En el fútbol mexicano se arman las mejores transas y nadie dice nada

David Jauregui / 17/06/2020

En un campo de tierra, de un pueblo olvidado, donde el balón descarapelado atraviesa los tres palos del arco sin red, allí se encuentra al diamante en bruto. En la cancha de los marginados, nace el próximo “10” del fútbol, un muchacho sin vicios, ni codicias; con necesidades en casa, derivadas de la pobreza, con un hambre, pero esa hambre de jugar al fútbol. Después, está el aficionado que sale una vez por semana de su casa rumbo al estadio a reafirmar su amor por el equipo, a gritar maldiciones y romperse la garganta con un “¡Gooool!” de la mano de la estrella del equipo y, posteriormente, corear el nombre de ese joven que proviene de los barrios bajos del país.

Este acto magnificente de alabanza pública, parece ser la inmunidad social que se les otorga a jugadores, dueños y directivos, que solo se les reprocha sino cumplen con las demandas de sus feligreses, pero, nunca se les cuestiona sus excesivos salarios, tampoco se le cuestiona al dueño su irresponsabilidad tributaria, porque el papá del equipo es quien abre la cartera para fichar al estrella del momento. Porque gracias a ellos es que la afición tiene una casa en común (estadio), líquido para hidratar y apaciguar su estrés colectivo (cervezas) y es papá -el dueño- quién sale a dar la cara de los conocidos mal portados -las barras bravas- que generan disturbios, vandalismo y hasta matan por amor a la camiseta. Entre más industrializado es el fútbol, más rápido pierde su belleza.

La Liga Mexicana de Fútbol (Liga MX), es la cancha donde se arman los mejores moches, sobornos, actos de corrupción, acuerdos narcopolíticos y los indultos tributarios, en fin, son los intocables del país. La liga cuenta -próximamente- con 20 equipos de fútbol, que pertenecen a Televisa, TV Azteca, Origeli, OMNILIFE, FEMSA, Grupo Caliente, Cooperativa de Cementos Cruz Azul, Grupo Pachuca y CEMEX, juntos todos, le deben a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, poco más de 25 mil millones de pesos en impuestos.

Resolución RRA 2337/19. Emitido por el INAI.

Por otro lado, los jugadores mejor pagados de la liga Gignac (Tigres) y Memo Ochoa (América), ganan aproximadamente 4.6 millones de dólares al año, libres de cualquier pago de impuestos, específicamente del impuesto sobre la renta (ISR), que los demás mexicanos si se les descuenta, por lo menos el 1.92% de su salario.

Así mismo, en 2013 el Servicio de Administración Tributaria (SAT), condono del pago de impuestos a los equipos de Monterrey, Atlante y Pumas de la Universidad, con 0.09 millones, 61.39 millones y 1.64 millones de pesos, respectivamente. El entonces Secretario de Hacienda y ex candidato Presidencial, José Antonio Meade, jamás supo responder ¿por qué?

Nuevamente en 2016, el mismo SAT, volvió a condonar 400 mil millones de pesos en impuestos a 52 empresas entre las que figuraban los equipos de América y Necaxa.

De igual manera, en el Análisis de Información para el Combate de la Delincuencia Organizada de la Procuraduría General de la República en 2017, reveló que existen 168 instituciones relacionadas al narcotráfico y ligadas a equipos de fútbol mexicano, con presencia en Sinaloa, Michoacán, Jalisco, Guerrero y Estado de México, donde por cierto, existe una gran influencia del Cártel de Sinaloa, el Cártel de Jalisco Nueva Generación, Los Caballeros Templarios y el Cártel del Golfo.

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A 5 años del FIFAGATE, todos los dirigentes, dueños, directivos y empresarios de televisoras de la Confederación Sudamericana de Fútbol (CONMEBOL), se encuentran pagando ante la justicia en los Estados Unido, pero, México sigue siendo el intocable, nunca investigando, con inmunidad gubernamental y social. Por cierto, será uno de los países sede, junto con Canadá y Estados Unidos, del mundial de 2026 o cómo la FIFA lo llama: “La caja de los billetes verdes”. En el fútbol, el narco y la política, no hay casualidades, hay causalidades.