Taibo II, de alfabetizador de obreros en Ecatepec a director del FCE

 Elena Poniatowska, en el prólogo al libro '68' de Paco Ignacio Taibo II,  cuenta que el joven fue corrido alguna vez a punta de pistola de Ecatepec porque alfabetizar era pecado.

Paco Ignacio Taibo II llegó a México a los nueve años de edad, proveniente de Asturias. Fue a los 15 años cuando se involucró con la política del país al que había llegado, según él, para nacionalizarse. Así se involucró con la ideas de izquierda, y a través de éstas conoció muy a profundidad una realidad a la que nadie quería enfrentarse.

Comenzó a alfabetizar obreros en una de las zonas industriales de Ecatepec, donde predominaban las fundidoras y las empresas de químicos, en las cuales los trabajadores realizaban sus jornadas sin equipos de seguridad, lo que les provocaba quemaduras en las manos y accidentes graves. Ver de muy cerca las condiciones infrahumanas en las que se encontraban los trabajadores, impactó al joven Taibo, quien se comprometió a mejorar las condiciones de los obreros con la enseñanza de la escritura y la lectura. Elena Poniatowska, en el prólogo al libro 68 de Paco Ignacio Taibo II,  cuenta que el joven fue corrido alguna vez a punta de pistola de Ecatepec porque alfabetizar era pecado.

Para 1968 Taibo ya tenía un gran trabajo político a cuestas. En ese año, Paco Ignacio sobresalía como un líder. Mucho de su conocimiento lo había bebido de su maestro José Revueltas, y de su experiencia como espartaquista juntos a sus compañeros Armando Bartra, Martín Reyes y Renato Ravelo.

Era arriesgado ser extranjero en aquella década. El Movimiento Estudiantil empezó, así lo señala Poniatowska, el 26 de julio con una redada en la que llevaron presos a nueve extranjeros sólo por el hecho de serlo. Eran los años de la Guerra Fría y al aparato judicial mexicano le gustaba imaginar que desarticulaba complots internacionales.

Como estudiante de Ciencias Políticas en el 68, Taibo renunció a la Universidad para iniciar una lucha que buscaba transformar la realidad mexicana. Una realidad en la cual, como él mismo se dio cuenta, la sociedad estaba asfixiada por las mentiras del Gobierno, la ilegalidad y la explotación. Paco Ignacio convivió con los más desprotegidos, y se nutrió de una fuerza basada en una capacidad de indignación admirable.

Fue ahí, en los barrios pobres, donde se convirtió en un gran orador. Aprendió a explicar los conceptos más complicados con el lenguaje de la gente de a pie. Esto lo llevó a descubrir que para hacer un buen discurso no se necesita más que contar lo que uno cree  y lo que uno ha visto. Es así como en el 68 formó parte de la brigada de otra oradora callejera excepcional Maricarmen Fernández, hija del defensor de presos políticos Carlos Fernández del Real.

Esto también llevó a Paco Ignacio a convertirse en un optimista patológico, como señala Poniatowska, “nunca mide a partir de la derrota, mide a partir de la vivencia, de la experiencia, la victoria. Las derrotas son un jalón en el camino, a lo largo de treinta años le han dado muchos palos y cree que a partir de esas vivencias se volvió escritor: «Me volví cronista de bolsillo, de sobaco, de medio rato. Escribía novelas policíacas para descansar y respirar. Era como la luz al final del túnel. La literatura te permite una especie de oxígeno extra».

Taibo II, hijo del director de la sección de cultura de El Universal, el escritor, autor de más de 80 novelas, y traducido a casi todos los idiomas, el incasable activista político, el brigadista del 68, el gran orador, el alfabetizador  comprometido con la democratización de los libros, de la lectura, de la escritura, el promotor cultural,  ahora al frente del Fondo de Cultura Económica sabe que tiene un reto mayúsculo y que no le será fácil salir avante.

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Como él mismo la confesado, tendrá que ponerse a estudiar para asumir este cargo:  “No tengo en las manos ninguna preparación, tengo que ponerme a estudiar toda la estructura de libro, relacionada con el aparato del Estado, la relación económica de la empresa, la política editorial hasta ahora, la situación de los trabajadores, el impacto de las publicaciones del Fondo entre la gente” (vía El País)

Como timón del FCE, quizá la más importantes de las editoriales mexicanas,  Taibo II promete que no impondrá sus gustos personales ni tampoco será ejecutor de una imposición de una “cultura oficial”. “Evidentemente yo prefiero a José Revueltas que a (Octavio) Paz, pero es un gusto personal; los gustos personales están fuera de los criterios más profundos con los que debe regirse una política del libro”, señala el escritor en entrevista para Excélsior.

Con el nombre de Taibo II, la editorial fundada por Daniel Cosío Villegas, da un giro total en la manera en cómo la editorial se ha manejado en los últimos años bajo la dirección de José Carreño Carlón, quien fuera nada más y nada menos que el  vocero del expresidente Carlos Salinas de Gortari, uno de los principales adversarios políticos del próximo Presidente.

Taibo, reconocido por su activismo, por su filosa opinión y menosprecio por los círculos cercanos al poder, también por aborrecer el protocolo y la formalidad, como director del FCE, seguirá negándose a utilizar corbata.

 

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3 comentarios

  1. […] Este artículo es publicado con autorización de Tercera Vía. La fuente original puede leerse aquí.  […]

  2. Luis Velasco N.
    07/10/2018 at 18:34 — Responder

    Me interesa participar bibliotecas barrio adentro.

  3. […] mi artículo “Taibo II, de alfabetizador de obreros en Ecatepec a director del FCE”  —publicado en el diario Tercera Vía y reproducido en El Revueltas Times—  mencioné la […]

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