La triste realidad de las democracias actuales

El país “más democrático” del mundo, Estados Unidos de América, nos enseña la triste realidad de las democracias actuales: el juego electoral, base de la democracia, divide a un país entero en la visión schmitteriana de amigos-enemigos. Así nos convertimos en esclavos de un régimen que nos obliga a elegir entre el “bueno” y el “malo”. Son dos tipos de buenos y malos que predominan en varias ciudades y países del mundo: en algunos lugares los malos son “los políticos” y los buenos “los independientes”; en otros, un bando lo conforman lo “los pro-extranjeros” y el otro los “anti-extranjeros”.

Estos opuestos están movilizando al mundo, logrando resultados electorales que rompen con tendencias históricas. La complejidad de la política y la imposibilidad de conocer a priori las mejores políticas o decisiones nos deja a merced de las figuras que generen más consenso, más aliados, más simpatía gracias a las emociones, la comunicación y los medios. Ahora le toca a Estados Unidos de América elegir a su enemigo público, mientras tememos que se repitan las tendencias ya vistas en Brexit o en Hungría. En nueve días los norteamericanos tendrán a su héroe o heroína y al malo o mala de la película. Y la democracia cargará con el peso de los decepcionados e insatisfechos de observar que a casi 80 años de las olas de la democracia, todo lo que nos puede ofrecer es eso: héroes y villanos.

* La autora es doctora en ciencia política por el Istituto Italiano di Scienze Umane de Florencia Italia.
Profesora de la Universidad de Guadalajara, México.

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