“Tal vez en la juventud no sea necesaria la poesía”: entrevista con Melissa Nungaray

¿Existe una relación entre poesía e infancia? ¿El poeta busca en los recuerdos de la infancia las certezas que se pierden con la madurez? ¿O será, quizá, que la infancia es un terreno romántico que los poetas buscan —ingenuamente— para encontrar la revelación? Poetas como Melissa Nungaray (Guadalajara, Jalisco, 1998) conocen este vínculo porque su camino en la poesía inició en la infancia.

Raíz del cielo (Secretaría de Cultura de Jalisco/Literalia, 2005) es el primer libro de poemas que Melissa Nungaray publicó siendo todavía una niña. A este libro, se sumaron un puñado de libros más que la poeta ha publicado a lo largo de su desarrollo creativo. De esta manera, Nungaray forma parte de esa estirpe señalada —por el periodismo cultural y la promoción literaria— como “las escritoras más jóvenes de México”.

Dentro de esa categoría aparecen nombres como los de Valeria Luiselli, Gisela Leal, Aura Xilonen, o Jimena González. Sin abusar de esta etiqueta, Melissa Nungaray sabe que el camino del escritor no depende de la juventud, sino, en todo caso, de la disciplina, del rigor, y de la “necesidad” con que se labran los poemas. A este respecto, la poeta platicó con Tercera Vía para contarnos cómo ha sido su camino en la literatura, cuál es su visión de la poesía y qué opina de los poetas de su generación y también de los “lectores jóvenes”.

Si deseas leer poemas de Melissa Nungaray da click en nuestro espacio semanal #VocesVioletas dedicado a la poesía escrita por mujeres de México y Latinoamérica.

 

Muchos grandes poetas han vislumbrado una relación muy intensa entre la infancia y la poesía. Por ejemplo, el poeta Federico García Lorca, quien pensaba que sólo un niño puede “comprender mejor que nosotros la clave inefable de la sustancia poética”. Publicaste tu primer libro a los 7 años, ¿qué piensas de la relación entre poesía e infancia?

La poesía ha sido parte de mi crecimiento, empezó como un juego con mi padre a los 5 años, él me leía y yo le contestaba con un pequeño poema cuando aún no sabía leer ni escribir. A los 6 años ya tenía un cuaderno repleto de versos. Entonces, como también participaba en diversos programas de radio, haciendo entrevistas y reportajes, dicen mis padres (porque ya no me acuerdo) que en un programa al que asistí trataba sobre la poesía y leí algunos de mis poemas, y afuera me estaba escuchando Patricia Medina, directora de Literaria Editores. Le gustaron mis poemas y decide publicármelos, bajo el lema de que no era poesía para niños sino para todos. Así llega Raíz del cielo, mi primer libro.

Creo que la sustancia avanza o retrocede de acuerdo al ritmo que es la naturalidad, nadie puede forzarse a escribir poesía, un poema sí, ese se escribe en 5 minutos, pero no poesía, la poesía lleva toda la vida.

Ahora concibo a la poesía como un constante ir y venir de pensamientos que llegan en imágenes, en personas, en recuerdos o en preguntas que avivan mis sentidos y que debo captar en el momento preciso y con las palabras exactas. Viene en sustancia, pero no sé cuál sea la clave o si hay un secreto, el lector debe descubrirlo en sí mismo, en su propia existencia. No creo que la experiencia poética se comprenda mejor en la infancia, la sustancia llega en el momento que se necesite y cada quien la comprende a su manera.

Cuando era niña me dejaba llevar por la intuición y por lo que sentía, no sé si en realidad estaba consciente de lo que decía en mis poemas, o simplemente le hacía caso a mis manos. Creo que la sustancia avanza o retrocede de acuerdo al ritmo que es la naturalidad, nadie puede forzarse a escribir poesía, un poema sí, ese se escribe en 5 minutos, pero no poesía, la poesía lleva toda la vida, y no solo a una sino la de todos aquellos elementos que participan en la recreación de uno mismo y en conjunto. En estos momentos de mi vida siento que la sustancia llega en abstracto, entonces debo transformarla en palabras y darle nombre, con una forma y sentido para que todos puedan comprender, ya que en mi adolescencia me gustaba escribir con un estilo barroco o recargado.

 

Consideras que hay una “edad mágica” para escribir poesía. ¿Crees que la juventud sea, en algún sentido, esa “edad mágica”?

No hay edad, solo tiempo y necesidad. Tal vez en la juventud no sea necesaria la poesía, y en la edad madura sí, puede ser a la inversa o quizá nunca se necesite escribir, todo es cuestión de la necesidad que tenga cada quien. Aunque me han dicho que aproveche mi juventud, porque, según, las actividades en que me desarrolle aumentarán poco a poco y no podré escribir tanto. Considero que no es cierto, siempre hay un momento para escribir, porque exige atención, lo importante es saber identificar qué es aquello que llega a invadirnos. No se puede vivir con la sustancia adentro.

 

Algunos poetas de tu generación, y de generaciones cercanas, consideran que aquello que se denomina “poesía joven” es sólo un membrete que funciona para los estímulos a la creación artística que otorgan las instituciones culturales. ¿Existe la “poesía joven”?

Solo hay poesía, la buena continúa, la mala no. Existe poesía para todos, el lector elige poetas que puedan alimentarlo y eso es indiscutible, no importa si los poetas son jóvenes o no, la poesía es para todos.

 

¿Qué piensas de la poesía que están escribiendo poetas de tu generación?

La mayoría me agrada, aunque he visto que algunos poetas eligen escribir con un discurso directo, y eso le quita el misterio.

 

Se dice que los jóvenes no leen, pero también se dice que los jóvenes leen mucho, quizá bastante, a través de internet, en las redes sociales y en los blogs. En este sentido, parece que ha crecido la cantidad de lectores de poesía, y hay una oferta poética muy amplia, en muchos casos generada por los propios creadores jóvenes. ¿Una persona joven lee más poesía que un adulto?

Es cierto que a través de internet la poesía es más accesible al público, y éste puede ser de cualquier edad, lo importante es que surjan más lectores de poesía. A nadie se le puede obligar a leer poesía, es una decisión propia, lo que se pude hacer es crear espacios para difundirla. Actualmente formo parte del equipo editorial de la revista Marcapiel, donde sugiero e invito a leer, tanto a poetas jóvenes como aquellos que ya tienen trayectoria.

 

¿Qué es lo que más te atrae de la poesía?

No es que algo en específico me atraiga, sino que necesito a la poesía, su ritmo, la imagen que se traslada a mi pensamiento e impregna intuición o conocimiento, el lenguaje que aterriza en el vivir, la conversión del poema en la vida; la poesía me complementa, me hace ser quien soy.

 

¿Cuáles son los poetas que más te han marcado en la vida? ¿y por qué?

Hay poemas que por alguna razón no puedes dejar de leerlos o pensarlos, siempre están presentes, hasta se pueden manifestar en la realidad, a veces las circunstancias pueden escenificar un poema, y sin interceder. Las lecturas cambian de acuerdo a lo que vivimos, es por etapas, los primeros libros de poesía que leí me decían siempre lo que no sabía, siempre dejaban en mí una incógnita que tenía que responder con otro poema. Casi como una experiencia mística.  Yo busco poetas que complementen mi vida y me hagan dudar. Los poetas que marcan mi vida y están presentes en estos momentos son: Gloria Gervitz, Alejandro Aura, Fernando Pessoa, Oliverio Girondo, Cesare Pavese, Vicente Huidobro, Max Aub, entre otros.

 

Hay libros que te cambian la existencia. Un libro, llegado en el momento preciso, puede hacer que tu vida tome un rumbo totalmente distinto. ¿Qué libro podrías recomendarle a los jóvenes para contagiarlos con el veneno de la poesía, o de la literatura?  

Una de las primeras poetas que leí y sigo leyendo es Alejandra Pizarnik, si pueden lean toda su obra, tanto poesía, prosa y diario. Ella toma el lenguaje y lo pulveriza, lo hace añicos con su manera de pensar y sentir la vida. Uno de los poemas que más me gusta es “Piedra fundamental”.