Doscientos años de presidencialismo en el Malpaís: De precisos, espurios y parias, un atentado contra la historia oficial
“La imagen del patriarca, del redentor, heredada por la cosmovisión de las civilizaciones originarias y por los españoles, debilitó el hecho de que el poder pertenece siempre al pueblo”, nos dicen los editores en el prólogo al libro. Quien se acerque a De precisos, espurios y parias como una guía mortal contra el poder se dará cuenta que el arma más poderosa ya la tiene en el alma, ¿cuál es?, nada más y nada menos que el humor.
Tercera Vía conversó con dos de los cinco editores que conforman esta editorial independiente —el poeta Iván Cruz Osorio y el diseñador Santiago Solís— para dialogar en torno a un libro que será emblemático para la identidad mexicana.
La publicación De precisos, espurios y parias ha recibido expresiones de censura y cólera… ¿Cómo ha sido la recepción del libro?
Iván Cruz: Esta censura—hasta cierto punto nimia— que ha habido en las redes sociales, se da a partir de que publicamos la caricatura de Enrique Peña Nieto. Evidentemente, la ilustración que está dentro del libro se acompaña de todos sus delitos. De ahí ha partido una censura pequeña—yo la llamó así— porque sabemos lo que significa censurar en México: que te eliminen del mapa totalmente.
En un público amplio, la recepción ha sido muy calurosa. La gente está ávida de dos cosas: hacerse escuchar como una sociedad ofendida, y también de reírse de quienes los ofenden. A la gente le ha divertido muchísimo ver que hacemos escarnio de todos los presidentes de la república: cuáles eran sus apodos, qué babosadas realizaron, sus errores… Lo hacemos con mucho sentido del humor, en el prólogo lo comento: finalmente el veneno y el humor, como el poder, también residen en el pueblo. Es un libro que ha tenido muy buena fortuna, tanto así que los cuatrocientos ejemplares que sacamos quizá ya requieran una reimpresión.
¿Cuál es el objetivo del libro?
Iván Cruz: Se inscribe dentro de dos ideas nuestras, una como editorial y otra como ciudadanos. Como política editorial, Malpaís Ediciones nace porque pensamos que no vivimos en un buen país (el nombre de nuestra editorial quería reflejar una postura). Con este libro queríamos reafirmar esta postura. Los responsables de esta circunstancia son los dirigentes que hemos tenido. La mayoría—salvo honrosas excepciones— han sido corruptos, autoritarios, represores; han beneficiado a sus amigos, a sus familias. Tanto así que hemos creado una élite en el poder, otra clase social que se sostiene a través de la burocracia y los impuestos de los mexicanos. Queríamos hacer patente nuestra política editorial y decir: “estos son los que chingan a la nación”, también en el dicho popular.
Santiago Solís: En “De precisos, espurios y parias” logramos hacer la monografía inicial, la radiografía del presidencialismo, lo que dio como resultado un libro con carga política, un libro ilustrado, y una búsqueda de conciencia a través del humor.
¿Es el libro emblemático de Malpaís ediciones?
Iván Cruz: Uno de ellos, nosotros tratamos de que cada libro que hemos publicado sea coherente con nuestra posición política y estética. Este libro refleja en muchos sentidos nuestras búsquedas, es un libro hecho por una comunidad, en esta idea que yo tengo de la comuna de París(del siglo XIX), y en la construcción de una política horizontal.
Queríamos hacer un libro que reflejara quiénes son los precisos, los presidentes; los espurios, aquellos que arrebatan el poder; y los parias, ¿quiénes son los parias?, lo pobres del mundo, como diría la Internacional, el pueblo, quien también ha funcionado como comparsa del poder. En este sentido sí era emblemático sacar este libro. Con la editorial buscamos dejar de ser ciudadanos pasivos y convertirnos en ciudadanos activos. Para esto, convocamos a ilustradores e historiadores, en total lo hicimos 15 personas, por eso la tapa no tiene autor, es De Precisos, Espurios y Parias: 200 años de presidencialismo en México y ya.
Santiago Solís:Me parece que Malpaís edita bajo la idea “romántica” del libro útil, sea de literatura, de arte o de historia. No pensamos en la reacción del mercado, porque siendo honestos nuestros tirajes son muy cortos como para que sean una mancha significativa en el panorama nacional. Sin embargo, volviendo al tema del romance, a cada libro le ponemos todo el intelecto, toda la intención y todo el corazón que tenemos para verter la mejor de las mezclas en el contenedor llamado libro, eso sí, siempre a un precio asequible.
¿Cómo surgió la idea del libro?
Al llegar al poder una persona tan falta de cultura, tan falta de principios, ligada a personajes que han hecho un daño tremendo al país, como Carlos Salinas de Gortari, o Arturo Montiel, o todo este grupo Atlacomulco, la gente más oscura, como los Hank Rhon, etcétera. Entonces supimos que el país no tenía otro camino más que el autoritarismo y la represión, que es lo que hemos estado viendo a lo largo de estos años de gobierno de Peña Nieto. Ahí fue el germen, decidimos convocarnos y reaccionar, desde nuestro ámbito de acción que es la edición, lo hacemos como ciudadanos y también como artistas.
Es nuestra intención con todos los libros que hemos publicado. Por ejemplo, desde la poesía, el libro de Jaime Reyes La oración del ogro, es un testimonio político muy cabrón; El retorno y otros poemas de Miguel Guardia, lo es también; y el Infierno y sus tormentos de Mario Bellarmino. O el más reciente poemario de Eduardo Parra Ramírez Refractario. En su ambiente y en su estética, todos tratan de ser subversivos, son libros escindidos del canon.
¿Cuál es el lector ideal de este libro?
Iván Cruz:Todo aquel que tenga sentido del humor. No estamos haciendo un libro para las altas esferas intelectuales o para gente políticamente ideologizada, en lo absoluto. Hemos llegado a un público que ni siquiera se considera lector, sino a un público más amplio, al público que se ríe. Porque el humor está muy presente en todos los mexicanos, por eso el libro se está vendiendo.
Hemos vivido a la sombra de personajes eminentemente corruptos, malos líderes y guías enfermos. No debemos confiar en ellos. Nosotros como editores buscamos poner en evidencia que la institución presidencial es una institución caduca como la conocemos, los mexicanos pensamos que cada presidente que llega va a resolver nuestros problemas. Es absurda esa visión. Debemos comprender que es necesario acotar esa institución, porque aún tenemos una figura presidencial que es capaz de seguir reprimiendo, e influenciar al resto de los partidos para hacer que lleguen a la constitución leyes que van en contra de nosotros los ciudadanos. Tenemos que transparentar lo mayor posible la función de los políticos en este país. Esa idea del presidente como padre absoluto debe de cambiar. Debemos de pensar de manera distinta no sólo la figura del presidente sino de los políticos en general, porque son figuras onerosas para el país. Queremos que los lectores se den cuenta de esto.
La caricatura política es una forma muy poderosa de hacer dinámica la historia, es un atentado contra la concepción monolítica de nuestra historia…
Santiago Solís: La idea del ritmo de libro se concentra en ser una secuencia de momentos fallidos en el presidencialismo nacional; desde la perspectiva del actor principal, el presidente. A modo de estas monografías que compras de niño en las papelerías, donde venía la estampita y detrás los highlights del retratado. Eso lo llevamos al libro pero de una forma distinta: el fracaso a la izquierda y el fracasado a la derecha en la doble página, un encuentro más directo entre la palabra y la imagen. Así que juntamos al equipo de ilustradores con distintos registros para que sumado al ritmo textual, también tuviera un ritmo visual y fuera dentro de su sistema un libro más fresco y ágil.
La dialéctica que mantiene el texto con la imagen me hace pensar en la presencia de nuestra tradición de la caricatura política. Puesto que gran parte de nuestra historia el analfabetismo era un factor determinante en la sociedad, la caricatura política fue fundamental para llevar un discurso a la población y atentar contra las figuras de poder. ¿Cómo dialoga este libro con esa tradición?
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Iván Cruz: Una de las portadillas del libro abre con un grabado de Guadalupe Posada sobre la independencia, desde ahí estamos apuntando nuestro intento de que este libro sea heredero de esos grandes creadores que se burlaban de las figuras respetables. Tanto en el siglo XIX como en el XX tenemos gente increíble. Como Naranjo, que sacó un libro precedente al nuestro, donde criticaba a los presidentes desde Echeverría hasta Salinas de Gortari. Es un libro excelente, de monos, de diálogos, de presidentes ridiculizados. Es un precedente nuestro y nos inscribimos dentro de ese corpus. Como también las caricaturas del taller de gráfica popular, en toda la gráfica que se veía en los movimientos del 68, más recientemente con la gráfica suscitada como respuesta a la desaparición de los 43, la gráfica sigue viva atentando de una manera importante contra el poder. La gráfica es una de las resistencias más importantes que tenemos en México.
Santiago Solís: Cierto… aunque no buscamos referencias para iniciar el proyecto, es cierto que tanto el equipo de investigación, el equipo de edición y el equipo de ilustración inconscientemente tuvimos en la mente alguna publicación o algún autor de libros de humor político. En lo personal mi padre leía a Rius en Los Supermachos y Los Agachados y yo heredé (a sus costillas) su colección de cómics. Tampoco se me olvida “Boogie el Aceitoso” del maestro Roberto Fontanarrosa, que lo publicaban en la última página de Proceso. Tampoco se me pasa la influencia de José Guadalupe Posada, de Manuel Manilla, de Abel Quezada, del Taller de la Gráfica Popular, de Quino, de Rogelio Naranjo. Y aunque siendo justos con la historia y el talento, es difícil para mí compararnos, dado que es la primera publicación de ese corte en la editorial, creo que nos faltan más pasos que dar. Pienso que marchamos por el camino que otros ya dejaron. Y lo hacemos desde nuestras posibilidades, desde nuestras capacidades y desde una organización horizontal donde todos nos vemos a los ojos; y en cierta medida el contenido y el contenedor así lo pretenden también con el lector. El cómo se inserte este libro en esa tradición se lo dejamos a la historia.
Podrías hablarnos en términos generales de las diferencias en los estilos de cada ilustrador.
Santiago Solís: Habrá que partir que la consigna fue simple: hay que hacer una serie de retratos. Cada ilustrador debía encontrar su estilo y que el nivel de dibujo fuera constante. Curiosamente todos trabajamos las piezas con más humor que solemnidad. Por parte de la dirección de arte, se confía mucho en su talento y sólo en pequeños casos se hicieron cambios. Todos tienen experiencia en el medio por lo cual es sencillo trabajar juntos.
Mariana Villanueva: Ella es ilustradora de libros para niños y jóvenes. Encontró en el retrato de cuerpo completo el recurso narrativo para este proyecto. Mariana tiene un trazo decidido y una voz gráfica muy definida, resultado del proceso constante entre los proyectos personales y el trabajo por encargo. En ambos, no cae en modas.
Abraham Díaz. Él junto con su pandilla de maleantes gráficos tiene un sello autogestivo de cómics y fanzines que se llama JocDoc Ediciones. Desde la insurgencia han sabido ganarse su espacio. El dibujo de Abraham es agresivo, molesto, burlón, pero socialmente empático y eso no pasa desapercibido.
Santiago Robles. Desde hace un tiempo el trabajo de Santiago se encuentra entre el diseño y el arte. Más inclinado a éste últimamente, en las piezas de Santiago se insertan símbolos, consignas y elementos más allá del retrato, buscando a mi parecer una lectura más referencial.
Jayme Sifuentes. Es el más adelantado en cuanto a la caricatura política pues publica regularmente en el Reforma, Milenio, Mural, el Chamuco; es decir, es un monero en forma. Jayme trabaja la línea de una manera muy precisa, sin adornos, su mensaje es muy directo, muy honesto porque no se esconde, llegar a ese nivel de dibujo es un talento.
Y yo, que me niego a hablar de mí mismo.
Este libro debería ser una lectura obligatoria en las escuelas…
“Cuándo vio el dibujo de Peña Nieto, me dijo un taxista que este libro debería ser de texto gratuito”
Iván Cruz: Mucha gente nos lo ha manifestado. Rafael López Castro, que es el autor de la portada (el Palacio Nacional y el dedo índice del dedazo y del poder que señala), en la presentación del libro—en el Museo de las Intervenciones— decía: “este libro debería ser un libro de texto”. Me pasó algo curioso cuando fui a presentar el libro a la Feria Internacional del Libro en Arteaga, Coahuila. Tomé un taxi, platicando con el taxista, me pregunta “¿usted a qué viene?” con esa franqueza norteña, yo le digo “vengo a presentar un libro”. “¿Qué libro es?” Le enseñé el libro cuando estábamos en un alto, lo hojea, llega a Peña Nieto y estaba muerto de la risa, cuando se termina de reír le digo ¿qué le parece?, “es que este libro debería ser de texto gratuito”.