El acero como la seda, las esculturas en la explanada del Palacio de Bellas Artes
Una ocasión para reflexionar sobre la importancia de la escultura urbana moderna es la exposición Expansión. El acero como la seda de Águeda Lozano. Así lo afirmó la directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), Lidia Camacho, al inaugurar la muestra el lunes 16 de octubre en la explanada del Palacio de Bellas Artes, donde puede ser visitada hasta el domingo 26 de noviembre.
“Para el INBA es importante difundir las obras que se producen en las diversas disciplinas, por el papel que desempeñan en la conformación de nuestro patrimonio cultural y artístico. A través de estas obras, podemos conocer y redimensionar la vertiente escultórica de Águeda Lozano, así como descubrir sus inquietudes, emociones y la realidad en la que vive”, dijo la titular del INBA.
La obra tridimensional de Águeda Lozano destaca por la sobriedad de sus líneas. Son esculturas que se elevan o se curvan para crear un lenguaje abstracto que atrapa la atención del espectador al ocupar un espacio público. Las piezas se integran a su entorno y nos acompañan en nuestro transitar, a la vez que nos seducen por sus cualidades plásticas.
En el acero y la seda, términos complementarios que dan título a la exposición, encontramos referencias y sentimientos de Águeda Lozano como ella los ha visto y vivido en diferentes lugares, desde el majestuoso paisaje de su estado natal, Chihuahua, hasta la fulgurante belleza de una ciudad tan hermosa como París.
Lidia Camacho agregó que, entre lo más notable de Lozano, aparte del Centro Cultural que erigió para beneficio de sus coterráneos en Ciudad Cuauhtémoc, sobresale la escultura que desde 2006 se ubica en la Plaza de México en París, la cual habla de la valoración internacional de su quehacer, e indicó que desde 1964 ha tenido exposiciones individuales y colectivas, y se han publicado diversos artículos acerca de su obra.
“Defender la libertad creativa y caminar en solitario son dos frases que definen a la escultora. Su obra da cuenta de ese trabajo tan interior, tan profundo, que sale de su alma”, concluyó la directora general del INBA.
La creadora se mostró emocionada de encontrarse “en el lugar más importante que pueda desear cualquier artista: el Palacio de Bellas Artes”.
“Mi obra trata de contar algo a cada uno de ustedes”, sostuvo, y añadió que el comportamiento del acero es impredecible: “Yo le propongo algo y él me propone otra cosa”.
Un ejemplo de ello es Polvo de estrellas –una de las piezas de la exhibición al aire libre– que ella pretendió hacer de una forma y resultó de otra, refirió.
“Cuando le doy título a una escultura es por algo que me está contando a mí. Primero hago una placa de un personaje y luego empieza a contarme ciertas cosas. De allí vienen los títulos. No teorizo para hacer una pieza, ni trabajo sobre una idea: es una aventura entre el acero, mis manos, mis ojos y el pensamiento, que está a un lado, sin resistencia”, como el título de otra de sus esculturas.
Otras piezas que pueden apreciarse son A paso de tres, que realizó para el Festival de las Tres Culturas: Tarahumara, Menonita y Mestiza; A grito herido, que pertenece a una serie de mariposas monarcas; Mi amor, réplica de una escultura suya de seis metros de altura que se localiza en un corredor escultórico de Chihuahua, y Ligera, la más alta de todas las de la muestra, de 4.5 metros.