¿Y si utilizamos el deporte para unir el mundo?

El deporte y más las competiciones deportivas tienen una naturaleza que se confronta: en un principio une a cientos de naciones para visualizar un evento deportivo o compartir la inauguración de unos juegos olímpicos o la final de un mundial, sin embargo, también separa, porque es claro que las naciones se enfrentan una a otra en un partido de futbol, en la Copa Davis, en un mano a mano en la piscina o mediante sus clubes en la final de la Champions.

Sin embargo, el deporte tiene un impacto mediático y cultural positivo que muy pocas instituciones lo tienen. El deporte es capaz de enviar mensajes positivos al mundo y de impactar mucho más que un mensaje político de paz, por eso los partidos de futbol simbólicos entre Estados Unidos e Irán o entre otros países como Israel han sido símbolo de una bandera blanca que significa paz, más que los mensajes que dieron los respectivos presidentes.

Así, mediante la herramienta deportiva Cuba ha mandado mensajes al mundo de que están abiertos, de que cesó el bloque económico y de que dejemos al lado las diferencias ideológicas, de raza y de condición económica.

Primero una selección de futbol cubana enfrentó a un equipo de la MLS. (Fue la última cobertura periodística de Jacobo Zabludovsky)

Después fue la misma selección de Cuba contra un equipo mexicano, el Santos Laguna, Cuba ganó 1-0 y Santos se llevó a futbolistas cubanos a probar su talento en el norte de México.

Después en el marco de la visita histórica del presidente Obama a Cuba las Blue Jays de Tampa se enfrentaron a la selección de Beisbol de Cuba. Además del suceso deportivo, el presidente Obama y Raúl Castro presenciaron el partido, el mundo recibió un mensaje de apertura potente e inolvidable. No hay porqué seguir bloqueando a Cuba.

No solo ha sido Cuba y el beisbol; el futbol también en otras partes del mundo ha mandado mensajes poderosos de paz. Se han enfrentado en 1998 Estados Unidos vs Irán, incluso se tomaron una foto conjunta, que es la portada de este post, como símbolo de paz, en el momento más conflictivo de su relación política, también Honduras y El Salvador protagonizaron la guerra del fútbol, que se llamó así no porque la cancha halla ocasionado violencia, sino porque la guerra entre ambos países se vio opacada por un enfrentamiento ríspido en las canchas. Los futbolistas dejaron al lado las armas para jugar con los pies.

Salvador vs Honduras

¿Y si hoy cuando el mundo tiene más divisiones que uniones, más intolerancia que tolerancia, más guerra que paz, más odio que amor lo confrontamos con deporte?

Es momento que la selección brasileña de baloncesto juegue un partido para mandar un mensaje más fuerte que su ex seleccionado herido en al estación de metro de Bruselas.


Es momento que la selección de Bélgica, candidata a dar un gran papel en la Eurocopa de fútbol, salga a la cancha y mande mensajes de paz y no de guerra, no de miedo ni de refugio.

De que las potencias mundiales en futbol, tenis y en los juegos olímpicos inviten a los países o equipos de creencia musulmana a jugar, a competir, no con las armas sino con el talento deportivo.

No se trata de dejar de lado las medidas políticas, de paz y económicas que tengan que implementar la unión europea y la ONU, se trata de abonar a una solución, a utilizar el deporte para unir al mundo.

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