Más allá de Star Wars
Breves datos sobre el Cine en México
Los conflictos del cine mexicano no son exclusivos de los productores y las distribuidoras, se trata de un problema de carácter social que debe involucrar también a los espectadores. México ocupa el cuarto sitio entre los países que más asistencia tienen en las salas cinematográficas, solo detrás de China, EU e India, pero el mercado de la distribución es dominado por los grandes estudios: Universal 24%, Fox 13%, Warner Bros 12%, Paramount 6%, Sony 10% y Walt Disney 16%.
En lo local, como en las telecomunicaciones y los medios de información, el cine mexicano se monopoliza y actualmente es distribuido mayoritariamente por Videocine (una filial de Televisa) que al cierre del 2015 obtuvo ingresos cercanos a los 500 millones de pesos (más del 50% de la recaudación total del cine mexicano que oscila en los 732 millones). Además, las producciones mexicanas enfrentan un grave problema debido a una figura llamada Virtual Print Fee (VPF, impuesto sobre la copia digital), por la que llegan a pagar 800 dólares por copia a los exhibidores. Así que dependiendo el número de copias que paguen será el número de salas en las que será expuesta la película; llegando a pagar alrededor de 8 millones de pesos para la distribución en 3000 salas de cine. Esto sumado a la inversión de marketing, hace que las películas mexicanas no puedan competir dignamente con un presupuesto de 20 millones de pesos en promedio.
Es cierto que las producciones mexicanas muchas veces se quedan cortas ante las expectativas que generan desde la industria hollywoodense, pero también es cierto que aún los filmes bien creados se enfrentan a problemas sistémicos que dependen en última instancia del apoyo popular. El cine en nuestro país, como toda manifestación artística y cultural, es de suma importancia para el desarrollo saludable de una sociedad y como podemos ver por los números antes señalados se enfrenta a los problemas primarios de cualquier área del desarrollo; la falta de apoyo institucional y la invasión del gran capital extranjero. Por esto mismo, crear o recuperar una esencia nacional cinematográfica es fundamental para que esta industria crezca y por eso socializar estos números se vuelve indispensable en momentos en donde las espectaculares producciones extranjeras se roban toda nuestra atención.
Una vez más es importante reconocer que los escenarios desalentadores, en realidad son puntos de inflexión para crear nuestras propias alternativas. El reto del gremio cinematográfico es dejar de depender de los monopolios de distribución y de los escasos recursos públicos que se destinan a esta industria. Es momento de fortalecer el amplio movimiento de cineclubes independientes, que pueden ser un aliciente en la exhibición de obras mexicanas, y de plantear rutas para la construcción de una comunidad que vincule a los directores, las productoras, las distribuidoras y sobre todo al público que con su actividad de consumo sostienen la creación cinematográfica. Caminemos para que los festivales independientes nunca sean suficientes, para que los espacios públicos [e incluso los privados] se conviertan en puntos de exhibición del amplio discurso cinematográfico, que por su amplitud y diversidad quizá sea el más eficiente para la lograr la apremiante reestructuración del tejido social en el país.
Texto original para el Cine Nómada