Hillary y Trump: los riesgos que representan ambos.

Sin duda la contienda entre Hillary Clinton y Donald Trump está en boca de todos y en los muros de nuestras redes sociales.

Algunos amigos me preguntan y otros me reclaman que por qué publico cosas contra Hillary en mis redes sociales, y algunos hasta me tachan de torpe porque creen que al hacer esto estoy con Trump, porque tienen la idea de que estar contra Clinton es apoyar a Trump. Eso es falso, y solo hace eco de la propaganda de los demócratas.

Ni hablar de los medios de comunicación tradicionales y alternativos, artistas e intelectuales: todos opinan y dan sus preferencias, todos tienen un favorito. Yo no tengo un favorito; creo que al mundo no le beneficiaría ninguno de los dos, y que somos testigos de las dos peores candidaturas en la historia reciente de los Estados Unidos.

Hoy me pregunté ¿y si todos los que no somos estadounidenses pudiéramos votar en estas elecciones, por quién votaríamos?

Sin duda es una pregunta difícil, si analizamos fría y detalladamente los factores que inciden en una campaña: población de una zona determinada, características de los públicos, religión etc, etc.

Los Candidatos

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El Indeseable:

De Trump puedo agregar poco, ya que todos hemos sido testigos de su ignorancia y estupidez. Se hace llamar un “hombre de negocios” aunque ha fracasado en la mayoría de ellos y es millonario no por su propio esfuerzo, sino porque heredó una fortuna de su padre, que a su vez heredó una fortuna de su propio padre, abuelo de Donald.

Trump tiene delirios de grandeza: vemos como en reiteradas ocasiones repite que nadie combatirá el terrorismo mejor que él, que nadie respeta a las mujeres más que él.

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Trump no es más que un vocero escandaloso de una minoría blanca racista que odia cualquier cosa que no sean ellos.

Pero digo que no es novedad porque el racismo no es nuevo, ni la discriminación ni el odio contra todos los que no sean blancos, ni el odio a los inmigrantes latinos, porque a eso se refieren conque “no están en contra de la inmigración, sino solamente de la inmigración llamada ilegal”, y no tienen problemas con los inmigrantes europeos blancos.

En otras palabras, Trump es la trompeta de esos odios y de esa sociedad que nos odia y punto. No propone nada que no se haya propuesto ya, desde el muro hasta las deportaciones masivas. Por eso Trump no me sorprende. Caso contrario con los liberales blancos que sí le temen, y hasta algunos conservadores, porque tienen miedo de un gobierno represor.

Él no es presidente y vale la pena recordar las casi tres millones de deportados, cientos de miles de familias divididas, acoso constante en el trabajo, discriminación salarial, en estos años. Los latinos y los afroamericanos le temen a la policía que mata y encarcela a cualquiera que no sea blanco y al sistema judicial que condena a mayores sentencias a cualquiera que no sea blanco. Trump solo amenaza con lo mismo que ya viven constantemente.

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Hillary Clinton

Hillary no es tan diferente. La quieren mostrar como la salvación ante la amenaza de Trump, pero para ser objetivos ella tampoco tiene las manos limpias.

Es partidaria de la guerra, los bombardeos contra cualquier país que no sea “amigo de Estados Unidos”, y así lo ha demostrado como Senadora y como Secretaria de Estado.

Es una millonaria pagada por grandes corporaciones como Walmart y los bancos, los responsables de la crisis financiera de hace unos años, la famosa “burbuja de los bienes raíces” con la que miles de estadounidenses perdieron sus casas, y por si esto fuera poco tuvo el descaro de decirles en alguno de sus discursos pagados que “una cosa es su posición pública y otra sus posiciones privadas” con los banqueros, en otras palabras lo que ella nos quiere decir es que lo que le escuchamos no necesariamente es lo que piensa o hará.

Como Secretaria de Estado, hizo que el Congreso de Haití se retractara con la decisión de aumentar el salario mínimo para favorecer a las compañías norteamericanas que explotan a los trabajadores en ese país.

En Honduras, favoreció el golpe de estado contra el presidente constitucional Manuel Zelaya y apoyó a los militares que son, hasta hoy, responsables de que miles de hondureños incluyendo un gran número de niños lleguen a la frontera con Estados Unidos pidiendo asilo y huyendo de la violencia. Y cuando esos hondureños llegaron, Hillary dijo que no debían ser admitidos como refugiados y que había que devolverlos a todos para “mandarle el mensaje a sus familias de que no porque lleguen hasta acá les vamos a permitir entrar”. Esa actitud hacia la inmigración no es nueva. Siendo senadora declaró que se oponía fuertemente a la “inmigración ilegal” y votó en favor del muro en la frontera el año de las marchas inmigrantes en 2006. Claro, ha cambiado su discurso ahora porque sabe que necesita el voto latino en algunos estados clave.

Es posible que los Demócratas ganen la mayoría en el Senado, pero es muy poco probable que ganen el Congreso. Eso significa que Clinton tendrá que negociar lo que quiera hacer. Negociar significa 50/50, yo te doy, tu me das. Hillary parece ser mejor negociadora que Obama, quien le dio tres millones de deportados a los Republicanos esperando su voto para la reforma migratoria, y nunca le dieron más que las buenas noches.

Recuerden que el esposo de Hillary, Bill Clinton aprobó las reformas que hicieron que un inmigrante indocumentado fuera considerado un criminal menor.

¿Por quién podríamos votar los ciudadanos del mundo si pudiéramos hacerlo?


Si se trata de frenar a Trump, entonces votemos por Hillary

Si quieres probar algo nuevo sin temor a que pase cualquier cosa vota, por Trump.

Pero si analizas con imparcialidad a ambos lo que puedes concluir es que tanto Hillary como Trump representan distintos peligros para el mundo, por diferentes razones.

Al final, gane quien gane, dudo mucho que cualquiera de los dos candidatos mejoren las cosas en el Medio Oriente, en África o en Latinoamérica; si no pudo Obama, mucho menos cualquiera de estos dos.


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Manuel Sandoval. Abogado y Consultor político.

@ElManuHN

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