Heriberto Yépez es censurado una vez más, ahora por la Fundación Rulfo
Por Nallely Pérez
No estamos en 1984 ni tampoco en 1984, pese al Gran Hermano Zuckerberg que nos vigila; la balanza profética de la distopía no ficcional se inclina más por los trazos de Huxley que por los de Orwell. Hace apenas unos días Francia envió su último telegrama, no más petit bleu, los papelitos son obsoletos, el trino de un canario azul es suficiente. 140+140 caracteres.
La imaginación, si marginada (sí) no está regulada, no aún, próximamente espérela. Imaginar insinuar incitar a los chairos a imitar al asesino de Lennon y compañía no es lo mismo que republicar un meme prefabricado por sepa quién. Y esto último fue lo que hizo Alemán, lo suyo fue un click, estupendo. “Si alguien quiere imaginar la muerte o el asesinato de un presidente, sea Peña Nieto o López Obrador, puede hacerlo” (imaginar al Peje con banda presidencial en unión con los populistas puede incluso hacerse cartel promocional de una serie de televisión).
Don Heriberto Yépez en unos de sus tweets mañaneros del pasado 7 de mayo no estaba en realidad defendiendo al segundo de Marín en Milenio; lo que el border destroyer reprobaba era la anticensura, parece. Hay indicios de que Julio Hernández se le figuraba al tijuanense un peligro para la libre expresión; mientras, de forma simultánea circulaba en las mismas redes un screenshot, sabe si fake new o no, de un correo con insinuaciones de amenazas de muerte al Astillero.
Dice el literato haber revisado desde febrero historiales del gabinete propuesto por Obrador, para él “todo está muy claro”. El lunes seguía su curso y, en el transcurso del mismo, el señor Víctor Jiménez, manager de la familia Páramo, hizo acto de presencia virtual, informándole a 1(h) que estaba censurado, pues la Fundación que representa no incluiría su ensayo “Juan Rulfo y la Literatura Mexicana” (falla mercadológica editorial, la marca Yépez hubiera sido redituable a los descendientes del sayulense). Mejor forma de comprobar la censura que ser censurado ¡imposible!
Volcada cierta parte de la opinión pública en su persona, también escribió, por enésima vez, vía twitter que no concedería entrevistas al respecto. En tanto, empero replicar con enfado “ya ven porqué en México no hay literatura crítica e independiente”, develó la primicia de que colgará el ensayo censurado por los herederos de Rulfo en su twitter blog. El folletín a cuentagotas no habría sido popular ni en los tiempos del telégrafo.
A Yépez le preocupa en demasía la censura y está dispuesto a enfrentársele una y otra vez, por eso es que al caer la tarde del pasado 7 de mayo denunció insistente ya saben dónde la autocensura que, a su parecer, Proceso se impuso al redactar una nota en la cual eludió el importante detalle de que las personas que prendieron fuego a un ladrón de motocicletas (de Sica se retuerce) gritaron “¡morena!”, mientras en tiempo real escenificaban en la capital tabasqueña su adaptación libre de Fuente Ovejuna.
Qué disímil su postura en un caso de pseudolinchamiento mediático similar al orquestado a Ricardo Alemán. Cuando en septiembre de 2016 las lentejuelas del divo de Juárez fueron no veneradas por el otrora presidente de TvUNAM, el bajacaliforniano norteño no salió a defender la libre expresión de ese comunicador; al contrario, señaló gustoso en su blog: “después de un desafortunada [sic] (y clasista) desprecio a Juan Gabriel recientemente muerto, el crítico y funcionario Nicolás Alvarado renunció a su puesto, en medio del repudio popular. El caso se vuelve emblemático de un nuevo tiempo en México, donde el clasismo de las élites intelectuales se ha vuelto ya insostenible”. Como Díaz Mori algunos dimiten y, cual Santa Anna, otros son echados. En ese entonces distinto son cantaba el gallo de oro, no eran épocas electorales.
Pero ahora sí y, como siempre, algo debe aplaudirse o repudiarse. En efecto, como señaló el escritor de tweets el pasado séptimo día de mayo “pocas personas celebrarían que por una broma de mal gusto contra Peña Nieto se despidiera a un periodista de izquierda de varios medios. Pero en cambio, esas mismas personas PIDEN censura si un periodista de derecha bromea sobre López Obrador. En uno y otro caso es CENSURA”. El asunto, sin embargo, no es sólo maquiavélico, como advierte el crítico literario; va más allá en su estrechez, es maniqueo.
A Heriberto Yépez le hace feliz valerle “absolutamente cacahuate la vida o la muerte de los 5 candidatos”, por favor, no vayan a hacer un change.org para obligarlo a cambiar de opinión; en cualquier caso, al grueso de la población también le importó un bledo no viral el intento de homicidio disfrazado de accidente que hizo volcar la camioneta donde viajaba Marichuy. Malas nuevas, a decir del border destroyer el cambio no está cerca, para él que ve todo muy claro, “en MX no puede haber cambio sociopolítico mientras sólo 0.3% alcance el nivel de pensamiento crítico”; y en ese reducido porcentaje imaginemos él se incluye. No, no estamos en 1984, hace 34 años que dejó de ser 1984.
Referencias
↑1 | (h |
---|