Letras sobre los que escriben

“Se Inyectan Asteroides” es una columna de Emmanuel Medina @emmanuelmedina


En estos días de incertidumbre, el protagonista de nuestra realidad es el periodista.
Ya sea desde un noticiero, desde una columna en alguno de los pocos medios impresos que quedan o a través de las redes sociales, los comunicadores son nuestro enlace con la fatalidad y la esperanza. Con lo inevitable y lo cotidiano. Con lo certero y lo descarado.
Casi siempre como carne de cañón, para extraer el jugo de la información, de la manera más veloz y precisa, las reporteras que se tienen que beber las palabras del Subsecretario o los compañeros que tienen que rascar, en las afueras de las ciudades, los detalles escabrosos del crimen sin control, son héroes que pocas veces son reconocidos.
La más, vilipendiados por quienes ostentan un poder cuestionable y delirante.
Otros, redactando crónicas o relatos que se vuelven un espejo de la sociedad y las mentes más obstinadas, en esos reflejos que llamamos libros.
Con esto en mente, me dedico a recomendar tres libros con gente que informa y se desahoga, queriendo o no, en letras para llevar a la vida de sus lectores verdades como puños.
Aquí la selección, sabiendo que quedan cientos de historias aún por recomendar y leer.

“El vendedor de silencio”

De Enrique Serna, editada en Alfaguara
Una erudita exploración a las entrañas del régimen priísta de mediados del siglo 20, desde la perspectiva de su vocero oficial: Carlos Denegri, una cobra que encantaba con sus luces, pero que envenenaba con sus despóticos colmillos al oficio periodístico, la vida pública y las mujeres con las que entabló relación.
La afilada y amena prosa de Serna nos desliza por la vida y psique del líder opinión más influyente de esa época. Un políglota, culto y encantador de masas que hizo de la extorsión y el halago un arte para enriquecerse impunemente. En Excélsior engendró su Fichero Político, la viperina columna que señalaba el ascenso o caída en desgracia de aspirantes a cargos públicos.
Una novela para amantes de la historia, política y periodismo que no solo retrata a la Criatura transexenal, también repta entre los vicios de la casta política, artística e intelectual que consolidó la “Dictadura Perfecta”, esa en la que el Presidente era emperador por seis años y al que se le rendía acartonada pleitesía.

“Less”

De Andrew Sean Greer, editada en Alianza de Novelas
Con la brillante etiqueta que anuncia que esta novela se llevó el prestigioso Premio Pulitzer, en el 2018, esta desenfrenada carrera, hecha narración, parte de la agridulce premisa de escapar de un compromiso social que le romperá el corazón a cualquiera que sabe la diferencia entre amar y querer, con la deliciosa narrativa trepidante que se da origen en el Estados Unidos, de la última década.
El escritor Arthur Less, un personaje de la escena gay de San Francisco, de fama inexistente, decide aceptar todas las invitaciones a dar charlas y cursos sobre escritura creativa, en diferentes partes del mundo, con tal de no atestiguar que su antiguo novio, veinte años menor, ha decidido casarse. Así que, casi sin saber nada de los eventos a los que fue requerido, Less -“menos” en inglés- es un protagonista “disminuido” que decide salir al mundo para huir de la burla y la lastima de sus conocidos.
Con delirantes estancias, que se viven entre el despropósito y la reflexión humorística, y que atraviesan países como México, pasando por Alemania, el norte de África y finalizando en el impersonal Japón, el escritor Less se va “creciendo” en la certeza de que la libertad habita en donde podemos crecer.
Y esta enseñanza, en estos días, no es cualquier cosa.

“¿Hay Vida en la Tierra?”

De Juan Villoro, editada en Almadía
Un hecho innegable en las letras mexicanas es afirmar, sin parpadear, que Juan Villoro es un maestro de la crónica mexicana, heredero innegable de una tradición que fascina y, a la vez, causa rechazo en la intelectualidad más rancia de este país, a lo largo de las décadas.
“El verdadero artista nunca habla de sí mismo”, pareciera afirmar el axioma de los simples y serviles críticos literarios, afirmando que el monólogo es aburrido.
Para callar bocas, Villoro es capaz de hablar, con soltura, lo mismo de sus amigos “Los Glutamatos”, que describir sus andanzas en Barcleona o rozar el thriller psicológico o en una posada en medio de un Mundial, en Alemanía en narraciones, en primera persona, como se advierte en el prólogo de esta colección de cien relatos; unas son francamente hilarantes, otras reflexivas, todas imprescindibles, en la búsqueda de emular las columnas de vida cotidiana que publicara, décadas atrás, el gran Jorge Ibargüengoitia.
En “¿Hay Vida en la Tierra?”, titulo que toma de una crónica sobre el absurdo de las vacaciones, Villoro demuestra su capacidad única para hacer del relato cotidiano, pequeñas filigranas de arte y de gozosa lectura.
Imprescindible e irónico, a partes iguales.

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