México es un país letal para los defensores de la tierra. Sí, incluso comparado con el resto del mundo.
Aunque la prensa suele enfocarse en casos emblemáticos como el de Samir Flores, ser defensor de la tierra y el medio ambiente es una actividad qué tiene más mártires.
Y que en México no es raro que termine en la muerte.
Una nota reciente de Proceso lleva luz a la problemática:
Según un informe del grupo no gubernamental Global Witness, en México hubo 54 activistas asesinados en 2021, en comparación con 33 en Colombia y 26 en Brasil. El grupo registró la muerte de 200 activistas a nivel mundial en 2021.
Esto pone a México como el lugar más hóstil y mortal para los defensores de la tierra, alejados de los reflectores del centro y luchando por territorios que en bastantes casos representan la vida entera de sus pobladores, generalmente contra gobiernos y empresas en voraz campaña explotadora.
Incluso, dichos crímenes suelen tener tapaderas desde el oficialismo tipo “era de los malos”. Proceso pone el ejemplo de Tomás Rojo, defensor de territorio yaqui quien fue asesinado en Hermosillo durante 2021 y que se ha difundido que fue a causa de conflictos con narcotraficantes por un bloqueo ilegal en que se pidió peaje.
La versión no oficial arroja luz a un agresor que cada vez se escucha más: el poder económico. Y es que Rojo era defensor de tierra valiosas en frontera con Arizona cuya no ocupación eran millones ociosos para corporaciones extranjeras.
El texto completo, en Proceso.