Elecciones y Escenarios Políticos

Las elecciones de este año 2016 muestran varias áreas de complejidad tanto en la propia materia electoral como las expectativas políticas hacia del 2016, pasando por los efectos que posiblemente tengan las elecciones locales en las decisiones del H. Congreso de la Unión. Lo evidente es que los Partidos Políticos en primer término tratarán de mantener las posiciones políticas que actualmente tienen y que las oposiciones en cada caso realizarán todas las operaciones políticas que les sean posibles para disputar y en su caso, mediante el voto, hacerse del poder público,  ahí aparecen las alianzas parciales y totales, los cálculos de votación efectiva, el porcentaje de indecisos, la decisión sobre el tipo de campaña, el uso de tiempos en medios de comunicación, y en sí el conjunto de normas, instituciones, y estrategias  que los partidos y ahora los candidatos independientes realizarán para alcanzar una posición de representación popular.

Cada entidad es en sí misma un caso de estudio, y la danza de las encuestas ya reaparece para tomar la fotografía sobre las preferencias electorales estado por estado y hasta municipio por municipio. En suma, estarán en disputa 12 gubernaturas, 388 diputados, y 956 ayuntamientos. En primer término aparece un proceso electoral inédito que es la Elección Única de la Ciudad de México (para el Congreso Constituyente) y a lo largo del año se tendrán Elecciones Ordinarias para renovar los poderes Ejecutivo, Legislativo y de los Ayuntamientos según corresponda en diversas entidades del país como se aprecia en el siguiente cuadro.

 

Estado Gobernador Diputados Ayuntamientos
Aguascalientes 1 27 11
Baja California 25 5
Chihuahua 1 33 67
Durango 1 25 39
Hidalgo 1 30 84
Oaxaca 1 42 (153 se elegirán por el régimen de partidos políticos y 417 por sistemas normativos internos).
Puebla 1
Quintana Roo 1 25 10
Sinaloa 1 40 18
Tamaulipas 1 36 43
Tlaxcala 1 25 60
Veracruz 1 50
Zacatecas 1 30 58
Totales: 12 388 956 (548 por partidos políticos)

 

Para cada actor político los procesos electorales locales tienen un significado en diferentes términos y márgenes de posibilidad. En unos lo central es continuar una trayectoria en la vida política local, en otros el tema es la posibilidad de abrir espacios políticos hacia la administración federal, y en los menos las expectativas se refieren a la elección Presidencial del 2018. Lo cierto es que la victoria electoral es para todos una apuesta sustantiva, pues desde la elección favorable de la ciudadanía es posible hacer más que desde la derrota, aunque nada es lineal, pues mucho cuenta el cómo se pierde e incluso el cómo se gane.

Para la vida interna de los partidos políticos las elecciones también transportan su propia lógica, porque las dirigencias que obtengan mayores triunfos se solidificarán y alcanzarán mayores márgenes para negociar y lograr acuerdos con los grupos que los integran; incluso para más de una dirigencia nacional, los procesos locales definirán el curso de las negociaciones con que acordarán a sus candidatos a la Presidencia de la República, así que desde lo local se tejen correlaciones de fuerza, actores y resultados que influirán de manera notable en la vida nacional, incluso en el nivel de lo que sucede en el Congreso de la Unión.

Por otra parte, para nadie en México es un misterio que los procesos electorales en las entidades de nuestro país tienen una resonancia en el H. Congreso de la Unión en diversas formas e intensidades. La más evidente ha sido que las diferencias antes, durante y después de las elecciones se llevan al H. Congreso de la Unión. Las ocasiones en que la tribuna de la Cámara de Diputados y de la Cámara de Senadores se utilizaron para denunciar con o sin razón supuestas o ciertas irregularidades en los procesos de elección pública han sido reiteradas, también se ha hecho evidente a los ojos públicos que el curso de determinadas reformas constitucionales o las leyes se han paralizado en medio de disputas políticas, y que aún los trabajos del Congreso se han detenido en función de crisis electorales en diferentes puntos del país, lo cual en evidencia, afecta las responsabilidades que el Congreso tiene con una serie de agendas pendientes.

Algunos de los más conspicuos analistas de la vida política nacional señalan que las negociaciones en el Congreso de la Unión, por la aprobación de ciertas reformas tienen un correlato electoral, en suma, se  habla una y otra vez de intercambios entre posiciones de poder público en las elecciones por la aprobación de determinadas leyes, lo cual no deja de sorprender a los que analizan la vida política como a los ciudadanos pues en evidencia de tales negociaciones, al menos no como cosa juzgada no están probadas, pero se dan por enteramente ciertas.  

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En los próximos meses el Congreso de la Unión tiene una ruta de trabajo para discutir y aprobar leyes que son sustantivas para el país, esperaríamos que estas decisiones estén más allá de los procesos y los resultados electorales, porque se trata de avanzar en cuestiones sustantivas como son las reformas en materia del sistema de justicia penal, y en materia de combate a la corrupción, la realidad es que ambas esferas requieren un acucioso trabajo técnico y una visión de sistema, por lo que es poco deseable esperar a ver qué pasa en cada elección.

Lo que se necesita en y para la ciudadanía es por demás evidente. La política es la posibilidad de construir y generar acuerdos, prestigiarla es actuar con sentido público; atraparse en la coyuntura es un síndrome cuyos resultados conocemos: parálisis legislativa, decisiones postergadas, atraso jurídico e institucional, y efectos negativos sobre el prestigio nacional de México ante la comunidad de naciones; la realidad es que esos tiempos no pueden regresar. Nos convoca la eficacia política ante las cosas que se dejaron de hacer, ante todo lo que quedó pendiente y que hoy tenemos la responsabilidad de resolver en beneficio de las personas.

 

 

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