Libertad de expresión en redes sociales ¿Qué tanto es tantito?

¿Pelear con desconocidos en el “feis” por La Casa de los Famosos es tu pasión? ¿Te encanta discutir con señoras en grupos de compra-venta? Aunque estas situaciones son el nivel más bajo de violencia al que puede llegar tu libertad de expresión, hay personas que han tachado de “nacos” y “pobres” a quienes votaron por Morena en las últimas elecciones, ¿te acuerdas? O, por ejemplo, cuando criticaron a Yalitza Aparicio por su “falta de experiencia en la industria del cine” o simplemente por su apariencia y origen indígena.

Pero, primero lo primero, ¿qué es la libertad de expresión?

Sin tanto rollo, la libertad de expresión es el derecho que tenemos todos para decir lo que pensamos y compartir nuestras ideas sin miedo a ser castigados. ¡Es ser tú mismo! Pero, aquí viene el pero: también se trata de no lastimar a nadie o incitar al odio. Es como cuando estás con tus amigos y decides dar “tu humilde opinión” sobre el nuevo peinado de alguien. Puedes decir que ese estilo no le queda, pero si haces comentarios hirientes o lo criticas sin parar, estarías cruzando una línea.

Así que, sí, tienes todo el derecho a dar tu opinión, pero siempre es mejor llevar la fiesta en paz para no arruinar la reunión (o la amistad).

¿Y qué onda con las redes sociales?

Gracias a las redes sociales, además de intentar ligarte a tu crush diciéndole “Hola, linda *se sonroja* 😳 “, ahora podemos debatir sobre temas, desde los más absurdos, como la salida de Adrián Marcelo de La Casa de los Famosos, hasta los más controversiales, como la Reforma al Poder Judicial.

Sin embargo, existen temas mucho más delicados, como la identidad de una persona. Por ejemplo, las constantes agresiones hacia la comunidad LGBT no solo provocan debates fuertes, sino que pueden escalar hasta amenazas de muerte y, en los peores casos, llevar a crímenes de odio, como el ataque a la discoteca Pulse en Orlando en 2016, o hacer que alguien piense en el suicidio (esto último también sucede cuando opinas sobre un cuerpo que no es el tuyo).

Es por eso que redes sociales como Facebook e Instagram, pertenecientes a META, implementan candados que regulan la interacción y restringen las expresiones de odio contra comunidades vulnerables, hasta ahí todo bien, cualquier medida de protección hacia estos grupos susceptibles de ser agredidos debe celebrarse, sin embargo, hace unos días Mark Zuckerberg anunció la eliminación de estos filtros en pos de “la libertad de expresión” (WTF?) es aquí cuando debemos cuestionarnos de manera muy seria:

¿Hasta dónde puede llegar tu libertad de expresión?

Esta es la pregunta que todos queremos saber… ¿Hasta dónde puede llegar nuestra libertad de expresión? ¿Hasta el punto donde tu mamá te dice: “Si no tienes nada bueno que decir, mejor no digas nada”? O sea, ¿la violencia es el límite?

Aunque muchos filósofos, escritores y expertos en el tema están de acuerdo, vámonos directo a lo simple: lo que empieza como un comentario inocente o una crítica, de volada se convierte en una bola de nieve que arrastra a todo el mundo. Ya no se trata de escuchar o entender al otro, sino de demostrar que tú tienes la razón, cueste lo que cueste. Y ahí es donde el respeto se va por la ventana, y la libertad de expresión deja de ser una herramienta para cotorrear y entenderse, sino que al final termina convirtiéndose en puro pleito.

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Como dice Noam Chomsky en su libro Media Control: The Spectacular Achievements of Propaganda, el discurso público debería ser un espacio para compartir ideas y debatir con calma. Pero cuando todo se polariza y el hate se sale de control, tener una conversación productiva es casi misión imposible. 

Ciberacoso: Cuando el hate se pone tan loco que ni los memes te salvan

Un estudio sobre ciberacoso hecho por el INEGI en 2023, revela que el 20.9% de los usuarios de internet en México, o sea, 18.4 millones de personas mayores de 12 años, sufrieron algún tipo de ciberacoso ese año. Y ojo a esto: el 35.5% de los hombres y el 31.6% de las mujeres dijeron haber recibido mensajes de odio. ¡Qué fuerte! Pero no solo eso, el 20.1% de los hombres y el 15.6% de las mujeres señalaron que alguien los provocó para hacerlos reaccionar mal.

Y por si fuera poco, el 13.5% de los hombres y el 17.1% de las mujeres confesaron que fueron criticados por su apariencia o su clase social.

Además, y ojo aquí, Facebook es donde más se experimenta ciberacoso, con un 41.8% de víctimas que dijeron que ahí les tocó recibir todo el odio. Y WhatsApp tampoco se queda atrás, con un 37.8%. Ambas redes pertenecen al ecosistema de META.

Así que, bájale dos rayitas…

Podemos sacar lo mejor de las redes sociales, desde conocer gente nueva hasta hacer sonreír a alguien con un meme rancio, pero también podemos sacar lo peor si no pensamos dos veces antes de escribir un comentario que, bajo el pretexto de la libertad de expresión, puede propagar el odio.

Recuerda que ser tú mismo también incluye no ser un complete imbécil, ¿ok? Usa las redes sociales para que no seas tú quien tira la primera piedra (ni la segunda, ni la tercera). Y si tu mamá neta te dijo que “si no tienes nada bueno que decir, mejor no digas nada”, pues tal vez ya es hora de hacerle caso, ¿no crees?

No ayudes a dividir más a la sociedad, mejor bájale dos rayitas a tu necesidad de siempre tener la razón, cuida tus palabras, deja de ser un malvibroso y ve a terapia (en realidad, no tienes enemigos u oponentes; esos los creas tú solo).

Consejos para llevártela tranqui en redes sociales

  1. Piensa antes de escribir: ¿Realmente necesitas compartir ese comentario? Pregúntate si lo que vas a decir es más brillante que un meme de gatos. Si no es así, mejor evita escribir lo que tenías pensado.
  2. Sé claro, pero respetuoso: Puedes expresar tu opinión sin convertirte en la Niurka de la discusión. No hace falta ser el drama de la conversación.
  3. Evita caer en provocaciones: Si alguien te manda un mensaje que parece hecho para hacerte enojar, ignóralo como si fuera un anuncio de spam que promete aumentar tu autoestima de forma milagrosa.
  4. Usa el humor con cuidado: Ese chiste que te hace reír como si estuvieras viendo La Rosa de Guadalupe puede caer como un piano desde un décimo piso para otros. A veces es mejor dejar el stand-up para los comediantes y no para que termines siendo el protagonista de un meme incómodo.

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