‘Kafka / donde estás, están todos los mundos’, una obra reflexiva e inquietante

La obra de la Máquina de Teatro extiende una metáfora sobre lo contradictorio que es la calidad de vida humana; se aprecia a través de la mirada del cuerpo y la mente, en detalles que se escapan a simple vista, pero que son más que explícitos en los relatos de Kafka, pues adquieren dimensiones grotescas.

Por Alejandro Velázquez

 

Kafka / donde estás, están todos los mundos, pieza de la compañía La Máquina de Teatro, incentiva la reflexión sobre la homogeneidad que hay entre los humanos y los animales. Bajo la dirección de Clarissa Malheiros y Juliana Faesler la obra parte de una trama muy documentada y reflexiva. Por una parte, la narraturgia de cuatro cuentos de Franz Kafka (1883-1924), al mismo tiempo, se intercala con una aproximación a Kafka desde otros ensayos como los de Walter Benjamin, Marina Garcés y Jonathan Safrán. Por este entramado híbrido, circunda una dramaturgia que resulta bastante informativa y entretenida, ya que es accesible, lúdica y concisa con la cantidad de información que impacta y sujeta al espectador en el eje documental y reflexivo kafkiano.

Por una parte, la obra cumple con un objetivo aparentemente sencillo: la comparación entre la Humanidad y el Reino animal, pero, simultáneamente, se caracteriza a Kafka mostrando aquellas señas de un carácter empático con los elementos compartidos entre la vida de los animales y la de los hombres, así como otros rasgos importantes sobre la familia del escritor de origen checo y judío. La obra de la Máquina de Teatro extiende una metáfora sobre lo contradictorio que es la calidad de vida humana; se aprecia a través de la mirada del cuerpo y la mente, en detalles que se escapan a simple vista, pero que son más que explícitos en los relatos de Kafka, pues adquieren dimensiones grotescas.

Los relatos de Kafka adaptados a la escena se vuelven parte de una convivencia donde surgen dudas y observaciones sobre los temas de los cuentos, por medio de un pausado “bucle de retroalimentación” entre el espectador y la no ficción.1Retomo el término del bucle de Ericka Fischer-Lichte para analizar los performances (2011). De manera general, la actriz Clarissa Malheiros incentiva preguntas muy sencillas, pero, pronto, la audiencia deja de ser pasiva y se transforma un receptáculo activo de dudas, inconformidades y a veces difiriendo. Si bien la charla en el convivio teatral de un día de estreno puede desviarse a las latentes elecciones presidenciales, la charla dirigida por Malheiros atraviesa las incentivadas mentes del público, aportando una mayor reflexión filosófica acerca de lo devastadora que puede tornarse la inconsciencia del hombre en relación a las faunas silvestres y domésticas, o cuando los humanos son victimarios y víctimas de la cosificación, tal como los peces.

Estéticamente, la Praga de Kafka es sugerida con un claroscuro, pero con más remembranzas a la estética del expresionismo alemán, vivido por Kafka (finales del XIX y principios del XX); la asistencia de sonido, dirigida por Fidel Nah, por su calidad de sordidez, armoniza con el abrigador y sofocante vestuario, estilo invernal. Si bien dichos planos lucen en sintonía, el elemento conceptual transversal es la mirada, la cual se localiza en todas las capas de signos. ¿A qué me refiero con la tal vez petulante transversalidad teatral de la mirada? Bueno, pues que la mirada luce en todas las partes de la obra: en la escenografía con las máscaras de cartón, en la iluminación diseñada por Faesler con unos juegos de sombras y lo grotesco de la imagen, pero, tal vez lo más evidente, en la mirada de Kafka un aspecto corporal de la actoralidad y un tema de reflexión.

Para ser más evidente la transversalidad de la mirada de Kafka, ésta se aprecia en muchos signos escénicos; se encuentra en el aspecto de la mirada de dicho escritor, se halla como el tema de las mismas fábulas, en la reflexión sobre la empatía de Kafka con el mundo y es, corporalmente, una alerta total que expresa el gran trabajo actoral de Malheiro, con una imitación impresionante sobre las gestualidades del simio y el perro. Estos personajes se localizan en diferentes relatos, pero es la misma mirada la que permite reflexionar aquel vínculo inmerso entre los animales y lo que se considera como “Humanidad”; no es la mirada de un humano muy empático y alerta, sino que es la mirada que compartimos con el pez, el perro, el simio, y es, por ello, un rasgo compartido entre todos los seres vivientes que termina difuminándonos en un espectro gris.


Datos de producción de la temporada de 8 al 30 de junio del 2018 en el Salón Casa de la Paz

Viernes a las 20 h. y sábados a las 19 h.

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Dirección y dramaturgismo Clarissa Malheiros y Juliana Faesler

Actuación: Clarissa Malheiros

Dramaturgia a partir de textos de Kafka, Walter Benjamin, Marina Garcés y Jonathan Safrán.

Iluminación Juliana Faesler.

Asistencia de dirección y sonido: Fidel Nah.

Costo: Entrada libre, previa reservación por correo reservateatrouam@gmail.com

Ubicación: Salón Casa de la Paz (Cozumel 35, Colonia Roma Norte, cerca del metro Sevilla).

 

 

Referencias

Referencias
1 Retomo el término del bucle de Ericka Fischer-Lichte para analizar los performances (2011).
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