¿Por qué las mascarillas llegaron para quedarse?

Es un hecho que todxs estamos deseando que la pandemia termine y que podamos volver a hacer cosas que nos gustan, más allá de “volver a la normalidad”. En cualquier caso, eso todavía se ve bastante lejos. Las razones son enunciadas en un artículo de El País que vale la pena retomar. 

La primera es que la vacuna del Covid supone ponerse dos dosis, entre las cuales tiene que haber por lo menos 21 días de diferencia. Esto supone que entre que ponen la primera y la segunda vacuna podemos contraer la infección, por lo que en realidad lo que se enfrenta es un proceso de inmunización, más que un solo evento. Incluso después de la segunda dosis tendrían que pasar por lo menos 7 días para poder decir que estamos protegidos, por lo que estamos hablando de un tiempo de un mes para poder estar libres de la posibilidad de adquirir Covid. Por lo demás, la vacuna protege cerca de un 90%, pero no al 100%, por lo que es útil mantener la mascarilla. Por si fuera poco no se sabe si las personas vacunadas, a pesar de estarlo y de no presentar síntomas, si pueden ser agentes de contagio de otras personas no vacunadas. Esto lo sabremos solamente conforme se desempeñe la vacuna y podamos revisar sus efectos. 

Por otro lado, es un hecho que la vacunación será paulatina y no será universal (hay cerca de 7 mil millones de personas en el mundo, y además se necesitan dos dosis por persona) por lo que el virus en realidad seguirá allí aunque mucha gente ya esté vacunada. Por lo demás, en caso de que el virus mute tendríamos que vacunarnos cada año, como ocurre con otros tipos de gripe. Todo esto lleva a una sola conclusión: seguiremos usando mascarillas por un buen rato. 

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