Nacidos para perdernos: La vida de Chet Baker
Let’s get lost
Fotografía: Jeff Preiss
Montaje: Angela Corrao
Productor: Bruce Weber
Productor ejecutivo: Nan Bush
Productor asociado: Itaka Schluback-Hicks
Director de Producción: Emie Amemiya
Diseño sonoro: Maurice Schell
Montaje musical: Joseph S Debeasi
Músicos: Frank Strazzeri (Piano), John Leftwich(Bajo) , Ralph Penland (Batería) y Nicola Stilo(guitarra).
Año: 1998
Duración: 120 min.
Siempre se ha dicho que la vida de Chet Baker daba para hacer una película y eso es justo lo que han hecho con Born to be blues, película de Robert Budreau que estrena esta semana en cines de Estados Unidos y es protagonizada por Ethan Hawke. El sólo trailer luce extraordinario y parece que no defraudará a los fanáticos del arte sincopado.
Pero antes de Born to be blues, el director Bruce Weber realizó un extraordinario documental llamado Let’s get lost, en donde se muestra un Chet Baker en los últimos días de su vida antes de lanzarse al vacío desde un hotel de Ámsterdam. Lo dicen los créditos finales como si su muerte hubiera truncado la realización del documental que todavía se encontraba en etapa de realización en mayo de 1988. Las imágenes, todas en blanco y negro, destilan ocaso y patetismo, belleza y poesía.
En 1968 destrozaron la dentadura de Chet y pasaron tres años hasta que Dizzy le rescató para tocar en el Half Note. Es este suceso el que se toma de eje para la película que está por estrenarse y también en el documento filmado por Bruce Weber, donde se mira un Chet Baker torpe, desvariando, trastornado. Acompañado de bellas mujeres y con un cigarrillo entre los dedos, paseando por las playas de Santa Mónica y por el festival de Cannes. William Claxton le realiza una histórica serie de fotografías durante una sesión de grabación en Los Ángeles de 1953. Afortunadamente el documental abandona toda suerte de embellecimiento y espíritu naif acorde a muchos retratos tendentes a enaltecer la figura del homenajeado y tras ver el documento nos queda una imagen del Chet Baker roto exteriormente, aunque también vemos a un trompetista ilusionado que formula proyectos para el futuro.
Desde el punto de vista biográfico, la película repasa de forma lineal los principales puntos de interés de la vida de Chet Baker. Se detiene en aquello que aporta datos clave para conocer la trayectoria vital y musical de Chet, en especial cuando toca hablar de su familia; la madre se reserva la opinión cuando se le pregunta por Chet “hijo”, significativos silencios al hablar de su padre, curiosas las contradicciones de las compañeras de Chet sobre diversos acontecimientos de su vida. Es como si Chet Baker hubiera querido erigir de forma inconsciente un velo para enmascarar ciertos episodios de su vida, como si ésta la hubiera vivido con sordina, como si quisiera de alguna manera olvidar y en un acierto del film, sólo al final se le pregunta por las drogas, sin caer en la exageración sobre el tema presenten en otros documentales o ejercicios biográficos de los grandes jazzistas de la época.
Lo cierto es que a Chet Baker no solo lo marcó la tragedia, supo vivir la compañía femenina con un romanticismo épico, quizá jamás registrado con tanta maestría. Compartió escenario con sus héroes; Charlie Parker, Zoot Sims, Gerry Mulligan, Art Pepper. Y quizá su muerte no fue tan trágica como lo muestra Weber ya que existe una segunda versión, que paradójicamente no gusta tanto porque le quita ese aire legendario, al sustituir el suicidio por un accidente cuando trepaba por la cornisa hasta un tercer piso porque se había olvidado la trompeta y peleado con los empleados del hotel donde se hospedaba.
Chet Baker grabó un disco con el mismo título del documental y que sirve de fondo sonoro a gran parte del mismo. También suenan fragmentos de comparticiones con Parker, Mulligan y los grandes de la West Coast. Ahora compartimos este documental completo, como preparativo de nuestra visita a las salas de cine para encontrarnos con la trompeta más romántica.
Fuentes de Información: Naranjas de Hiroshima, CineconJazz, BlueTrain, Documaniático.