En Argentina también buscan destruir la soberanía científica
Acabar con las instituciones científicas es una de las lógicas en las que se alinean los gobiernos entreguistas. Así como en México han dado uno de los golpes más grandes en la historia de la Ciencia y Tecnología, con un recorte histórico que ya hemos denunciado previamente, en Argentina el macrismo replica la embestida. No es extraño, se trata de una política global que busca entregar la infraestructura de la investigación científica, investigadores incluidos, a las grandes transnacionales.
El Manifiesto Argentino (MA) denuncia que el gobierno en el poder, aprovechando perversamente su legitimidad, ahora ataca y destruye el desarrollo autónomo en materia de ciencia y tecnología”. El colectivo de intelectuales, artistas, científicos y militantes de todo el país apuntó contra las políticas implementadas por el macrismo en el área de desarrollo tecnológico: el recorte del presupuesto y la reducción de vacantes para la carrera científica en el Estado. El agrupamiento hizo un llamado “a la ciudadanía a oponerse de la manera más firme al embrutecimiento y genuflexión que impulsa el perverso gobierno actual”.
“El MA denuncia esta política suicida en términos de autodeterminación y desarrollo, que entrega soberanía y deteriora también así la calidad de la democracia”, señalaron en el documento elaborado a partir de la crisis generada en el área de Ciencia por la decisión del macrismo de reducir la asignación de recursos al ministerio que conduce Lino Barañao. “El mentiroso discurso oficial que cacarea la continuidad de las políticas en materia de ciencia y tecnología es desmentido entre otras medidas con el escandaloso recorte de vacantes al ingreso a la Carrera de Investigador Científico del Conicet”, destacan el texto en el que trabajaron en las últimas semanas.
El MA nació al calor de la resistencia a las políticas neoliberales de los años noventa. Con el cambio producido en 2003 con la irrupción del kirchnerismo en el escenario político, el colectivo decidió “dar por cumplida su misión”, como señaló uno de los integrantes de su junta promotora, el escritor Mempo Giardinelli, en una columna publicada por PáginaI12 en agosto pasado cuando anunciaba el retorno del espacio político. Además de Giardinelli, integran el MA el dramaturgo Roberto “Tito” Cossa, el sociólogo Fortunato Mallimaci y la sobreviviente de la Noche de los Lápices Emilce Moler y el matemático Adrián Paenza, entre muchos otros. En septiembre presentaron el primer documento, “Indignados por el retorno a políticas neoliberales y el daño que están provocando en la trama social, económica y cultural”, para sumar “como movimiento programático que aporte a construir una Alternativa Argentina”.
“Del modo más perverso, quienes veían jerarquizados sus roles y sentían que su país los valoraba y repatriaba, ahora serán posibles protagonistas de una nueva fuga de cerebros”, anticiparon al denunciar el recorte de vacantes en la carrera científica que, “de los más de 900 postulantes” para ingresar al Conicet “quedarán solamente 385”. En el texto enumeraron las decisiones políticas macristas para desmantelar el área como “la reducción presupuestaria general del trece por ciento”, concentras en el INTA y el INTI, y plantearon que “debe ser pensado como parte de la violenta campaña de desprestigio de la educación pública” del “actual gobierno neoliberal”.
“En sólo un año el macrismo retiró al Estado de todos los procesos de desarrollo tecnológico autónomo”, denunciaron ante “la liquidación” de los proyectos de construcción de satélites y la decisión de importar vagones, aviones y satélites. Por ello, el MA “condena estas barbaridades que comete la administración macrista-radical y llama a los investigadores y a la ciudadanía toda a defender las conquistas logradas en el campo científico” y “a oponerse de la manera más firme al embrutecimiento y genuflexión que impulsa el perverso gobierno actual también en materia científica y tecnológica”.
La diferencia entre lo que pasa en México es sólo una, que ante este recorte indignante las y los argentinos salieron a las calles en protestas masivas, mientras que aquí la comodidad de los investigadores y la falta de cultura científica se combinaron para permitir sin oposición alguna el golpe más grave en la historia de la ciencia nacional.