El museo que se construyó para resguardar la obra emblemática de la plástica mexicana
En el mundo existen pocos museos que se han construido a propósito de una obra en particular. En la Ciudad de México tenemos uno, es el Museo Mural Diego Rivera. El cual se construyó con la finalidad de resguardar una de las obras emblemáticas de la plástica mexicana: Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central. El Museo Mural Diego Rivera celebra 29 años de dar cabida a una obra que todo mexicano debe conocer y apreciar al menos una vez en su vida.
La historia de este recinto comienza a partir de las acciones de rescate del mural que pintó Diego Rivera en 1947. Esta pintura, a decir de muchos críticos, representa una de las cumbres pictóricas del arte nacional.
Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central captura el espíritu del “ser mexicano”, enmarcado en un sitio geográfico tan emblemático como el Zócalo Capitalino: la Alameda Central, un punto en donde convergen sinergias, amores, despechos, caminatas y recuerdos de un sin fin de visitantes. Diego Rivera expresó lo siguiente acerca de su pintura: “La composición [del mural] son recuerdos de mi vida, de mi niñez y de mi juventud y cubre de 1895 a 1910. Los personajes del paseo sueñan todos, unos durmiendo en los bancos y otros, andando y conversaando”.
El mural es una síntesis de la historia de México, desde el siglo XVI hasta la primera mitad del siglo XX. Representa al artista de niño durante un paseo por la Alameda Central acompañado de diferentes personajes emblemáticos en 400 años de la historia de nuestro país. Entre ellos la famosa Catrina, quien ocupa un lugar central en la pintura, pues acompaña tanto José Guadalupe Posada como al mismo Rivera.
Dicha obra monumental se realizó en el extinto Hotel del Prado, localizado en la avenida Juárez en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Este edificio sufrió terribles daños como consecuencia del terremoto de 1985. Lo único que se conserva de aquel edificio es el mural. Entre julio y septiembre de 1947 Diego Rivera lo pintó, con la ayuda de los artistas Rina Lazo y Pedro A. Peñaloza, además de la colaboración del maestro Andrés Sánchez Flores quien ayudó a preparar el muro. La obra se realizó al fresco y tiene una superficie de 4.17m x 15.67m y pesa 35 toneladas.
Cabe destacar que el mural no sufrió significativos daños tras el terremoto, debido en parte a que Rivera era un artista integral que conocía muy bien la técnica con que se realizaría tanto el soporte de su obra, como la ejecución de la técnica del fresco, que requiere precisión y velocidad.
El rescate de la obra se convirtió en hazaña, pues el mural tuvo que ser trasladado a los terrenos que ocupaba el estacionamiento del Hotel Regis, que también fue destruido por el terremoto. Tras colocar el mural en su nuevo espacio, se procedió a construir el edificio. De esta manera, la obra Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central se volvió el objetivo de un proceso de rescate patrimonial que culminó con la creación del Museo Mural Diego Rivera, inaugurado el 19 de febrero de 1988.