Qué consecuencias puede haber tras la captura del Mayo Zambada

Cuando un capo del narcotráfico es capturado, se desata la guerra interna por la sucesión. Se pelean las plazas, las rutas, las armas. Empiezan las balaceras, los bloqueos, los secuestros. Y la ciudadanía se encierra en su casa los días posteriores, aterrorizada.

En cuarenta años no habían capturado al Mayo Zambada, y lo atraparon en el aeródromo de Santa Teresa, cerca del Paso, Texas, junto con uno de los hijos del Chapo Guzmán, Joaquín Guzmán López, el pasado 25 de julio. Ambos capos estaban supervisando rutas clandestinas. Había una recompensa de 15 millones de dólares por su captura. Hasta ahora no ha habido un repunte en la violencia.

Mayo Zambada era conocido por mantener un perfil bajo. Mientras sus coetáneos fueron arrestados o asesinados, él eludió la cárcel. Nada de casotas y carrazos. Era bueno para lavar dinero y poner sus propiedades a nombre de otros familiares. Además, mantenía “la cabeza fría” y no mostraba la violencia desenfrenada característica de otros capos.

En 2010, Julio Scherer, el fundador de la revista Proceso, le hizo una entrevista. Lo llevaron con los ojos vendados a lo que parece ser el rancho del narco. En esa mítica entrevista, el Mayo Zambada dijo dos cosas importantes: la primera es que no importaba si lo capturaban o lo mataban, nada cambiaría —el narco era ya un sindicato, una organización que sobrevivía a sus líderes—. La segunda, que tenía miedo de que lo encerraran.

 

Él fue quien lideró el imperio del Chapo Guzmán, que desde 2019 está en una cárcel en Colorado con una sentencia de cadena perpetua. En los últimos años, el gobierno de Estados Unidos ha redoblado sus esfuerzos por capturar a narcotraficantes, ya que la distribución de fentanilo es la causa de 100 mil muertes al año. Se cree que el cártel de Sinaloa es quien produce esta droga letal.

El hijo mayor, Vicentillo Zambada, fue extraditado en 2013 a Chicago, donde se declaró culpable y colaboró con las autoridades. Dio nombres de altos mandos del Ejército en el sexenio de Felipe Calderón y dijo que a su padre le daban un millón de dólares para sobornar a funcionarios.

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El periodista Jorge Fernández Menéndez piensa que la teoría más creíble es que el mismo Mayo Zambada se entregó: se encuentra enfermo, el cártel está dividido y varios de sus hijos han hecho lo mismo. Su posible sucesor sería uno de los hijos, Mayo “el Flaco” Zambada o alguno de los chapitos.

Otra teoría sobre la detención del Mayo Zambada en estas extrañas circunstancias es un intercambio entre él y Ovidio Guzmán “el Ratón”. Esta teoría empezó a circular ya que aparece en los registros del Buró Federal de Prisiones como “liberado” desde el 23 de julio, dos días antes de que arrestaran al Mayo Zambada.

Aunque ninguna autoridad ha confirmado la liberación y periodistas han dicho que podría tratarse de un traslado, no se descarta que pudo haber un intercambio entre un capo y el otro. Ovidio Guzmán fue atrapado el 5 de enero de 2023 y fue extraditado a Estados Unidos, donde se declaró no culpable de los cinco cargos que le imputaron.

Ovidio Guzmán fue capturado en Culiacán en 2019 en lo que se llamó “el Culiacanazo”. Se desató la violencia. Incendiaron coches, empezaron balaceras, secuestraron a militares e hicieron bloqueos. Finalmente, el presidente López Obrador decidió soltarlo para evitar que la violencia escalara. Siempre que se captura a un líder narco, la pugna por quién liderará el cártel resurge con fuerza. Especialistas advierten que las capturas crean divisiones y guerras internas.

Félix Gallardo, fundador del Cártel de Guadalajara, fue atrapado en 1989, aunque seguía dando órdenes al cártel mediante llamadas, por lo que fue trasladado a una prisión de máxima seguridad. Es entonces cuando su organización se dividió en varias secciones: Cártel de Tijuana, Cártel de Sinaloa (dirigido por Ismael Zambada García), Cártel de Juárez y Cártel del Golfo.

Cuando El Chapo Guzmán fue detenido en 2019, los “chapitos”, sus hijos Iván Archivaldo Guzmán Salazar ‘El Chapito’ y Jesús Alfredo Guzmán Salazar ‘Alfredillo’, quisieron tomar el liderazgo saltándose a Mayo Zambada y a Caro Quintero.

El grupo hacktivista Guacamaya filtró unos documentos de la SEDENA en los que el ejército mexicano se propuso aprovechar la lucha interna que debilitaría al cártel y, a la vez, fortalecería a los cárteles antagónicos como el Cártel Jalisco Nueva Generación.

Los cazadores, a cargo de los chapitos, adquirieron armas explosivas para usar contra los Gigios, una escisión de Los Mayos. Se peleaban las plazas de Magdalena y Santa Ana en Sonora. Y la ciudadanía quedó en medio de estos pleitos.

Es por esto que se espera un repunte de violencia que, según el presidente López Obrador, dijo en la mañanera del martes 30 de julio, no se ha visto. Aunque ha desplegado elementos de las fuerzas armadas en Sinaloa y Durango para prevenir esta situación, varios especialistas concuerdan en que la estrategia de capturar a los grandes capos no termina con el narcotráfico, sino que lo empeora

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