La literatura es cine

A partir de la segunda mitad del siglo XX el cine y la literatura han tenido una influencia mutua. Algunos dirán que es el cine quien ha enterrado con más violencia sus astillas en la imaginación de los escritores. El desarrollo, la conjunción y el esquema cinematográfico de las imágenes se convirtió en un ejemplo para los poetas: Federico García Lorca, Allen Ginsberg, José Carlos Becerra, Efraín Huerta, José Emilio Pacheco. Pero la poesía no fue la única que amó con locura carnal al cine.

Las novelas de Roberto Bolaño mantienen una deuda enorme con las películas que lo influenciaron. La escritura rabiosa del chileno no sería lo que es hoy sin el maná que absorbió de la pantalla grande.  Este escritor introdujo en sus novelas personajes, arquetipos y temas, formas de presentar escenas y escenarios, al mismo tiempo que asimiló tramas y unidades visuales de composición.  

Recuerdo un libro que abordaba este tema: Roberto Bolaño, el cine y la memoria, de Josué Hernández. Este ensayo, a decir del propio autor, buscó explorar la importancia visual del cine una vez que la memoria ha adaptado las tramas a nuestra propia experiencia emocional. Por eso es tan importante la memoria de lo que se ha visto, ¿cuántos no hemos tratado de narrar una película con esmero cuidado para no sabotearla? Esta necesidad es lo más cercano a los intereses de la literatura. Bolaño, en la mayoría de sus novelas, relataba las tramas de una película, recuperándolas de su propio acervo imaginativo, narrándolas desde su actividad literaria, rehaciéndolas en muchos casos, y en otros simplemente traduciendo el cine a la literatura.

Pero existe el caso contrario, en la Industria cultural  un gran ejército de guionistas traducen la literatura al cine (la mala literatura y la buena) con acierto o sin él. El cine ha dependido de la actividad de la literatura. En esta relación enigmática, no podemos negar que hay grandes escritores haciendo películas, o pésimos cineastas haciendo literatura. Ustedes podrán poner los nombres que más convengan a cada categoría.

Una duda me asalta mientras escribo este brevísimo artículo de corte promocional. ¿Será que en el futuro la Academia Sueca premiará con el Nobel de Literatura a un guionista cinematográfico? No sería mala idea. Y habría que desarrollar más esta idea, en otro espacio y en otro momento escribiré un artículo más profundo sobre esto. Por el momento, lanzo esa premonición como el anuncio de una vertiginosa controversia.

Ciñéndonos a las sujeciones de la promoción de eventos culturales, el próximo martes se llevará a cabo una interesante mesa de diálogo en torno a la relación entre literatura y cine. A cargo de los polemistas cinéfilos: Pável Granados, José Manuel Recillas y Jorge Contreras. La cita es a las 19 hrs. en el café-bar “Las Hormigas” en la Casa del Poeta Ramón López Velarde en la colonia Roma de la Ciudad de México.

 

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