La innovación en Estados Unidos depende en gran medida de los inmigrantes
Las recientes órdenes ejecutivas del presidente Donald Trump son las severas medidas contra la inmigración ilegal que prometió durante la campaña. Pero su prohibición de inmigrantes y refugiados, proyectos de órdenes filtrados a la prensa y el lenguaje de sus principales asesores sugieren que está buscando ir más lejos, restringiendo la inmigración legal de trabajadores “altamente calificados”. Si estos esfuerzos tienen éxito, es posible que la capacidad de innovación en Estados Unidos sufra, comprometiendo la vanguardia tecnológica y el crecimiento económico del país.
La historia apoya de cierta forma ese argumento. En un nuevo informe de trabajo, los economistas de la Universidad de Chicago Ufuk Akcigit y John Grigsby y el economista de Harvard Tom Nicholas examinaron el papel que juegan los inmigrantes en la innovación. Vinculando los datos de patentes en Estados Unidos con los datos del censo local entre 1880 y 1940 —lo que ellos llaman ‘la edad de oro de la innovación’— pudieron cuantificar las importantes contribuciones de los inmigrantes al progreso tecnológico estadounidense. En general, descubrieron que los inmigrantes alimentaron la inventiva regional, reforzaron el impulso creativo dentro de sus industrias e impulsaron el crecimiento tecnológico a largo plazo.
“Hay anécdotas como la de Alexander Graham Bell que te dan una imagen de cómo eran los inmigrantes inventores, pero con suerte, lo maravilloso de este informe es que vamos mucho más allá de esas anécdotas”, le dijo Nicholas a CityLab.
El informe ilustra primero cómo los inmigrantes han influido en la geografía de la inventiva. En estados como Nueva York e Illinois, que tuvieron la mayor cantidad de patentes per cápita en esa época, alrededor de un 20% de la población era de origen extranjero. En los estados con la menor cantidad de patentes, los inmigrantes sólo representaban un 2% de la población. Este desglose es particularmente importante debido a que las regiones y los sectores tecnológicos con mayor número de patentes experimentan un mayor crecimiento económico, de acuerdo a los resultados de investigaciones anteriores realizadas por los mismos autores. Hay varias razones para ello. “Una explicación es que los inmigrantes inventores se concentran en las áreas de la tecnología que ya están creciendo rápidamente”, dice Nicholas. “Independientemente, llenan lagunas en el conocimiento”.
En otras palabras, los inmigrantes con grandes ideas acuden a lugares y campos donde hay demanda de sus ideas. Y cuando muchos de ellos trabajan juntos, se influyen entre sí, amalgamando el ingenio en su propio campo y otros, explica Nicholas. Este ‘efecto de contagio’ es la razón por la que algunos lugares se convierten en motores de la innovación y el crecimiento económico. Silicon Valley es el ejemplo moderno más evidente.
Éste es un mapa extraído del informe, que muestra la concentración estado por estado de inventores nacidos en el extranjero durante el período de tiempo analizado. Evidentemente, los estados del noreste (en naranja oscuro) estaban repletos de inmigrantes con mucha inventiva. Los estados del sur, no tanto. “Quizás porque tales lugares tenían menos probabilidades de estar abiertos a ideas revolucionarias y no toleraban el cambio social”, escriben los autores. Incluso actualmente, no es por casualidad que las ciudades con un gran número de patentes —San José, Houston, Seattle, Nueva York, Chicago— contienen grandes poblaciones de inmigrantes.
Pero Nicholas y sus colegas no se detuvieron ahí. También descubrieron que los inmigrantes constituían un porcentaje mayor de la población de inventores (alrededor de un 20%) que de la población de no inventores entre 1880 y 1940. Y entre los inmigrantes, los europeos fueron el grupo más dominante, lo cual tiene sentido dadas las estrictas restricciones a los inmigrantes procedentes de Asia y el Medio Oriente en esa época ( actualmente, alrededor del 30% de los inventores son inmigrantes, principalmente procedentes de India y China).
Los inmigrantes inventores, en promedio, fueron también más productivos, con un 9% más de patentes durante sus carreras que sus homólogos nativos. A pesar de su mayor cantidad de patentes, se les pagaba un 5% menos. La disparidad entre los salarios y la productividad relativa sugiere discriminación en el mercado laboral.
A pesar de los obstáculos, las contribuciones de inventores nacidos en el extranjero le han dado un impulso a largo plazo a la innovación estadounidense. Un aumento del talento extranjero entre 1880 y 1940 en cierta cantidad se asoció con un aumento notable de todas las patentes y las distinciones en las siguientes seis décadas. La llegada de nuevas formas de pensar durante la década de 1900 tuvo un efecto multiplicador sobre el adelanto tecnológico hasta el año 2000.
Es irónico, entonces, que un presidente que basó su campaña en la ansiedad económica, comprometiéndose a hacer el país más competitivo, esté intentando restringir seriamente la inmigración. Este informe apoya lo que argumentan las compañías tecnológicas contra esa agenda: que está amenazando el futuro de la inventiva estadounidense. Con menos inmigrantes, Silicon Valley podría perder su primacía como un polo tecnológico mundial. Vancouver, en Canadá, un país amigable con los inmigrantes, por otra parte, estará bien posicionada para absorber la mayor cantidad de talento del mundo.
Este artículo fue publicado originalmente en inglés por Tanvi Misra (CityLab.com).