Boicot a Israel: ¿Cómo sumarse a la lucha del pueblo palestino?
Si eres una de las personas que se sienten indignadas por los crímenes de lesa humanidad que el Estado de Israel ejecuta en la total impunidad, particularmente por los ataques recientes en la franja de Gaza, en la que cientos de personas han perdido la vida, es probable que te preguntes que puedes hacer para apoyar la resistencia del pueblo palestino.
En 2005, las organizaciones de la sociedad civil palestina llamaron a aplicar boicots, desinversión y sanciones (BDS) como forma de presión no violenta sobre Israel. El movimiento BDS fue lanzado por 170 sindicatos, partidos políticos, redes de personas refugiadas, organizaciones de mujeres, asociaciones profesionales, comités de resistencia popular y otros grupos de la sociedad civil palestina.
Inspirado en el movimiento anti-apartheid sudafricano, el llamado palestino al BDS insta a ejercer una presión no violenta sobre Israel hasta que cumpla con el derecho internacional mediante:
Poner fin a la ocupación y colonización de todas las tierras árabes y desmantelar el Muro: El derecho internacional reconoce que Cisjordania –incluyendo Jerusalén Este–, Gaza y los Altos del Golán sirios están ocupados por Israel. Como parte de su ocupación militar, Israel roba la tierra y fuerza a la población palestina a vivir en guetos rodeados por puestos de control, colonias, torres de vigilancia y un Muro de apartheid ilegal. Israel ha impuesto un brutal sitio medieval sobre Gaza, convirtiéndola en la prisión al aire libre más grande del mundo. Periódicamente lleva a cabo ataques sobre la Franja que son ampliamente condenados, por constituir crímenes de guerra y delitos de lesa humanidad.
Reconocer el derecho fundamental a la plena igualdad de las y los ciudadanos árabe-palestinos de Israel: Una quinta parte de la población de lo que hoy es Israel son palestinos y palestinas que todavía no han sido expulsadas de su tierra. Están sujetos a un sistema de discriminación racial legalizada, consagrado por más de 50 leyes racistas que impactan todos los aspectos de sus vidas. El gobierno israelí continúa desplazando de su tierra por la fuerza a las comunidades palestinas, y los dirigentes israelíes incitan abiertamente a la violencia contra ellas.
Respetar, proteger y promover los derechos de las y los refugiados palestinos a regresar a sus hogares y propiedades, tal como fue estipulado en la Resolución 194 de la ONU: Israel, desde su violenta creación en 1948 mediante la limpieza étnica de más de la mitad de la población nativa de Palestina, ha buscado controlar la mayor cantidad posible de tierra de la Palestina histórica y de desarraigar a tanta población palestina como le sea posible. Como resultado de este sistemático desplazamiento forzoso, hoy hay más de 7.250.000 refugiados y refugiadas palestinas, a quienes se les niega el derecho de regresar a sus hogares, simplemente porque no son de origen judío.
¿Qué podemos hacer?
- Tener un conocimiento objetivo de lo que está sucediendo. Para ello es imprescindible recurrir a medios de comunicación que no estén alineados con el sionismo: libros escritos desde la vertiente palestina, redes informativas, o conferencias que descubran la realidad discriminatoria que habitualmente se oculta.
- Boicotear a los medios de comunicación que, de forma continuada y escandalosa, denigran al pueblo palestino y dan cobertura al Estado hebreo que los oprime.
- Denunciar y retirar la confianza a los políticos que conceden a los responsables y ejecutores del apartheid un tratamiento normalizado.
- Presionar a las instituciones de gobierno para que rompan los vínculos que mantienen con Israel y abran canales de comunicación con las instituciones homólogas palestinas.
- Denunciar a los Estados que abastecen de armas a Israel.
- Denunciar a las cadenas comerciales que abren sus puertas a los productos israelíes; conocer de cuales se trata y negarse a comprarlos. Denunciar a las firmas que invierten en dicho país para abrir puntos de venta a los productos que ellas ofrecen.
- Presionar a los organismos públicos que se abastecen de productos israelíes para que cambien de proveedores.
- Promover la desinversión en Israel o en empresas que le son útiles para aplicar el apartheid. Señalar y repudiar a dichas empresas.
- Promover el bloqueo a la carga y descarga de los buques que tienen como destino o procedencia Israel.
- Trasladar información sobre el boicot a los centros educativos, laborales, sociales… para que haya un conocimiento detallado del mismo.
- Promover en dichos centros iniciativas específicas de boicot. A nivel académico, suspender los convenios de colaboración con otros centros similares hebreos.
- Rechazar cualquier expresión artística y cultural promovida desde Israel para proyectar una imagen con la que encubrir sus crímenes. No acudir a dichos espectáculos y, se si acude, para convertirlos en plataforma de denuncia del apartheid.
- Rechazar la participación de Israel en eventos deportivos de ámbito internacional. Rechazar el fichaje de deportistas israelíes. Denunciar la presencia de deportistas extranjeros en competiciones que se celebren en Israel.
- Apoyar las iniciativas que promuevan grupos antiapartheid y defender la legitimidad de sus actuaciones.
La estrategia recurrente del Estado de Israel ha sido siempre la de criminalizar y descalificar como «antisemita» a cualquier persona u organización crítica con sus políticas de apartheid. Así lo viene haciendo con el movimiento BDS, al que considera una amenaza para sus intereses, y contra el que ha aprobado leyes que le permiten condenar a cualquier ciudadano israelí, palestino y/o internacional que de manera pública participe en la campaña.
El movimiento BDS, sin embargo, evita estigmatizar de manera genérica a cualquier ciudadano u organización israelí, y, menos aún, hacerlo por criterios étnicos y/o religiosos. La campaña plantea como objetivo aislar a los agentes económicos, empresariales, políticos, académicos, culturales, artísticos, deportivos o de cualquier otro tipo que, de manera clara, contribuyan a sostener el régimen de apartheid. La denuncia señala a empresas israelíes o internacionales que contribuyen a la viabilidad económica del proyecto sionista. Cuestiona a los agentes académicos que afianzan los lazos con universidades israelíes en aras al desarrollo de proyectos destinados a la investigación militar. Deja en evidencia a representantes políticos, culturales o deportivos que contribuyen a legitimar la imagen pública del Estado de Israel. Todos ellos, obviando políticas de continua vulneración de los derechos humanos, dulcifican su imagen ante el mundo presentándolo y aceptándolo en los foros internacionales como un país normalizado.
Identificación de objetivos
El primer paso, a la hora de llamar al boicot, es ser muy estricto y exhaustivo en la selección de los objetivos, y hacerlo según criterios de rigurosidad y eficiencia: cercanía, viabilidad o impacto del boicot contra los mismos. A la hora de señalar los objetivos boicoteables, existen varias organizaciones de reconocida solvencia que han realizado previamente esa tarea de identificación y que facilitan el trabajo.
- boicotisrael.net: sitio web en castellano que recoge una extensa y rigurosa relación de objetivos a boicotear divididos en cuatro categorías: económicos, políticos, académicos y cultural-deportivos. También informa sobre distintas campañas ya en marcha.
- whoprofits.org (who profits=quién se beneficia): es una completa base de datos de denuncia a la industria de ocupación (inglés-árabe-hebreo).
- bdsmovement.net: sitio web en inglés del movimiento internacional BDS.
- boycottisrael.info (Boycott from within=Boicot desde dentro): grupo ciudadanos/as israelíes que apoyan la llamada palestina al BDS (inglés).
Un recurso sencillo para identificar los productos de origen israelí es el etiquetado. Tradicionalmente, se etiquetan los productos israelíes con el código de barras que comienza con las cifras 729. Pero, aunque orientativo, este no es un método infalible. En el caso poco probable de que llegasen a nuestros comercios productos de origen palestino, estos también lo harían con el etiquetado 729, ya que su única vía de comercialización en el extranjero es a través de Israel y pagando los correspondientes aranceles a la fuerza ocupante. Las autoridades israelíes, sabedoras del impacto internacional de la campaña BDS, han comenzado a comercializar sus productos vía indirecta, a través de terceros países, para eludir el etiquetado 729. Y últimamente han comenzado a utilizar también los códigos 871 y 841.
Más allá de las marcas y empresas comerciales, también es recomendable realizar las denuncias correspondientes contra representantes culturales y deportivos del Estado de Israel. A la hora de identificarlos hay que ser especialmente cuidadosos porque el boicot cultural-deportivo-artístico siempre crea reticencias en la «intelectualidad» local. En ese sentido, y por obsceno que parezca, Israel siempre ha empleado mucho esfuerzo y grandes recursos en presentarse a nivel internacional como adalid de la cultura y los valores democráticos en Oriente Medio.
No es solo cuestión de ver la tele y sentirse mal o expresar el desacuerdo con la situación de Palestina. La campaña es un llamamiento al mundo que se hace desde la perspectiva de la libertad, la justicia y la igualdad. No se dirige solo a mejorar las condiciones de vida de quienes viven en Gaza o Cisjordania; habla también del derecho al retorno de los refugiados palestinos; de los derechos de la población palestina que vive en Israel. Habla de los Derechos Humanos para todo el pueblo palestino, esté donde esté, y del derecho a la igualdad. – Rafeef Ziadah
Protocolo de actuación ante los objetivos identificados
La experiencia de estos años ha llevado a desarrollar este protocolo de actuación:
- Intentar cancelar o suspender la relación comercial o promocional para con el Estado de Israel. Para ello se intenta abrir comunicación con las personas responsables de las relaciones comerciales; con la dirección de los clubes deportivos, empresas de eventos, agentes organizadores o instituciones locales involucradas en la celebración de eventos que legitiman al Estado sionista. La demanda de cancelación debiera estar respaldada con argumentos bien justificados y documentados. Es de gran utilidad que la demanda cuente con el apoyo de organizaciones sociales, sindicales, peñas deportivas de ámbito local…
- Si la anterior gestión resulta infructuosa, es el momento de socializar esa información y dar a conocer las implicaciones de una determinada empresa o agente cultural-deportivo en la estrategia de normalización del Estado de Israel. Para ello habría que utilizar todos los medios de difusión a nuestro alcance. Los medios de comunicación oficiales suelen ser, todavía, bastante reticentes a la hora de difundir la campaña; los medios de comunicación alternativos son más receptivos.
- Cuando no se consigue la implicación del agente comercial o cultural-deportivo es el momento de dar el paso a la movilización. La movilización social no pretende convencer al agente implicado que ha rehuido aplicar un código ético; se trata de que la persona interpelada valore la conveniencia para sus intereses de interrumpir las relaciones con Israel. Las fórmulas de agitación social utilizadas son múltiples: mociones de denuncia en instituciones locales, concentraciones, manifestaciones, charlas y/o seminarios divulgativos, festivales solidarios y, sobretodo, la denuncia insistente. Las referidas estrategias pacíficas se han demostrado útiles para desmontar la pretendida apariencia de normalidad de las relaciones con Israel. Especial eficacia para trascender el bloqueo informativo suelen tener la desobediencia civil o la acción directa no-violenta.
- Finalmente, es de vital importancia la difusión de los resultados de la campaña. Su efecto es multiplicador. Los pequeños logros a nivel local van proyectando una perspectiva globalizadora a nivel mundial; contribuyen, de esa forma, a que las respuestas sean cada vez más extensas e impactantes. Cada pequeña acción es una pequeña gota que incrementa una gran marea. Esta, poco a poco, va aislando el régimen de apartheid y evidencia ante la sociedad palestina que no están solos en su desigual lucha contra el sionismo.
Con información de Movimiento BDS y Txalaparta