Una llamarada cósmica da pistas del futuro final de nuestro planeta
Un equipo de astrónomos del Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA) ha descubierto ahora que en marzo del año pasado hubo una fuerte llamarada en Próxima Centauri.
El hallazgo, publicado en The Astrophysical Journal Letters, pone en entredicho las posibilidades de que haya vida en el exoplaneta más cercano a nuestro sistema solar, conocido como Próxima b, que orbita alrededor de Próxima Centauri.
Próxima Centauri es una estrella enana roja situada a unoa 4,22 años luz de la Tierra, en la constelación de Centaurus. Próxima b es un exoplaneta que orbita dentro de la zona habitable de Próxima Centauri.
Cuando alcanzó su máxima intensidad, la llamarada descubierta ahora fue 10 veces más brillante que las llamaradas más grandes producidas por nuestro Sol observadas en longitudes de onda similares.
Las llamaradas estelares han sido poco estudiadas en las longitudes de onda milimétricas y submilimétricas que detecta ALMA, sobre todo en estrellas como Próxima Centauri, conocidas como enanas M, las más abundantes de nuestra galaxia.
Proxima b es el exoplaneta más cercano al sistema solar y hasta ahora era considerado el exoplaneta potencialmente habitable más cercano que se conoce, un consenso que se desvanece con este descubrimiento
Los investigadores descubrieron la enorme llamarada tras volver a analizar las observaciones realizadas por ALMA el año pasado. La llamarada incrementó el brillo de Próxima Centauri en 1.000 veces durante 10 segundos.
Antes hubo una llamarada más pequeña, y juntando los dos episodios, el fenómeno total duró menos de 2 minutos en las 10 horas de observaciones realizadas por ALMA entre enero y marzo del año pasado.
Las llamaradas estelares ocurren cuando un cambio en el campo magnético de la estrella acelera los electrones y estos alcanzan velocidades cercanas a la de la luz.
Los electrones acelerados interactúan con el plasma altamente cargado que conforma la mayor parte de la estrella, y esta interacción causa una erupción que genera emisiones en todo el espectro electromagnético.
Es probable que Próxima b haya recibido intensos golpes de radiación durante esta llamarada, señalan los investigadores. Añaden que ya se sabía que Próxima Centauri experimentaba regularmente llamaradas de rayos X, aunque más pequeñas.
Seguramente arrasado
Durante los miles de millones de años que transcurrieron desde que se formó Próxima b, estas llamaradas pudieron haber evaporado cualquier atmósfera u océano y esterilizado la superficie, lo cual significa que las condiciones de habitabilidad pueden depender de más factores que la simple distancia entre el planeta y su estrella y la presencia de agua líquida, destacan los astrónomos.
En un artículo anterior basado en los mismos datos, se había conjeturado con que el brillo promedio –sumando la luz de la estrella y de las llamaradas– era causado por la presencia de varios discos de polvo alrededor de Próxima Centauri, similares al cinturón de Kuiper y el cinturón de asteroides que hay en nuestro sistema solar.
Pero cuando en el nuevo trabajo los investigadores analizaron los datos como una función del tiempo de observación en vez de un promedio total, pudieron detectar las fugaces explosiones de radiación emitidas por Próxima Centauri.
En consecuencia, consideran que no hay razón para pensar que hay cantidades sustanciales de polvo alrededor de Proxima Centauri, ni tampoco existe información que indique que esta estrella tiene un sistema planetario complejo como el nuestro. Probablemente, Próxima b haya quedado arrasado por este evento.
- Artículo original publicado en The Astrophysical Journal Letters.
- Con información de Agencia T21.
- Selección, edición y comentarios del Colectivo Alterius.