Cataluña: Una vez más escribiendo la historia

Cataluña ha tenido el Referéndum de autodeterminación que ha podido, no el que ha querido. Me explico. El referéndum del 1 de octubre ha sido convocado por el Govern de la comunidad autonómica en cumplimiento de una Ley de Referendum de autodeterminación de Cataluña aprobada a principios de Julio por la mayoría del Parlament Catalán y suspendida por el Tribunal Constitucional de España impugnada por el Gobierno de Mariano Rajoy, presidente también del Partido Popular, partido cuya fundación corrió a cargo de ministros de la dictadura de Francisco Franco. Cataluña no ha tenido el Referéndum que ha querido porque la vía de la política, del diálogo, se le ha negado permanentemente por el gobierno de Rajoy que, ante el planteamiento de las instituciones catalanas de lograr un referéndum pactado con todas las garantías jurídicas necesarias para que el pueblo de Cataluña decidiera su destino (dentro o fuera de España)  solo ha tenido oídos sordos y prepotencia.  Así mismo, otras fuerzas del arco parlamentario español harían por desoír la propuesta de las instituciones catalanas. El PSOE (Partido Socialista Obrero Español), un partido tradicional en España supuestamente de izquierda y que conjuntamente con el PP conformarían el bipartidismo que sostenía el régimen hasta hace poco, tampoco aceptaría la propuesta de consultar a los catalanes y ni siquiera tendría la inteligencia necesaria para ofrecer algo a Cataluña ante la efervescencia independentista que ha venido creciendo de forma sostenida desde hace diez años. De la cuarta fuerza política en el Reino de España, es decir, Ciudadanos, no se podía ni se puede esperar nada con respecto a un referéndum o siquiera un nuevo encaje legal de Cataluña en España.  Para entender la posición de Ciudadanos, hay que entender su origen. Nacido en Cataluña hace 11 años como un partido catalanista de derecha, permaneció siendo una fuerza minoritaria hasta hace muy poco tiempo. Mientras la movilización del 15M del 2011 dio pie al nacimiento en 2014 de PODEMOS, Ciudadanos fue la respuesta del régimen y del IBEX35 (las 35 empresas con más liquidez que cotizan en las bolsas españolas) para contrarrestar los efectos de la formación de Pablo Iglesias. Cuando el Presidente del Banco Sabadell, asustado por el surgimiento de la fuerza política de izquierda hija del 15M, declaró: “necesitamos un PODEMOS de derechas”, Ciudadanos ya estaba ahí para tranquilizar a los banqueros y a un régimen que entendía en PODEMOS una amenaza a los partidos tradicionales y por lo cual habría que generar una cuña que hablara de renovación política para disputarle el espacio electoral del votante harto de los viejos partidos a este nuevo partido de izquierdas que nacía con mucha fuerza. PODEMOS en cambio, desde su nacimiento defendería la idea de la creación de una federación española y el derecho de la nación catalana a determinar su destino a través de un referéndum pactado entre España y Cataluña con todas las garantías legales. Sin embargo, ni sumando a las fuerzas políticas afines al derecho de la autodeterminación de los pueblos pero minoritarias en su representación parlamentaria (Esquerra Unida, PdeCat, EHBildu –del País Vasco) con PODEMOS, se alcanza la cantidad de parlamentarios necesarios para lograr el acuerdo para promover, desde el Congreso Español, el referéndum pactado que los catalanes han planteado en no pocas ocasiones. PP, PSOE y Ciudadanos forman mayoría en el Parlamento Español y por tanto, la idea de que un referéndum de autodeterminación pase por dicha institución es cuando menos a una ingenuidad.  

Por cierto, en Cataluña, tanto el PP como Ciudadanos son fuerzas políticas con poco peso. El PP gobierna 1 municipio de 948 que integran la comunidad autonómica y Ciudadanos no gobierna ni uno solo.

Con este panorama en el parlamento español, el Parlament de Cataluña cuya mayoría de escaños se encuentra representado por la Coalición JxSÍ (Junts pel SÍ), formada por el antiguo partido de centro-derecha de Jordi Pujol (Presidente de la Generalitat de Cataluña por 23 años y hoy siendo juzgado por corrupción) llamado Convergencia y rebautizado hace poco como PdeCat (Partido Democrata Catalán) y Esquerra Republicana, formación de centro-izquierda con muchos años de historia en Cataluña; y las CUP (Candidaturas deUnitat Popular), las cuales se definen como feministas y anticapitalistas, aprobarían la Ley del referéndum mediante la cual se convocó a la población Catalana.

 

El referéndum de Cataluña es un clamor popular, no un capricho de los partidos políticos

El independentismo existe en Cataluña desde hace mucho tiempo pero su fuerza ha variado a lo largo de la historia. Para empezar, recordemos que, es el 11 de septiembre de 1714 cuando las fuerzas de Felipe V  y de Luis XIV rindieron a Cataluña tras una larga resistencia de 14 años. De ahí que el día nacional de Cataluña, que se celebra con la famosa Diada,  rememore más que su caída, la resistencia que su pueblo ofreció contra sus conquistadores. Es importante recordar también que Cataluña ha sido territorio de movilización popular no necesariamente independentista pero si reivindicativa de derechos. Dicha tradición también ha alimentado al independentismo. Por ello, es importante recordar que Cataluña fue fundamental en la constitución de la Segunda República Española de 1931 y que el movimiento anarquista con fuerte arraigo en Barcelona sería el más grande e importante en Europa en la primera mitad del siglo XX, entre otros movimientos de los cuales también ha sido parte.

Es importante recordar que Cataluña fue fundamental en la constitución de la Segunda República Española de 1931 y que el movimiento anarquista con fuerte arraigo en Barcelona sería el más grande e importante en Europa

El golpe de estado de 1939 dado por Franco y la instalación del fascismo en España tendría sus consecuencias trágicas en Cataluña. Con el dictador, Cataluña viviría, junto con el resto de España, persecución, arrestos, expatriación, torturas y asesinatos de miles de republicanos y anarquistas que impugnaban el régimen (aun hoy, miles de muertos por la Dictadura se encuentran enterrados en fosas comunes y en lugares desconocidos de España, como el poeta García Lorca, mientras los resto de Franco reposan en el “Valle de los caídos”, un enorme mausoleo construido por presos políticos en condiciones de esclavitud dedicado al dictador que recibe fondos del España para su conservación) y junto con el País Vasco, sufriría la prohibición, so pena de violencia y/o cárcel, de hablar su propia lengua, es decir, el Catalán y el Euzkera. En tiempos de Franco hablar Catalán o Euzkera era desafiar la ley…

Es cierto que la muerte de Franco y la constitución de un nuevo régimen brindó cierto respiro a los catalanes y haría que la independencia no jugara un rol central en el debate político por un tiempo y que la fuerza independentista se mantuviera muy minoritaria. Sin embargo, en 2006, el independentismo tendría un crecimiento importante cuando, habiendo aprobado un Estatut de autonomía por el Parlament Catalán, el Parlamanto Español e incluso por un referéndum en Cataluña, el Partido Popular decidiera llevarlo al Tribunal Constitucional  para que este pasara a declararlo inválido.  La sociedad catalana se sentiría frustrada ante una medida de este tipo y el independentismo empezaría a sumar adeptos y a empezar a posicionar la idea de que para decidir su forma de organizarse políticamente y sus leyes, habría que salir de España. En Cataluña, todo mundo reconoce que la impugnación del Estatut fue clave para el crecimiento del deseo de independencia. D

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esde la impugnación del Estatut a la fecha, el Partido Popular ha impugnado 22 leyes aprobadas por el Parlament Catalán y todas han sido declaradas ilegales por el Tribunal Constitucional agrandando así la base social del independentismo. La crisis de la burbuja inmobiliaria del 2008 generaría un descontento tremendo entre la población catalana como en el resto de España. Recordemos que ante la crisis, el estado Español decidió rescatar a la banca otorgando una “ayuda” de 77,000 millones de euros, de los cuales, solo se han recuperado hasta la fecha 4,140 millones, mientras que miles de personas fueron desalojadas de sus casas y no bastando con esto quedaron condenadas también al pago de la deuda. En defensa de las personas que perdían sus casas, surgiría en Cataluña, la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, la cual mediante mecanismos de presión (cada que se intenta ejecutar un desahucio, los miembros de la PAH ocupan la casa en cuestión para impedir la ejecución del mismo) en los que participan afectados y personas solidarias a la causa, asesorías jurídicas y acompañamiento psicológico, harían mucho más visible el problema y cargarían contra el Estado Español como máximo responsable de la crisis que se vivía. Es indudable que, la situación de la vivienda también se sumaría al discurso independentista como argumento en contra del Reino de España que en medio de la crisis financiera y a escondidas, reformaría el artículo 135 de la Constitución para privilegiar el pago de la deuda sobre los derechos sociales de todos los españoles.  Esta fuerte crisis económica y de escándalos de corrupción de los grandes partidos españoles llevarían a la calle en Madrid a los “Indignados”, cuya réplica no se hizo esperar en Plaça Cataluña en Barcelona y otros puntos de Cataluña. Si bien es cierto que el 15M en Cataluña la agenda independentista no jugaba un rol central, el independentismo sí que se convirtió en una respuesta –pero no la única- posteriormente para algunos que compartían el diagnóstico del 15M, que pensaba que la realidad no gustaba y que estaban para cambiarla. Además, habría que sumarle, entre otras tantas cosas, la controversia entre el Partido Popular y los partidos catalanes por la lengua que debe enseñarse en la escuela catalana.  

Montado en la ola de descontento que campeaba en Cataluña, Artur Mas,  un político de derecha no independentista heredero del “Pujolisme” entonces President de la Generalitat, dio un giro político de 180 grados para instalarse en el independentismo tratando de sostener e incluso aumentar la base social de su partido, Convergencia. Así, Mas se montó en la retórica independentista y en acuerdo con fuerzas que sí tienen tradición de lucha la independentista, como Esquerra Republicana y la CUP, pactó llevar a cabo el referéndum del 9 de noviembre de 2014, consulta que no se plantaría en términos vinculantes sino más bien como una poderosa demostración de músculo para forzar al estado español al acuerdo político. Como era de esperarse, el gobierno de Rajoy impugnó el ejercicio y el mismo fue invalidado por el Tribunal Constitucional. Aun así, la consulta se llevó a cabo y según cifras de la Generalitat de Cataluña la participación ascendió a 2,305,290 de votos de un padrón de alrededor de 5.4 millones, de los cuales el 80.76% apoyó el Si a la independencia de Cataluña. El 9N se sintió como un día de fiesta, se llevó a cabo tranquilamente y no hubo intervención de la policía española para evitarlo.

Ante la negativa del gobierno español a conceder un referéndum,  el President convocó a elecciones anticipadas brindándole el carácter plebiscitario. Convergencia y Esquerra Republicana se presentarían juntos a las urnas bajo el nombre de JxSÍ (Juntos por el sí) asumiendo que, de ganar la mayoría de escaños en el parlamento, declararían unilateralmente, junto con los anticapitalistas de la CUP, la independencia de Cataluña.

El resultado de dichas elecciones de 2015 sorprendería a la coalición de JxSÍ. Las elecciones darían a las fuerzas independentistas (JxSÍ y la CUP) la mayoría de escaños en el parlament (72 de 135) pero la suma de sus votos no alcanzaría el 50%, que algunos consideraban necesario para llevar a cabo la declaración unilateral de la independencia. Sin embargo, este no fue el único problema para Artur Mas, quien optaba por ser una vez más President del Govern Català y que necesitaba de los votos de la CUP para poder ser envestido como tal. En la CUP (10 diputados) el escenario se partió: dentro de la formación había quien consideraba que Más era un elemento importante para la dirección de proceso independentista venidero mientras otro sector clamaba imposible para la CUP darle el mandato a un político que había llevado a cabo políticas neoliberales de salvajes recortes a la sanidad, educación y otras tantos derechos sociales. Después de una asamblea de las CUP donde la primera votación se obtendría un empate entre los que creían en la conveniencia de investir a Más y los que no, una segunda votación inclinó a los anticapitalistas a negarle un nuevo mandato a Más. Sectores de la CUP dirían, con cierta razón, que habían mandado a Mas a la “papelera de la historia”. Así, JxSÍ, la primera fuerza política del parlamento propondría a Carles Puigdemon, un excalde de Girona, de tradición independentista, como nuevo president del Gobierno y conductor del Process. La CUP avalaría a Puigdemon, pero no formaría gobierno con el.

El parlamento Catalán entonces, quedaría dividido en tres posiciones políticas: JxSÍ y la CUP como fuerzas a favor de un referéndum de autodeterminación, PSC (16 escaños), Ciudadadanos (25 escaños) y PP (11 escaños) en contra del cualquier tipo de referéndum de autodeterminación y Cataluña Sí que es Pot (Cataluña sí que se puede, CSQP con 11 escaños), que fue la fuerza política que aglutinó a los afines a Podemos en Cataluña (PODEM), fuerzas de izquierda como ICV (Iniciativa per Cataluña Verds) y segmentos de lo que después sería Cataluña en Comú, partido de Ada Colau, exvocera de la PAH y actual alcaldesa de Barcelona. Así, las fuerzas independentistas, no sin algunas controversias, aprobarían la hoja de ruta del “procés” que prometería llevar a cabo un referéndum de autodeterminación con, sin o a pesar del Reino de España, apelando a su soberanía, al mandato popular y al clamor existente en Cataluña por el derecho a tomar ellos y ellas una decisión acerca de su destino (Cabe recordar que a la fecha en la que se integró el nuevo Parlament, el 80% de la población catalana se posicionaba a favor de un referéndum para decidir sobre el tema de la independencia). Prometido entonces un referéndum de autodeterminación para el pueblo catalán a llevarse a cabo 18 meses después, las fuerzas independentistas se pondrían manos a la obra.

Fue hasta el 9 de junio de 2017, fuera del término acordado de los 18 meses, que el President de la Generalitat presentaría, en rueda de prensa el día 1 de octubre (1O) como el seleccionado para llevar a cabo el referéndum teniendo como pregunta: “Voleu que Cataluña sigui un Estat independent en forma de República?” (¿quiere que Cataluña sea un Estado independiente en forma de República?).  La incertidumbre reinaba. Aunque la fecha y la pregunta se conocían, los demás detalles quedaban al aire. No es sino hasta el 6 de septiembre que el Parlament de Cataluña aprueba con su mayoría la Ley para convocar el Referéndum y el President firmaría la convocatoria para el mismo. Como era esperado, la oposición unionista se retiró del Parlament al momento de la votación y Cataluña si que es Pot se abstuvo de votar, presentando divisiones internas respecto al tema entre el vocero del grupo y Albano Dante, parlamentario y Secretario General de PODEM que defendió el derecho a votar aunque encontraba algunos “peros” a la forma en que se lleva a cabo el proceso.

El ambiente se empezó a calentar. Los que especularon durante un tiempo que la convocatoria del referéndum no iba a suceder quedaron anonadados y la intensidad del movimiento independentista catalán se empezó a sentir cada vez más.

La diada del 11 de septiembre se convertiría en un acto para defender el derecho a votar y a poder autodeterminarse. Las autoridades catalanas afirmaron que la asistencia a dicha manifestación en Barcelona llegaría al millón de personas mientras que el gobierno Español afirmaría que serían 300,000 los asistentes. Una rápida búsqueda en google de las imágenes de dicho acontecimiento dará la idea de la magnitud de la manifestación.

Si algo se debe reconocer al movimiento independentista catalán es su enorme poder de convocatoria y su gran capacidad logística. En 2013, para manifestar su deseo de independencia, la sociedad catalana organizó la “Vía Catalana”, una cadena humana de 400 km que recorría Cataluña de punta a punta, es decir, desde la frontera con Francia hasta los límites con Valencia. Para la diada de 2014 la asistencia se contabilizó en 2 millones de personas (casi una tercera parte de la población de Cataluña. Para hacernos idea de lo que representa, es como si en México, alguna manifestación convocara para un solo día al menos 35 millones de personas). Las concentraciones masivas reivindicando el derecho a la autodeterminación siguieron en las diadas de 2015 y 2016. Para esta ocasión las fuerzas independentistas mostrarían una vez más su poder de convocatoria en la diada pero también para cualquier acto de resistencia que esperaban llevar a cabo ante la anunciada intención del gobierno de Rajoy de no permitir por ningún motivo el ejercicio planteado desde Cataluña. Cabe decir que la fuerza independentista se concentra en su mayoría fuera de Barcelona –Lleida, Tarragona y Girona-  lo cual no hace que la “ciudad Condal” no tenga un núcleo importante de independentistas.

El Gobierno de Rajoy registró medios de comunicación, imprentas y ¡hasta panaderías! buscando las papeletas y urnas para la votación
Así, el enfrentamiento fue escalando en intensidad. El Gobierno de Rajoy registró medios de comunicación, imprentas y ¡hasta panaderías! buscando las papeletas y urnas para la votación. Se “bajaron” páginas web referentes al referéndum dejando en los sitios la leyenda:  “Este dominio está intervenido y se encuentra a disposición de la Autoridad Judicial”; sin embargo, a cada página suprimida, aparecería por lo menos una más en dominios imposibles de alcanzar por la autoridad española. El propio Julian Assange que se ha declarado a favor del referéndum y en contra de la prohibición y las medidas del gobierno español, apoyó en la difusión de los sitios alternativos.  El Fiscal General del Estado citó, en calidad de comparecientes a 740 alcaldes los cuales habían mostrado su apoyo al referéndum en un claro acto de intimidación hacia munícipes. Así también, el 20 de septiembre el gobierno de Rajoy detendría a 14 miembros de la Consellería de Economía de la Generalitat de Cataluña y ocuparía ilegalmente la sede de la CUP en búsqueda de material electoral y propaganda. Estos últimos movimientos desatarían una movilización constante y bien organizada de los catalanes. El mismo día que allanaron la cede de la CUP y la Consellería, miles de personas saldrían a la calle para protestar por las medidas contra el ejercicio de consulta. La Consellería d´Economía estaría rodeada desde la mañana hasta altas horas de la noche por miles de personas. Por la tarde se llegaron a contabilizar alrededor de 40,000, pero es difícil saber cuantos participaron, ya que los participantes iban y venían. Frente al Palacio de la justicia catalana, a unos 2 km de la Cosellería, se llevaría a cabo al mismo tiempo otra concentración. Al igual que en la Consellería, los manifestantes circulaban a lo largo del día. Barcelona estaba llena de banderas independentistas y de gente indignada por lo que pasaba. A partir de ese día, se hizo sentir en toda Barcelona un descontento enorme que se materializó en la convocatoria a la población a hacer “cacerolada”, actividad que consiste en hacer ruido con cacerolas a una hora determinada, en este caso a las 10 de la noche. La cacerolada en Barcelona se convertiría en un evento que marcara la memoria de la ciudad cuando ésta protestó en el 2003 contra la guerra declarada a Irak. Desde entonces, la cacerolada se encontraba ahí, en la memoria. A partir del 20 de septiembre hasta el día de hoy, las cacerolas no dejan de sonar a las 10 de la noche en toda Barcelona.

Siguiendo su estrategia, el gobierno de Rajoy preparó a la policía. El 22 de septiembre llegaría al puerto de Barcelona un crucero con 4,000 Guardias Civiles (policía militarizada) y policía nacional. El hecho causó conmoción y algunas risas. Conmoción porque era claro que el gobierno de Rajoy, incapaz y aferrado a no dialogar ni atender a la demanda democrática de una parte importante del pueblo catalán, mandaba un mensaje claro: el tema se resolverá a la fuerza. Las risas vinieron al tiempo que llegaba la Guardia Civil al puerto al constatarse que el crucero contratado por el Ministro del Interior lucía imágenes enormes de Piolín, Silvestre, el Gallo Claudio y algunos personajes más de la Warner Brothers. La misma WB, al no quererse ver ligada a los sucesos, demandaría al gobierno de España tapar a los personajes. Este no sería el único suceso penoso para la Guardia Civil. Los estibadores del puerto de Barcelona se negaron a apoyar el desembarco y estuvieron haciendo uso de sus equipos de sonido en señal de protesta ante la decisión de resolver el tema con los toletes de la policía.

Teniendo ya a la Guardia Civil y Policía Nacional en posición, el Gobierno de Rajoy fue por más. El gobierno español asumió una semana antes de la votación el control de los Mossos de Escuadra, la policía autonómica de Cataluña, poniéndola bajo un mando centralizado que operaría la suspensión del referéndum.

 

Esta medida, de coordinar a los Mossos de Escuadra junto al embargo de cuentas de la Generalitat y la centralización de las finanzas de Cataluña, supondrían una suspensión de la autonomía de facto, cuyo procedimiento legal nunca se llevó a cabo y cuyo gobierno ejecutante se jactaba en todo momento que la suspensión del Referéndum era para hacer respetar la Constitución, misma que el Gobierno y el partido político que lo ocupa cada cuando se pasa por el arco del triunfo.


 

Así, llegamos a la recta final. Entre movilizaciones y protestas en todos los puntos de Cataluña y con una noticia diferente cada día. El 29 de septiembre se anunciaría que los Mossos de Escuadra deberían “encintar” todos los colegios electorales para impedir la votación. El mayor de los Mossos respondería que lo harían un día antes del 1 de octubre y que no actuaría con violencia. La respuesta del movimiento independentista, comandado en su mayoría por dos asociaciones, la ANC (Assamblea Nacional Catalana) y Omnium Cultural así como los partidos políticos independentistas, convocarían a tomar pacíficamente los colegios para impedir la actuación de los Mossos. Así sucedió. En un impresionante despliegue humano, las escuelas de Cataluña se llenaron de personas que las convirtieron en un centro comunitario donde se organizaron comidas, conciertos, juegos, discusiones y otras tantas actividades llevadas a cabo mientras defendían su posibilidad de votar. A las personas que resguardaban los colegios en toda Cataluña, se les sumaría la “unió de Pagesos” (Unión de Campesinos) que postrarían más de 400 tractores para dificultar la actuación policial en los colegios. El mismo viernes, la Generalitat de Cataluña daba a conocer la urna que se usaría para votar. Conscientes de que la policía las buscaba para impedir la votación, las urnas fueron bien guardadas y hasta el día del ejercicio, muy temprano, llegarían a su lugar de destino, los colegios electorales.

Así empezó la jornada electoral. Con más de 2000 puntos de votación repletos de personas esperando votar y con la intención de contener pacíficamente a la policía junto a los tractores de los campesinos catalanes. Lo que sucedió después es ampliamente conocido. La Guardia Civil y la Policía Nacional española haciendo uso de la violencia y contradiciendo el principio de proporcionalidad en sus actuaciones, entraría a alrededor de 300 colegios electorales. En cambio, la policía Catalana tendría una actuación más prudente, la cual incluso fue catalogada por el gobierno español de desobediente. En algunos casos, la policía catalana se enfrentaría a los efectivos de las fuerzas nacionales y en otros, fueron los mismos policías catalanes los que formaron la primera línea de defensa de los colegios. El saldo del 1 octubre sumó más de 800 heridos, uno de ellos de gravedad por disparo de bala de goma en el ojo (las balas de goma están prohibidas en el territorio de Cataluña) y un hombre de 70 años que sufrió un infarto cuando acudió a votar y presenció a la Policía española interviniendo el centro donde se encontraba.

Los resultados de la votación contabilizaron 2.262.000 participantes con una amplia ventaja del Sí con 2,020,144 votos, lo que supone un 90% del total.


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Cataluña no tuvo el referéndum que quería, pero tuvo el que pudo. Quien resuma lo que ha pasado este domingo como una controversia entre el gobierno de Rajoy y el de Puigdemon, perderá de vista que, el proceso independentista en gran medida ha sido empujado por la gente, la misma gente que le ha quitado apoyos a la derecha catalana para optar por opciones de izquierda, la misma gente que ha desbordado cientos de veces las calles, la misma gente que se aposentó en los colegios y que resistió pacíficamente el embate de las fuerzas del estado y que en estos días planea seguirse movilizando.

Estudiantes, campesinos, bomberos, policías, jóvenes, adultos, personas de la tercera edad, clases trabajadoras, medias, altas, personas de orígenes españoles y extranjeros, catalanes “de toda la vida”, etc. han salido a la calle y han tomado las instituciones para exigir el derecho a decidir su futuro y su destino como pueblo y para protestar en contra del Gobierno de Mariano Rajoy que ha tomado medidas que por ningún motivo se pueden considerar democráticas. Hoy, al movimiento independentista se le suman otras tantas voces que consideran no conveniente separarse de España o que no consideran el referéndum del domingo como vinculante pero que no han soportado ver la violencia con la cual Rajoy y compañía trató de impedir el ejercicio que una buena parte de la sociedad impulsaba. Al final, independentistas o no, los demócratas en Cataluña están justamente indignados ante el terrible espectáculo brindado por la policía española y la cerrazón al diálogo de una demanda legítima de un pueblo.

En Cataluña hay una revolución y no sabemos en qué y cómo va a acabar, pero lo que no podemos dejar de ver es que existe una fracción amplia de la población Catalana diversa, plural, que está dispuesta a luchar y que no merece ser tratada ni pensada como la masa carente de inteligencia y al servicio de los caprichos de sus representantes políticos. Hacer esto significaría desconocer los esfuerzos de muchísimas personas que piensan y discuten, se organizan y emprenden una lucha en conjunto. En Cataluña hoy, se está escribiendo la historia. Al tiempo sabremos las repercusiones de lo que acontece en este lado del Mediterráneo.


Marco Antonio Núñez Becerra

Estudiante del Doctorado en Ciudadanía y Derechos Humanos por la Universitat de Barcelona

 


 

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