La exigencia por un maíz comunal, libre y diverso
La domesticación del maíz, su dispersión y la riqueza de sus variedades ha sido un proceso de miles de años. Sin embargo, la contaminación genética, la elevación del costo de la tortilla, la apertura de tratados comerciales y el posible uso del grano como combustible, son algunos de los elementos socioeconómicos relacionados en su detrimento, así como de los herederos de una tradición milenaria extendida por toda Mesoamérica.
Hoy en día, rituales y festividades alrededor del ciclo agrícola se continúan efectuando en comunidades campesinas donde el maíz tiene un lugar preponderante, siendo éstas una forma de cohesión de la comunidad y una forma de identidad de grupo.
En Oaxaca la autoproducción y el intercambio de semillas que se practican en la agricultura campesina resultan en la mejor defensa del maíz nativo y en el mayor obstáculo para la incursión mercantil de las trasnacionales agroalimentarias en el territorio.
Sin embargo, en el último año denuncias con respecto a que universidades y corporaciones de Estados Unidos “piratean” una variedad específica de maíz que durante cientos de años ha sido seleccionado cuidadosamente por comunidades mixes ha cobrado relevancia ante el modelo de despojo que enfrentan los pueblos originarios.
Este fin de semana en el marco del Día Estatal en Defensa del Maíz Nativo de Oaxaca, se llevó a cabo el encuentro “Maíz Comunal de Oaxaca para el Mundo” donde los pueblos, organizaciones y académicos, analizaron las políticas públicas hacia el campo mexicano, así como para proponer alternativas frente a las agresiones que sufren los maíces nativos y el campo.
En este Espacio Social, escuchamos las voces de: Gabriela Linares Sosa, Coordinadora de Derechos Indígenas de la Unión de Organizaciones de la Sierra Juárez de Oaxaca (Unosjo), Mercedes García Lara de la Organización de Agricultores Biológicos A.C., y Ana De Ita, del Centro de Estudios para el Cambio en el Campo Mexicano.
Con información de Educa Oaxaca y Desinformémonos