Identifican las bases cerebrales de las emociones humanas
Nuestras emociones evolucionan con el tiempo. Esto puede parecer obvio, pero entender con precisión estos cambios, la dinámica y las regiones del cerebro implicadas es de gran importancia en una perspectiva terapéutica. Los cambios emocionales son de hecho una característica clave en muchos trastornos de salud mental como la depresión, el trastorno de estrés post-traumático o límite de la personalidad.
¿Qué ocurre cuando se siente una emoción? ¿Y cómo ésta va cambiando con el tiempo? La investigación sobre la dinámica de las emociones son relativamente recientes. Las diversas metodologías desarrolladas han contribuido a destacar dos fases principales en la dinámica de las emociones: En primer lugar, la liberación de emoción que puede ser abrupta o gradual, hablamos de cómo “explosión” de la emoción. A continuación, la fase de compensación de la emoción, es decir, la intensificación o atenuación de la emoción a través del tiempo, evaluada por su grado de “acumulación”.
Las bases neuronales de estas dos fases y sus posibles variaciones en el tiempo todavía están por ser dilucidadas. Estudios recientes han identificado algunas áreas del cerebro involucradas en el establecimiento de las emociones como la corteza prefrontal media, la amígdala y la ínsula.
Para averiguarlo, los investigadores de la MHI, Universidad Católica de Lovaina y la Universidad de Maastricht realizaron un experimento con 31 participantes: Los investigadores pidieron a los participantes redactar algunos textos cortos sobre temas personales, como sus sueños o aspiraciones. Estos textos fueron analizados por expertos para deducir la personalidad de cada uno de ellos. Lo importante del experimento es que todos los voluntarios recibieron los mismos comentarios negativos o neutros sobre su personalidad, independientemente de lo que habían escrito, con la finalidad de provocar una reacción emocional que pudiera ser analizada.
En la siguiente fase del experimento, se pidió a los participantes leer y reflexionar sobre los comentarios de los expertos relativos a su personalidad durante 90 segundos, y señalar los cambios emocionales que habían notado en ese tiempo.
Mientras pasaba todo esto, la actividad cerebral de los participantes era observada mediante imágenes de resonancia magnética funcional (IRMf), que permite registrar en tiempo real la activación de las diferentes regiones cerebrales.
De esta forma, los investigadores pudieron estudiar las regiones del cerebro implicadas en la explosividad y la acumulación de respuestas emocionales como consecuencia de una experiencia social negativa (los comentarios sobre su personalidad). Este tipo de experiencias es conocida por generar respuestas emocionales que duran un tiempo y que permiten por ello diferenciar sus dos fases.
Reacción cerebral dinámica
Los resultados del experimento ponen de manifiesto que las fases de inicio y de compensación de las emociones son los dos factores más importantes en los cambios emocionales que ocurren a lo largo del tiempo, y que están asociados a diferentes regiones del cerebro.
El nivel de la explosividad y surgimiento de la emoción está relacionado con la actividad en el córtex prefrontal medio. Esta región se cree que está implicada en la percepción que uno tiene de sí mismo. Su activación podría reflejar la diferencia entre la evaluación de la personalidad realizada por los expertos y la idea de sí mismo que tiene cada uno de los participantes.
El nivel de compensación de la emoción, que mide su intensificación o atenuación a lo largo del tiempo, está relacionado, a su vez, con la activación de la parte posterior de la ínsula, una región del cerebro conocida por jugar un papel importante en la integración de las señales emocionales.
Este estudio es el primero que demuestra que la actividad de las regiones cerebrales orquesta la respuesta emocional y su dinámica a lo largo del tiempo. Subraya además la importancia de tener en cuenta esta dimensión temporal para comprender las bases cerebrales de la evolución de las emociones, desde que se inician hasta que se atenúan, como consecuencia de un proceso de exclusión social. Estos resultados pueden ayudar en consecuencia a un mejor tratamiento de los trastornos relacionados con la salud mental, según explican los investigadores.
- Artículo original publicado en Social Cognitive and Affective Neuroscience.
- Con información de ICM y Agencia T21.
- Selección, traducciones y edición del Colectivo Alterius.