Algunos primates no humanos también pueden leer la mente

Todos sabemos que la forma en que alguien ve el mundo y la forma en que realmente es, no siempre son los mismos. Esta capacidad de reconocer que las creencias de alguien pueden diferir de la realidad siempre ha sido visto como exclusiva de los humanos.

Pero una nueva investigación sobre los chimpancés, los bonobos y orangutanes sugiere que nuestros compañeros primates también pueden ser capaces de saber cuando algo está sólo en su cabeza.

El estudio, dirigido por investigadores de las Universidades de Duke, Kyoto y el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, fue publicado el 7 de octubre en la revista Science.

La capacidad de saber cuando los demás tienen creencias erróneas es visto como un hito clave en el desarrollo cognitivo humano. Los seres humanos desarrollan esta toma de conciencia en la primera infancia, por lo general antes de la edad de cinco años. Esto marca el comienzo de la capacidad de un niño para comprender plenamente los pensamientos y emociones de los demás, lo que los psicólogos llaman teoría de la mente.

Tales habilidades son esenciales para llevarse bien con otras personas y predecir lo que podrían hacer. También son la base de nuestra capacidad para engañar a la gente haciéndoles creer algo que no es cierto. Una incapacidad para inferir lo que otros están pensando o sintiendo se considera una señal temprana de autismo.

“Esta capacidad cognitiva está en el corazón de muchas de las habilidades sociales humanas” Christopher Krupenye de Duke.

Pero algunos otros primates pueden leer la mente también. Con los años, los estudios han demostrado que los monos son muy hábiles en la comprensión de lo que otros quieren, lo que otros podrían saber sobre la base de lo que pueden ver y oír, y otros estados mentales. Pero cuando se trata de entender lo que otra persona está pensando incluso cuando esos pensamientos son falsos, no han podido superar nunca la prueba.

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Entender que las creencias pueden ser falsas requiere comprender, en algún nivel, que no todas las cosas dentro de la cabeza son reales, explicó el coautor del estudio Michael Tomasello, profesor de psicología y neurociencia en Duke y director del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva. “Significa entender que existe un mundo mental distinto del mundo físico”, dijo Tomasello.

En el estudio, los monos observaban dos vídeos cortos. En uno, una persona disfrazada de King Kong se esconde en uno de los dos grandes montones de heno mientras que un hombre mira. Entonces el hombre desaparece por una puerta y cuando nadie está mirandose el King Kong se escapa. En la escena final vuelve a aparecer el hombre y trata de encontrarlo.

El segundo video es similar, excepto que el hombre vuelve a la escena para recuperar una piedra que vio esconder a King Kong en una de las dos cajas. Pero King Kong  aprovechaba cuando el hombre no se encuentra presente y roba la piedra.

Para pasar la prueba, los monos deben predecir que cuando el hombre regresa, por error buscará el objeto en el que se vio por última vez, a pesar de que ellos mismos saben que ya no está allí.

En ambos casos, los monos miraban primero y durante más tiempo en el lugar donde el hombre vio por última vez el objeto, lo que sugiere que saben que él cree que todavía está oculto en ese lugar. Sus resultados son similares a los de los experimentos similares con los bebés humanos menores de dos.

“Esta es la primera vez que los animales no humanos han aprobado una versión de la prueba falsa-creencia” dijo Krupenye.

Los hallazgos sugieren que la capacidad no es exclusiva de los seres humanos y que ha existido en el árbol genealógico de los primates durante al menos 13 a 18 millones de años, desde los últimos antepasados comunes de los chimpancés, bonobos, orangutanes y humanos.

“Si los experimentos futuros confirman estos resultados, podrían llevar a los científicos a replantearse hasta qué punto los simios se entienden entre sí”, dijo Krupenye.

En Tercera Vía ya hemos señalado la absurda visión que tiene el Homo sapiens de la inteligencia de otras especies y de las implicaciones bioéticas que se desprenden al mantener la experimentación indiscriminada en campos como la medicina, la industria cosmética, la producción alimentaria e incluso estudios científicos que se llegan a dar en pésimas condiciones.

Con información de Phys.org | Traducción y notas del Colectivo ALTERIUS


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