The Politician: la ambición y la obsesión 

Netflix presenta una serie que desde esta pluma, recomiendo. The Politician, producida por la misma persona que hizo Glee y American Crime Story: Versace, Ryan Murphy. Es la historia de Payton, un joven que soñó con ser presidente de Estados Unidos de América y diseñó el plan perfecto para llegar, iniciando por aspirar a Harvard y ganar una serie de elecciones. Según las reseñas, cada temporada es una elección, la primera es sobre la elección en la preparatoria. 

La serie es estéticamente bella, la fotografía y la música emocionan e impactan. La historia particularmente, a mis 27 años y cercano a la vida política, me parece buena, sin embargo, me pone a pensar una serie de cosas. En realidad, la serie no es sobre Payton y no solo sobre la vida de un político, que de eso dice mucho, desde sus lecturas, su modo de vivir, su manera de estudiar, leer, de hacer amigos, de tener relaciones personales; sino un poco de la vida de cualquier joven o de cualquier persona. 

En un diálogo, uno de los personajes, sentencia a Payton: tu único objetivo en la vida es competir en elecciones y eso te hace feliz. Uno vive para diferentes motivos, pero quizá si reflexionamos en el fondo tenemos algo muy interior que nada ni nadie nos puede quitar, una sola obsesión, que es el motivo de nuestra existencia, es esa adrenalina de nuestra profesión o de nuestro estilo de vida, en realidad ¿qué queremos de nuestra vida?. 

En la política, la adrenalina se siente en cada decisión, discusión y por supuesto en una elección. Si esa adrenalina de la vida se pierde, ¿todo lo que se hace tendrá sentido? Si un político obsesionado con ser presidente municipal, toda su vida, pierde la elección: ¿cómo es su vida después de eso?, ¿hay vida?

The Politician busca interpelarnos en ese debate: hay vida después de ganar o perder una elección, de ganar o perder el cargo por el que aspiramos, de ser despedidos del trabajo por el que tanto soñamos o de fracasar con la empresa a la que tanto le invertimos. Quizá no. No hay vida después de esa idea, porque es la idea que nos define, pero si hay un nuevo modo de enfrentar la derrota, quien es empresario buscará otra empresa, quien es despedido del trabajo de sus sueños otro similar y quien pierde una elección, lo buscará de nuevo. En cada uno de nuestras ciudades hay un personaje que no había ganado ninguna elección en su vida, desde la prepa, hasta que hace unos meses ganó algo. 

También habla sobre la prisa en la vida, es increíble como nos pone enfrente el debate de la ambición y que todo se dé con nuestros tiempos y a nuestros tiempos: en la vida eso es imposible, pero hay que tener inteligencia emocional para que la adrenalina que nos provoca que todo vaya bien y que queramos apostar más y más no nos lleve a perder todo. Aunque la realidad es que eso es más complejo, muchas veces en la vida perderemos todo y para eso está la resiliencia, la palabra de moda.

Evidentemente incluir esta canción de Billy Joel, le da un plus extra: 

 

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Slow down, you crazy child

You’re so ambitious for a juvenile

But then if you’re so smart, then tell me

Why are you still so afraid?

 

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