Nuevos estudios demuestran la autoconsciencia en animales no humanos

Según la escritora y periodista científica Yaiza Martínez “El  a menudo deleznable comportamiento del ser humano hacia los animales tiene en parte su origen en la visión que tenemos de ellos como seres “inferiores”, es decir, sin algunas de nuestras capacidades cognitivas como la autoconsciencia o la sensibilidad”.

Para algunas personas, las más obtusas e ignorantes (por ejemplo, las aficionadas a la tauromaquia), este sentido de aparente superioridad basada en el endeble principio de que nuestras capacidades cognitivas están más desarrollada, hace que la crueldad hacia los animales sea legítima.

Sin embargo, como lo explica la periodista, “la ciencia va desmintiendo poco a poco nuestra visión de los animales no humanos. Ya en 2003, una investigadora del pensamiento animal llamada Joëlle Proust nos enseñaba en un libro titulado Animaux Pensent-Ils (Les)? que los animales, al igual que nosotros, son capaces de engendrar conceptos y formar representaciones mentales, a partir de la información que obtienen de su entorno”.

Diversos trabajos sobre la consciencia animal, muchos de los cuales han sido publicados en Tercera Vía, le han dado poco a poco la razón a Proust. Ahora, dos investigaciones que demuestran la autoconsciencia de perros y elefantes se suman a los hallazgos que exigen una revisión de nuestras formas de relacionarnos con los organismos no humanos.

El olfato demuestra la autoconsciencia de los perros*

En general, los especialistas suelen medir la autoconsciencia de los animales con la llamada “prueba de autorreconocimiento en el espejo”, que consiste en ponerlos delante de un espejo para ver si entienden que su reflejo se corresponde con ellos mismos. Hasta ahora, solo unas pocas especies se han mostrado capaces de este tipo de autorreconocimiento: los grandes simios, los delfines, las urracas y los elefantes.

Pero un estudio realizado por científicos del Departamento de Psicología del Barnard College de Estados Unidos, usó una prueba de olfato para evaluar la capacidad de los perros para reconocerse a sí mismos. La prueba fue aplicada a un total de treinta y seis perros domésticos, que iban acompañados por sus dueños, y consistió en darles a oler a los perros un objeto impregnado con su propio olor, por una parte, y otro con su propio olor más un olor diferente.

En todos los casos, los perros se detuvieron más tiempo a oler el objeto con un olor adicional lo que, según los autores del estudio, implicaría que estos animales son capaces de reconocer rápidamente su olor o tienen una “imagen mental” de su propio olor.

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Algunos científicos habían señalado que la prueba del reconocimiento en el espejo presenta limitaciones para medir la capacidad de pensamiento complejo y comprensión de otras especies, pues muchas de ellas tienen más desarrollados otros sentidos. Por tanto, habría que ajustar las pruebas de autorreconocimiento a las habilidades sensoriales y cognitivas de cada especie, para poder determinar su autoconsciencia. Esto es lo que se ha hecho en esta investigación, por eso se ha podido demostrar que los perros también tienen capacidad de autorreconocimiento y que esta no es una característica exclusiva de grandes simios, humanos y algunos otros animales.

Los elefantes pueden reconocer su cuerpo*

Un segundo trabajo ha sido llevado a cabo en la Universidad de Cambridge. En él se realizó una prueba de “consciencia del cuerpo” con una serie de elefantes asiáticos. Esta prueba sirve para analizar cómo los animales reconocen que su propio cuerpo es un obstáculo para la resolución de una determinada tarea. Es decir, determina la comprensión que un animal tiene de su propio cuerpo en relación con su entorno físico.

Los investigadores unieron un palo a una colchoneta de goma con una cuerda, y entrenaron a los elefantes a caminar sobre la colchoneta, recoger el palo, y pasarlo a un experimentador que estaba situado frente a ellos.

Lo que se quería averiguar es si los elefantes entendían el papel de sus cuerpos como obstáculo potencial para el éxito de esta tarea. Para ello se observó cómo y cuándo los animales se quitaban de la colchoneta para poder entregar el palo.  En un experimento de control, el palo no estaba atado a la colchoneta, por lo que el elefante podía entregarlo sin salir de ella.

Se constató que los elefantes salían de la colchoneta para darle el palo al experimentador significativamente más a menudo durante la prueba que durante el experimento de control. En concreto, salieron de la colchoneta un promedio de 42 de las 48 veces en las que se hizo la prueba, en comparación con las tres veces que salieron durante el experimento de control.

“Los elefantes entendieron que sus cuerpos se interponían en el camino, por lo que se hicieron a un lado para poder completar la tarea”, explica el doctor Josh Plotnik, uno de los autores del estudio. “Esta es una prueba engañosamente simple, pero sus implicaciones son bastante profundas”, sigue diciendo el científico: De hecho, “esto es algo que los niños pequeños no pueden entender hasta que tienen alrededor de dos años”.

Hasta ahora, los elefantes habían demostrado otras capacidades sorprendentes, como la cooperación reflexiva y la empatía, o la capacidad de reconocerse ante un espejo. La consciencia del propio cuerpo se suma ahora a estas otras capacidades cognitivas.

Por si esto no fuera suficiente para convencernos de la sensibilidad y las capacidades de los animales no humanos, y para mejorar en consecuencia nuestro trato con ellos, estudios previos habían demostrado, por ejemplo, que algunas especies son conscientes de lo que saben y actúan en consecuencia. En cuervos, incluso ha llegado a detectarse las capacidades de predicción y generalización a partir de la experiencia, otro de los muchos ejemplos que nos obligan a desmitificar nuestra posición en la biosfera.

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1 comentario

  1. Gustavo Hernández
    20/11/2017 at 00:16

    ¡Jajaja! Mira que llamar obtusos e ignorantes a Picasso, García Lorca, Hemingway, Paz, etc., etc., etc. Al parecer la pendeja es otra persona.