¿Para qué sirve el presupuesto participativo?
En días pasados, Aristóteles Sandoval, gobernador de Jalisco, anunció que turnará al Congreso del estado una iniciativa de participación ciudadana. La iniciativa, aseguró, contempla la creación de una herramienta legal, el presupuesto participativo, para que las personas decidan que hacer con una bolsa de dinero público.
En otras entidades, como el Distrito Federal donde existe desde hace 5 años, la figura goza de gran aprobación pero solo el 24% de las personas la conocen y a penas un 18% declaró a ver votado por un proyecto alguna vez. Según los estudios del Instituto Electoral del Distrito Federal (IEDF), esto se debe a la falta de dinero para la difusión de la figura, el poco interés de las delegaciones en su implementación y las escasas herramientas que los Comités Ciudadanos y Consejos de Pueblo, principales promotores del presupuesto participativo, tienen para trabajar.
Y para muestra, un botón: en 2015, se propusieron 5, 293 proyectos pero sólo 188, 764 personas participaron en la consulta ciudadana donde se eligieron los proyectos ganadores. Esto representa una tasa de apenas el 2%.
Los proyectos propuestos pueden caer en cinco rubros: equipamiento, infraestructura, obras y servicios, prevención del delito y actividades recreativas, culturales o deportivas. La mayor parte de los proyectos en 2015 fueron de obras y servicios, al día de hoy sigue habiendo proyectos que no se realizaron o fueron cambiados por las autoridades encargadas de implementarlos.
Desconocimiento, opacidad y falta de compromiso por parte de las autoridades. Si la ley de participación de Jalisco quiere ser más que una ley anecdótica, tiene que superar los obstáculos que se han detectado en entidades como el Distrito Federal. Requiere de apoyo de las autoridades, seguimiento de la ciudadanía, recursos y capacitación real para funcionar.