgo de convertirnos en Ricardo. Y como si esto no bastara, también nos enfrentamos día a día al temor de formar parte de las estadísticas de la muerte… Sin embargo, ha sido tanto nuestro desinterés por esta realidad, que nuestros niños también se llenan las manos de sangre.
Yo tenía un Ricardo hasta que Ricardo lo mató será estrena el día jueves 19 de enero a las 20 hr. en la sala Xavier Villaurrutia del Centro Cultural del Bosque y estará en cartelera hasta el 5 de febrero, los jueves y viernes a las 20 hrs., los sábados a las 19 hrs. y los domingos a las 18 hrs.
Recuerden que el Centro Cultural del Bosque mantiene varios programas para los precios sean sumamente accesibles.
Para más información visite la página de la compañía en Facebook Teatro Bárbaro y el Facebook Gente de Teatro o twitter @Gente_de_Teatro.