La estructura del empleo en México
El empleo en México y en cualquier país del mundo representa un factor fundamental del desarrollo social, del crecimiento económico y de la estabilidad política De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (INEGI) los datos que arroja la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) muestra que para marzo de 2015 el porcentaje de la población de 15 años y más que se encuentra económicamente activa es del 59.3%. Sin embargo, hay que considerar las transformaciones que ha tenido el trabajo en tiempos recientes con respecto a las demandas existentes hace 20 ó 30 años.
Nuestro país tiene una población total superior a los 122 millones 117 mil personas, de acuerdo con la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STyPS), en este año 2016 la Población Económicamente Activa es de 53 millones 539 mil personas y la Población Económicamente Inactiva 36 millones 235 mil personas. De la población económicamente activa 51 millones 433 mil personas están ocupadas mientras que 2 millones 105 mil están desocupadas. El número de trabajadores asalariados es de 35 millones 212 mil personas; el de trabajadores por cuenta propia de 11 millones 444 mil; los que están sin pago y otros suman 2 millones 521 mil y finalmente el número de empleadores es 2 millones 254 mil.
El sector comercio tiene el 18.5% del total de los ocupados y concentra, por sí mismo, el mayor número de personas ocupadas
Por su parte el INEGI señala que existen 11 sectores de actividad económica: Agropecuario, Comercio, Construcción, Educación y Salud, Extractiva, Gobierno, Servicios Personales, Servicios Profesionales, Transformación, Transporte y Turismo. Las cifras del segundo trimestre del 2016 de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) muestran que los sectores de actividad económica que concentran un alto número de personas en México son: Comercio, Transformación y Agricultura (8.9, 8 y 5.7 millones respectivamente, estos tres sectores sumados juntos representan el 46.9% de la población ocupada. Por su parte el sector comercio tiene el 18.5% del total de los ocupados y concentra, por sí mismo, el mayor número de personas ocupadas. Debe subrayarse que casi el 60% del sector cuenta con una escolaridad de nivel secundaria y se concentran entre el rango número de edad de los 16 a los 34 años.
La forma en que estructuran la información ambas instituciones el INEGI y la STyPS muestra diferencias difíciles del procesar a primera vista, sin embargo es posible aseverar que la estructura del empleo en México está en transición, muestra una complejidad mayor, se define por los contrastes y porque los trabajadores del campo siguen siendo un porcentaje significativo, en especial debido a que la economía agraria en México muestra asimetrías con respecto a países como los Estados Unidos, ahí la población ocupada en el sector es menor al tres por ciento, su forma de producir está basada en las grandes extensiones de tierra, la tecnificación del sector, y el uso de semillas transgénicas enlazadas a un poderoso sector de comercialización global, mientras que en México si bien existe una agricultura de exportación a su vez está presente la producción comunal, ejidal y pequeños propietarios donde se concentran modos de vida, tradiciones, culturas y pueblos indígenas que son el mosaico de nuestra riqueza y diversidad como nación.
Por otra parte llama la atención que con base en la información del INEGI el sector comercio tenga un alto número de empleados asalariados dado que se trata de un área donde el nivel de estudios y formación requerida no es alta, a que existe precariedad en el empleo, y además a que los sistemas de prestaciones sociales y económicas aparecen restringidos debido a toda clase del contratos que reproducen la inestabilidad laboral. Del mismo modo llama poderosamente la atención que de acuerdo con cifras de la STyPS en el rubro otros servicios se concentre el 33 por ciento de la Población Ocupada por Rama Económica, lo que significa un avance sistemático de la ocupación en el sector de la economía del siglo XXI, esto es, en el área de la inteligencia, el valor agregado y la educación. Por su parte también con cifras de la STyPS la rama industrial manufacturera se lleva el 16 por ciento de la población ocupada mientras que la construcción concentra el ocho por ciento.
En México se presentan de manera simultánea todas las agendas pendientes y los retos en materia de empleo, esto va desde ofrecer opciones laborales bien remuneradas a las personas que se ubican en el sector primario para evitar la migración, la pauperización y envejecimiento de la población que ahí vive, hasta la generación de mayores capacidades humanas e inversiones en materia de educación, finanzas, software avanzado, y otras actividades relacionadas con la economía de los servicios y la calidad.
Asimismo, de acuerdo a diferentes estudios en México se registra una demanda de empleos en el sector manufacturero y de la transformación donde el nivel educativo requerido es bajo o en sus mejores casos medio, lo cual tiene una traducción directa sobre el nivel bajo de ingreso de las personas: Es cierto que durante la administración 2012-2018 el empleo ha crecido, al igual que el número de trabajadores formales y que las huelgas son casi inexistentes, lo que hablaría en principio de estabilidad laboral, como también es cierto que las estructuras sindicales siguen intactas, sin transparentar sus finanzas, aún con una nueva ley de transparencia, permanecen como factores de control social y laboral que tienden en no pocos casos a reproducir prácticas lesivas para los intereses de las personas ocupadas en diversas actividades. Y también es cierto que seis de cada diez personas en nuestro país trabajan sin ningún esquema de seguridad social.
En México es difícil tener un trabajo bien remunerado porque varias de las tendencias globales respecto a la ocupación y la formación ya se registran en diversas regiones del país, en otros términos, una educación de calidad, con niveles universitarios y posgrados no se traduce de manera lógica y consecuente en mejores niveles de vida; por otra parte las empresas enfrentan en diversos sectores un alto nivel de rotación laboral debido, entre otros factores, a su baja capacidad para mantener y dar opciones a los elementos que ya formaron con capacidad y experiencia en determinadas tareas; y por su parte la industria manufacturera sufre de manera cíclica los problemas económicos del vecino país, una alta movilidad laboral y en los últimos años una mejoría relativa en el ingreso, en especial en el frontera norte.
Es cierto que seis de cada diez personas en nuestro país trabajan sin ningún esquema de seguridad social
La estructura del empleo en México requiere una modernización mayor, empezando por los sindicatos que se han convertido en diques para la movilidad laboral y social, en especial en la industria de la transformación y en el sector de la construcción, donde la eventualidad se traduce en explotación e indefensión laboral ante los líderes y sus camarillas que utilizan las cuotas sindicales a entera discreción.
La economía de la calidad y los servicios no puede ser la única respuesta para México, se requiere impulsar empleos alternativos que den oportunidades a los jóvenes del campo y de las ciudades, baste señalar que nuestro país requiere de nuevas generaciones de profesionistas para enfrentar los cambios ambientales y demográficos que nos toca y tocará vivir, hacen falta médicos especialistas, gerontólogos, geriatras, enfermeras, gestores sociales, desarrolladores comunitarios, abogados indígenas, ambientalistas, expertos en ciencias de la tierra, productores de alimentos con base en nuestro patrimonio gastronómico y bio-germen, y toda una serie de opciones que nos permitan disponer del capital humano para enfrentar los desafíos que tenemos como nación y que ayuden a superar la desigualdad económica y social, pero sobre todo a abatir el lastre de la pobreza económica y alimentaria que sufre gran parte de la población y que el mercado laboral no ha podido paliar.