Venezuela: ¿Hubo fraude en las elecciones presidenciales?
A 12 días de las elecciones presidenciales en Venezuela, la Comisión Nacional Electoral aún no ha publicado las actas que se supone avalan el triunfo de Maduro. Juan, un abogado venezolano que decidió permanecer en el anonimato por motivos de seguridad, afirma que, aunque los resultados fueran verídicos, hubo tantas trabas que no se puede considerar una elección democrática.
El 25 de julio se celebraron elecciones presidenciales en Venezuela. Diez candidatos contendieron y miles de observadores internacionales estuvieron presentes. Los resultados oficiales de la Comisión Nacional Electoral (CNE) declararon ganador a Nicolás Maduro con el 51%, quien lleva en el poder desde 2013. El candidato opositor Edmundo González Urrutia obtuvo el 44% de los votos, según este conteo.
Juan salió de Venezuela hace 16 años, aunque aún mantiene una empresa allí, por lo que visita regularmente el país. Ahora vive en España junto con su familia. Dos eventos apresuraron su salida: el primero, que en la escuela primaria de su hija cayó una bomba lacrimógena procedente de una manifestación que pasaba cerca del plantel; el segundo, que asaltaron a su hija y a su esposa mientras estaban en su coche a punta de pistola. Su hija tenía 11 años y decidieron que lo mejor para ella era vivir lejos. Habían sido testigos del descontento, la censura y la burocracia durante mucho tiempo. Juan, que tiene poco más de 50 años, vivió la transición hacia Hugo Chávez. Aunque admite que hizo muchas cosas buenas, las hizo desde el autoritarismo. El partido se volvió el Estado.
Juan no sabe si hubo fraude o no porque aún no se han publicado todas las actas. Lo que sí tiene claro son todas las trabas impuestas para favorecer la elección de Maduro. En primer lugar, la inhabilitación de 15 años a la mayor contrincante de Maduro, María Corina Machado, emitida por la Contraloría General de Venezuela por no incluir bonos de comida en su declaración patrimonial. Esto llevó a que Edmundo González Urrutia contendiera en su lugar.
En segundo lugar, los venezolanos en el exterior —que se calcula que son entre 5 y 7 millones, el 17% de la población— no podían votar si no tenían la residencia del país en el que se encontraban. La situación es irregular para gran parte de la población que ha salido del país, por lo que no pudieron ejercer su derecho al voto. En tercer lugar, un conocido de Juan que fue observador electoral vio que le pidieron al testigo de la coalición Plataforma Unitaria Democrática, el partido de Edmundo González Urrutia, que saliera del centro en un momento determinado.
En cuarto lugar, y como ya lo mencionó Juan, el partido es el Estado. Muchos de los puestos en el CNE están ocupados por ex miembros del partido. Tal es el caso del presidente de la Comisión, Pedro Enrique Calzadilla, quien se desempeñó como ministro en los gobiernos de Chávez y Maduro.
Además, antes de las elecciones se amenazó a la gente con quitarles beneficios como las despensas subsidiadas por el gobierno si no votaban por el oficialismo. Incluso Maduro advirtió diez días antes de las elecciones que, si no querían un baño de sangre o una guerra fratricida, la gente debía garantizar una victoria rotunda. Las encuestas previas favorecían a Edmundo González Urrutia por un margen del 20%.
Juan no pudo votar porque, al momento en que se abrió la convocatoria para los venezolanos en el exterior, él se encontraba en Venezuela y debía estar en España. Tuvo una reunión con el personal del CNE, pero fueron reacios a esta medida. También contó que amigos y conocidos le enviaron 14 actas en las que Edmundo González Urrutia ganó con más del 60% de los votos. Lo que le llamó la atención de estas actas es que eran de municipios “rojos, rojitos”, en los que históricamente se había votado a la izquierda. Juan piensa que, a estas alturas, ya está perdiendo el favor de las bases populares.
Maduro dijo que tras las elecciones habría paz y estabilidad, lo cual está lejos de cumplirse. También declaró que hubo un intento de hackeo masivo a las actas del CNE. La Comisión lo declaró ganador cuando aún faltaban el 20% de las actas y habían pasado menos de 24 horas. Dado que la diferencia entre un candidato y otro es de 500 mil votos, ese 20% que falta por escrutar podría cambiar el resultado de la elección. En su discurso de victoria, Maduro anunció: “Este es un triunfo de la esperanza, de la verdad, del camino señalado por nuestro comandante Hugo Chávez para construir una sociedad alternativa al capitalismo salvaje”.
María Corina Machado, por su parte, anunció que tenían el 100% de las actas del CNE y que estas confirmaban que Edmundo González Urrutia obtuvo el 70% de los votos y Nicolás Maduro el 30%.
Poco después del proceso electoral empezaron las manifestaciones masivas en contra del resultado. La policía y los servicios de inteligencia han desplegado el “operativo tuntun”, en el que persiguen y arrestan a activistas y manifestantes. Hasta ahora, el conteo es de 1,200 detenidos y 17 muertos. Cientos de personas se han reunido afuera de los centros penitenciarios a la espera de noticias de sus familiares, según un reportaje de CNN.
Los colectivos, organizaciones armadas creadas por Hugo Chávez, salen a las calles, disparan balazos y detienen a la gente. Los familiares de los detenidos han declarado que a muchos de ellos se los llevaron arbitrariamente, mientras regresaban del trabajo o iban a la tienda. También han difundido que arrestan a las personas que aparecen en los videos de las manifestaciones y van por ellos a sus casas.
El fiscal general de Venezuela, Tarek William Saab, dijo que los detenidos enfrentarán cargos por delitos como incitación al odio, terrorismo, resistencia a la autoridad, obstrucción de calles o vías y desobediencia de las leyes. Maduro también declaró que detendrán a “todos toditos” los criminales fascistas y los están trasladando a cárceles de alta seguridad.
Los conocidos y familiares de Juan en Venezuela están callados. Tienen familia, no quieren perder su trabajo. Tienen miedo. Saben que las protestas no son pacíficas y que, en caso de arresto, el sistema judicial también es parte del partido.
El 31 de julio, en una conferencia de prensa, Maduro dijo: “No quisiéramos ir a otras formas de hacer revolución. Queremos continuar en el camino que Chávez trazó. Pero si el imperialismo norteamericano y los criminales fascistas me obligan, no me temblará el pulso para llamar al pueblo a una nueva revolución con otras características”.
El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, pidió a la Corte Penal Internacional el arresto de Maduro por la represión desplegada contra los manifestantes. Líderes internacionales han pedido que se publiquen las actas. Tanto la Unión Europea como Estados Unidos no reconocen la victoria de Maduro.
Juan piensa que hay tres posibilidades ante esta situación: la primera es una negociación. Maduro enfrenta un proceso judicial ante la Corte Penal Internacional, una orden de captura con 15 millones de dólares de recompensa emitida por Estados Unidos por el crimen de narcotráfico, y además cuenta con las fuerzas militares y paramilitares del país. No va a renunciar a la presidencia si no le quitan “la espada de la cabeza”.
Otra opción sería una guerra civil, que Maduro ya advirtió y que sería extremadamente desproporcionada. Y la tercera posibilidad es un éxodo migratorio aún mayor, con más gente forzada a salir de Venezuela.
Juan quiere volver. Dice que su esposa solo duerme bien en su país de origen. Su hija tal vez ya no comparte el mismo arraigo, pero ellos sí. “Extraño todos los días Venezuela, extraño todos los días las cosas de los venezolanos”. Pero necesitan seguridad jurídica y económica para regresar. No solo es una cuestión de que se acabe el régimen, sino de recuperar el tejido social que no ha conocido otra cosa desde hace más de 20 años.