Trabajadoras del hogar inician campaña para firmar 10 mil contratos

  • El Sindicato Nacional de Trabajadoras y Trabajadores del Hogar anunció, a pocos días de cumplir dos años de existencia, que buscarán tener sus primeros 10 mil contratos firmados en 2017.
  • Puede descargarse el contrato listo para llenar y firmar aquí.

Las trabajadoras del hogar en México cumplirán el próximo 30 de agosto dos años de contar con un sindicato nacional que las represente. El logro de este sector, uno de los más precarios y discriminados en México, solo se compara con el enorme reto de otorgar derechos a quienes buscan representar.

Frente a este panorama, Marcelina Bautista, una de las Secretarias Colegiadas del Sindicato Nacional de Trabajadores y Trabajadoras del Hogar (Sinactraho) anunció que, para conmemorar su segundo año organizadas sindicalmente, llevarán sus primeros contratos colectivos de trabajo a la Junta Local de Conciliación y Arbitraje.

Dicho contrato único está elaborado en dos versiones, uno para trabajadoras del hogar de entrada por salida y otro para trabajadoras de planta. Este documento es la base fundamental para garantizar las obligaciones y derechos de las casi 800 trabajadoras afiliadas hasta el momento al sindicato. El problema: debe ser firmado no solo por ellas y por su sindicato, sino también por su empleadora o empleador.

“Hay casos donde las compañeras han sido despedidas o amenazadas cuando intentan presentar el contrato colectivo a sus empleadores”, explica Manuel Fuentes, abogado del Sinactraho. Pero estos casos son solo reflejo de una cultura de constante violación a los derechos de las trabajadoras del hogar.

Adelina Santos Castro, originaria de Yosoñama, en la mixteca oaxaqueña, cree que si hubiera tenido un contrato sus condiciones laborales hubieran mejorado significativamente. “La primera vez que me dieron un papel para firmar en 7 años de trabajo fue una carta de renuncia voluntaria”, dice al recordar cómo la presionaron para que dejara su último trabajo.

Fue a finales de junio de este año, luego de que Adelina saliera de la casa donde trabajaba de planta, en Tlalpan, para celebrar sus 26 años. “Era el día de mi cumpleaños, y mi empleadora se dormía muy temprano, yo no quise despertarla para pedirle permiso de salir, y me tomé la libertad de ir a cenar. Ella se enteró porque el vigilante de la entrada le dijo y en ese momento yo le expliqué que no había querido despertarla porque era muy tarde y por eso tomé el atrevimiento de salir sin consultarle. A los dos días me dijo que habláramos y ya traía un papel y mi dinero. Me hizo firmar mi renuncia.”

En el contrato colectivo de trabajo, modalidad de planta, del Sinactraho, se especifica en su primera cláusula que “las actividades a desempeñar en el domicilio de los “empleadores” se realizarán en una jornada de ocho horas”, seguido del horario que acuerden ambas partes y de las horas para descansar y tomar alimentos. Algo tan sencillo y aparentemente obvio como esto, le hubiera permitido a Adelina seguir trabajando.

El propósito de este contrato “no es perjudicar a los empleadores sino regular la relación laboral”, explica Manuel Fuentes, abogado del sindicato, como ejemplo de ello “es el único [contrato] en el país que te permite conocer cómo es que se debe pagar las diversas primas para alguien que no trabaja diario en una casa” esta información es fundamental porque no se encuentra disponible en ningún otro lugar. “La junta local es un infierno, ni siquiera saben hacer los cálculos” dice Fuentes.

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De su primer trabajo Adelina también fue despedida sin previo aviso, ni siquiera pudo ver de nuevo a su empleadora: “Trabajaba por Condado de Sayavedra, ahí estuve por cuatro meses. Un día no llegué a trabajar porque me hice 3 horas de camino, iba con otra compañera trabajadora. Le avisamos a nuestra empleadora y no pareció tener problema. Pero al otro día temprano me habla y me dice ‘ya no es necesario que vengan más, mandé sus cosas en un taxi que las está esperando en tal lugar, ahí pueden recoger sus cosas’.”

Ahora ella se encuentra a la espera de tener un nuevo trabajo, pero esta vez lo hará de la mano del Sinactraho y con un contrato de por medio, “acudí al sindicato luego de verlas en un programa en TV UNAM. Desde entonces me han apoyado mucho y aquí sigo, me están ayudando a encontrar trabajo y espero que esta vez sea mucho mejor”, dice Adelina Santos.

Hasta el momento el Sinactraho ha logrado afiliar a un aproximado de 800 trabajadores y trabajadoras del hogar, pero según la más reciente Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE, primer trimestre 2017) en México existen más de 2.48 millones de trabajadoras de limpieza en casas particulares. De ellas, solo un 1% cuenta con un contrato escrito.

Juntar 10 mil contratos resulta un esfuerzo mínimo en comparación a la población total que buscan representar, pero es un logro enorme tomando en cuenta las condiciones de discriminación a las que se enfrentan y que van desde los hogares hasta las leyes y políticas públicas que no las reconocen como trabajadoras.

La Ley Federal de Trabajo tuvo una última modificación en 2012, y en su capítulo 13 siguen tratando a las trabajadoras del hogar con discriminación y otorgando menos derechos que los señalados por los estándares internacionales. Por eso ellas se apegan a lo estipulado en el Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo, la norma más garantista en este tema. Desde que se aprobó el convenio en 2011, se han dedicado a exigir su ratificación por parte del gobierno mexicano, que se ha comprometido en palabra en distintas ocasiones, pero se niega a incorporarlo a la ley y ponerlo en práctica.

Frente a este panorama, su mejor herramienta es el contrato colectivo, que recoge los estándares del C189. Por eso, las trabajadoras del hogar organizadas han iniciado esta campaña para lograr la firma de 10 mil contratos en 2017. Todos estos deberán estar firmados por escrito, contar con un tabulador de salarios, y ser depositados ante la Junta Local de Conciliación y Arbitraje para que sean válidos, explicó Manuel Fuentes.

A decir de las secretarías del sindicato, muchas y muchos empleadores tienen una buena disposición para comprometerse en establecer una relación laboral basada en derechos, por eso el siguiente paso es que se vea reflejado en la firma de un contrato, “por ello nos hemos dado a la tarea de buscar y convocar abiertamente a los y las empleadoras para que firmen con su trabajadora del hogar el contrato de trabajo correspondiente, al tiempo que avanzamos como sociedad en el reconocimiento y aceptación de derechos”.

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